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Hojaldre de lacón y camembert (y otros hojaldres de aprovechamiento)

Si tienes una plancha de hojaldre en le nevera o el congelador es más que probable que puedas improvisar una cena en cuestión de minutos; la receta de hoy viene con muchas ideas extra para rellenarlo.

Facilísima y deliciosa
Facilísima y deliciosaCLARA PÉREZ VILLALÓN

En mi nevera -o congelador- siempre hay una plancha de hojaldre de supermercado, lista para ser rellenada con cualquier cosa que se me ocurra o vea que corre riesgo de morir refrigerada. Me gusta más ir directamente a alguna panadería o pastelería y que me vendan su hojaldre artesano, pero cada vez es más complicado encontrar establecimientos que lo hagan. Así que optar por los que venden -solo de mantequilla, sin grasas ignotas- en las tiendas es una alternativa fácil y barata: particularmente el de Mercadona me da muchas alegrías.

También podéis liaros la manta a la cabeza y preparar vosotros vuestro propio hojaldre como os explica aquí Ana Vega ‘Biscayenne’, pero la tarea es un pelín complicada, todo hay que decirlo. Otra opción es usar, en lugar de hojaldre, una masa de empanada tanto comprada como elaborada a mano (es más facilonga de hacer y también da unos pasteles salados y dulces para quitar el sentido).

Las posibilidades ante una plancha de hojaldre son infinitas y abarcan desde el que véis en la foto relleno de lacón ahumado, queso Camembert y un poco de sofrito de tomate mezclado con unos cubitos de membrillo casero -si no habéis probado a modificar vuestro tomate frito con esto os estáis perdiendo una delicia- hasta envolver en su totalidad una cuña de queso brie con un poco de tapenade, bacon y cebolla caramelizada o emplear cualquier guiso que ya hayamos comido un par de días en casa y queramos transformar.

Para esto el pollo asado es uno de los reyes, porque un hojaldre relleno con sus restos desmenuzados, mezclado con su propia salsa, un poco de sofrito de cebolla y alguna especia divertida como la mezcla trampera canadiense gustará a todos, y más si le agregamos algunos pimientos asados. También son una excelente farsa los calamares guisados, tanto rubios como en su tinta siempre que los piquemos a conciencia para dejarlos muy pequeñitos y colemos su salsa para reducirla muy bien y que no se nos quede aguachirri al meterlo en el horno. También me flipan las carrilleras o el rabo de toro desmigados. añadiéndoles algún toque para que cambien ligeramente de sabor del plato que hemos estado comiendo los días anteriores a nuestro hojaldre: un poco de mole, curry o incluso limones iraníes.

Si tenéis verduras que se están echando a perder, una fórmula que no falla es la de la tartaleta con el hojaldre como base, alguna capa de queso, crème fraîche, tomate, mermelada o chutney y terminando con los vegetales aliñados y al horno es una fantástica opción -echadle un vistazo a este con tomates cherry de nuestra editora Mònica Escudero- igual que podría serlo hacer empanadillas individuales de cualquier sofrito de verduras con atún, de caponata de berenjenas o incluso de pisto manchego.

Dificultad: Hay que tener horno.

Ingredientes

  • Una plancha de hojaldre (unos 250 g)
  • 150 g de lacón ahumado, cortado a cuchillo si es posible
  • ½ queso Camembert (unos 200 g)
  • 5 cucharadas de sofrito de tomate casero
  • 50 g de membrillo casero
  • Orégano

Instrucciones

1.
Calentar el sofrito de tomate en un cazo y agregar el membrillo troceado, removiendo bien para que se integre. Dejar enfriar.
2.
Calentar el horno a 200ºC. Estirar la plancha de hojaldre con la ayuda de un rodillo y cortarla por la mitad.
3.
Colocar una mitad sobre papel de hornear y poner encima el sofrito de tomate y membrillo. Encima, poner el lacón, el queso camembert cortado y un poco de orégano.
4.
Cubrir con la otra mitad del hojaldre y sellar bien los bordes con la ayuda de los dedos.
5.
Para que el hojaldre brille más, pincelarlo con un poco de huevo batido (si se quiere).
6.
Pinchar la parte superior central del hojaldre con un tenedor (para que no se hinche mucho).
7.
Introducir en el horno y hornear aproximadamente 20 minutos. El tiempo concreto depende del horno de cada uno: lo mejor es tenerlo controlado para que no se dore demasiado. Servir caliente.

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