Pollo asado con ciruelas frescas
Aprovechamos la temporada de ciruelas para usarlas en una receta salada con unos jugosos contramuslos de pollo. Puedes ponerle patata, boniato o servirlo sobre una base de arroz o cuscús: triunfarás seguro.
Por alguna razón que nunca he entendido muy bien estamos más acostumbrados a guisar con ciruelas secas que con su versión fresca. Ahí es donde me pierdo: tenemos muchas variedades de temporada, a un precio muy razonable y que quedan ideal con carne de cerdo, pato o pollo (además de en platos fríos). Por aquí ya han desfilado aderezando un lomo, en ensalada con tomate y en crema con melón y calabacín, además de jetapostres en las que las cocimos con vino y acompañamos con mascarpone. De aves nada de nada, así que me tocó hacer justicia y encender el horno.
Para este asado usé las ciruelas Stanley -más bien alargadas, moradas por fuera y amarillas por dentro- porque están en plena temporada y me gusta el equilibrio entre dulzura y acidez que tiene. Podéis usar el tipo que más os guste, teniendo siempre en cuenta que si ponéis unas claudias el plato quedará muy dulce y si lo hacéis con unas que estén demasiado ácidas va a parecer pollo al limón. Si solo disponéis de variedades con una de las dos características podéis combinar dos tipos diferentes y ya estará solucionado.
Le puse patatas mini -también llamadas “baby” o “del chef”- porque tenía unas cuantas rondando por casa, pero cualquier tipo de patata nueva -troceada, en este caso, para que se haga a la vez que el pollo- serviría. También podríamos poner boniato o unos puerros, más cebolla y un poco de hinojo. Si lo servís sobre un poco de cuscús, un arroz suelto o con un buen pan de hogaza para mojar seguro que no os ponen pegas.
Para asar un pollo entero, usad la técnica que os enseñamos en este vídeo y poned las ciruelas en la base junto a las verduras. Si tenéis un pequeño problemilla de adicción con el ajo asado como alguien que conozco -bueno, vale, soy yo- podéis esconder unos cuantos más sin golpear en la bandeja. El pollo no quedará fuerte, y tendréis algunos dientes para rechupetear o untar en una rebanada de pan de hogaza con un poco de mantequilla, sal y pimienta.
Cada horno, cada pollo y cada verdura es un mundo, así que es posible que cuando vayáis a subir la temperatura del horno para dorar la piel del pollo no haya tanto jugo en la bandeja como para tener que reducirlo (durante la última parte de la cocción siempre reduce un poco, al ir destapado). En ese caso podéis dedicaros a tomar un aperitivo, poner la mesa o hacer placajes a los amigos, familiares o víctimas potenciales de los aromas que salen del horno, que a estas alturas estarán preguntando cada dos minutos “cuándo comemos”.
Dificultad: Menos de lo que le costó a Marjane Satrapi hacer el suyo.
Ingredientes
Para 6 personas (o 4 con bastante hambre)
- 6 contramuslos de pollo (si puede ser, campero)
- 6 ciruelas rojas tipo Stanley (o al gusto)
- 1 cebolla dulce
- 4/6 dientes de ajo
- 100 ml de vino blanco seco
- Unas ramas de romero (o tomillo)
- 400/600 g de patata nueva (depende del hambre)
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- Sal
- Pimienta
Instrucciones
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