Brochetas de rape, calabacín y albahaca
La complicidad entre los ingredientes es un escándalo, y son tan fáciles de comer que desaparecerán de tu mesa en pocos minutos.
¿Conoces algún recurso mejor que las brochetas para estirar el género cuando el ingrediente principal es algo escaso? Es un poco como el milagro de los panes y los peces pero en versión terrenal. En esta ocasión, el reto es alimentar a cuatro almas hambrientas con medio kilo de rape y que queden saciadas y contentas, y para ello contamos con la complicidad del calabacín, que se deja hacer encantado de la vida.
El asunto de aromatizar la jugada queda en manos de la albahaca, una hierba que entró tarde en mi vida, pero que se ha quedado para siempre, con un sitio fijo en la despensa o en la maceta, si el clima acompaña.
La gracia de esta brocheta de rape, calabacín y albahaca está en conseguir que el calabacín esté en ese punto justo en que resulta crujiente. Para ello, hay un primer paso en el que se saltean los dados a fuego muy fuerte durante muy poco tiempo, consiguiendo una primera cocción que permitirá que no queden demasiado crudos una vez montada y cocinada la brocheta. Si lo cocináramos todo a la vez, correríamos el riesgo de que el pescado quedara demasiado hecho o el calabacín muy crudité.
Te aconsejo que trocees el rape en casa para poder calcular el tamaño de los dados y que encajen con los trozos de calabacín. Pide en la pescadería que corten un único trozo de rape de 600 gramos, que eliminen la espina (llévatela y haz un fumet para dar sabor a los arroces) y te sirvan los dos lomos resultantes enteros (que pesarán los 500g que necesitas para hacer las brochetas). El pescado se conservará mejor y podrás cortarlo como tú quieras con muy poco esfuerzo.
No me puedo ir de aquí sin pedir a los fabricantes de utensilios de cocina que dignifiquen un poco el mundo brocheta y diseñen algo con más salero que esas brochetas de madera anodinas de usar y tirar. Algo que podamos poner a las visitas y dejarlas con el culo torcido. Que cuando les sirvamos unos pinchos de pollo aplaudan entre vítores, o padezcan una euforia colectiva al coger una brocheta japonesa de huevo de codorniz. No hace falta que en el extremo luzcan un águila o el escudo de la Casa Lannister, pero siempre he echado de menos tener un juego de brochetas metálicas bonitas que dejar a mis herederos. Dicho queda. Cosas mías.
Dificultad: Para calabacines en flor.
Ingredientes
Para cuatro raciones
- 500g de rape
- El zumo de dos limas
- 1 calabacín grande
- Un manojo de albahaca
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pimienta negra recién molida
- 1 cucharadita de mostaza
- Espinacas baby o cualquier mezcla de ensalada verde
- 1 cucharadita colmada de semillas de sésamo
Instrucciones
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.