Saganaki de feta con sésamo
Un clásico griego que consiste en rebozar y freír su conocidísimo queso para tomarlo calentito y tostado. Alerta: puede convertirse en tu nuevo aperitivo favorito
El saganaki de feta es ni más ni menos que un bloque de queso feta rebozado y frito, algo que no puede tener más que virtudes. Se trata de un aperitivo típico griego que debe su nombre a una sartén pequeña y pesada, con dos asas, que tradicionalmente se usa para freír el queso, saganaki. Sartencilla de feta quiere decir, resumiendo.
El feta es un queso que mantiene muy bien su estructura a pesar del calentamiento, por eso es ideal para tostarlo; se esponja, pero no se derrite. El calcio, por un lado presente en la leche y que se puede añadir también en el proceso de coagulación si es necesario, ayuda a obtener una cuajada estable y, posteriormente, un queso firme, estableciendo uniones con la caseína, proteína de la leche.
Pero estos enlaces se manipulan variando la acidez de la cuajada, que se hacen más firmes o menos según el pH. Si el ácido está por debajo de cierta concentración, el queso es derretible; pero si sube de cierto límite, las moléculas de caseína se enlazan entre ellas directamente, de forma que siguen estabilizando la estructura y evitan que el queso fluya al calentarlo. El feta tiene una acidez tal que mantiene la cuajada firme y sin fluir.
Para el saganaki el queso se suele rebozar en harina antes de tostarlo; en esta receta lo rebozamos adicionalmente en huevo batido para asegurarnos de que las semillas de sésamo se peguen firmemente. Prepara bien de pan o crackers para rebañar hasta la última molécula de este feta calentito y tostado, y dale.
Dificultad: Más fácil hacerlo que decirlo
Ingredientes
- 75 ml de aceite de oliva
- Un bloque de queso feta de
- 1 huevo
- 3 cucharadas de harina de trigo o de arroz
- 3 cucharadas de sésamo blanco
- 3 cucharadas de panko
Instrucciones
Preparar tres platos, uno con la harina, otro con el huevo batido y un último plato con el sésamo mezclado con el panko.
Calentar una sartén pequeña con el aceite de oliva.
Pasar el bloque de feta por papel de cocina para secarlo un poco y rebozarlo primero en la harina, segundo en el huevo y por último en la mezcla de sésamo/panko.
Freír el queso feta rebozado por todas las caras hasta dorarlo.
Pasar el feta con cuidado a un plato con papel de cocina para absorber algo de la grasa y servir de inmediato con pan y, si se quiere, con un chorrito de miel.
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