Lugares poco turísticos para comer a gusto en Pamplona
En San Fermín o cuando sea, si a la ciudad hemos de ir que sea sabiendo dónde disfrutar de su gastronomía. Nuestro recorrido, que incluye tortillas, gambas u hojaldres, se sale de los sitios trillados
Pamplona es esa ciudad conocida por las fiestas de San Fermín, por su equipo de fútbol peleón y, también, por ser parada y fonda camino a San Sebastián (como pamplonica, lo digo sin rencor; nuestras setas están mucho más buenas). En cualquier caso, el furor por el turismo rural, unido al fenómeno El guardián invisible de Dolores Redondo, han colocado a Pamplona en el mapa de lugares a visitar de muchos viajeros, incluso fuera de la inminente temporada sanferminera. Si eres una de esas almas intrépidas, he aquí una guía que te permitirá disfrutar de la interesante gastronomía de la ciudad fuera del circuito más turístico.
Algo que vale la pena no sólo porque, como decía aquel, “Pamplona es esa ciudad en la que el plato combinado es más grande en la vida real que en la fotografía”. También por la variedad y calidad de lugares donde comer, resultado de la riqueza en materias primas de una región en la que se cultiva y se puede obtener, prácticamente, de todo.
El frito de gamba del Bar Itziar
Si en esta ciudad se puede comer algo celestial, Javier Armentia debería saberlo. El astrofísico y director del planetario de Pamplona, así como conocido divulgador científico, es, además, un amante de la buena cocina. Como tal, nos recomienda un local situado en la calle San Fermín, muy cerca del Casco Antiguo y de Carlos III, la avenida ‘elegante’ del centro. “Es perfecto”, nos explica, “para tomarse un vermú acompañado de unos fritos de gamba”. Estos últimos tienen fama de ser los mejores de la ciudad, lo cual es mucho decir, teniendo en cuenta que la concentración de bares en Pamplona es más alta que la de ingleses en Mojácar. El resto de pintxos del Itziar no desmerecen y entre ellos destacan, por ejemplo, el de migas, el frito de pimiento o la tortilla de patata con cebolla tirando a tostadita. Javier Armentia añade que “te tratan de maravilla, y es un sitio de los de toda la vida”.
Bar Itziar: c/ San Fermín, 55. Tel. 948 231 405. Mapa.
Un tortillón en el Hawai de Pamplona
No tiene mar, no tiene olas, ni falta que le hace: el Bar Hawai de Pamplona es uno de esos locales que tiene la rara cualidad de gustar a jóvenes y a mayores, a instagramers y amantes de las sopas de letras, y a nuestra amiga Garbancita. Conocida como Cristina Martínez antes de convertirse en divulgadora gastronómica en internet, esta pamplonica considera al Hawai un valor seguro en la ciudad. “Igual piensas que conoces la mejor tortilla de patata de Pamplona, aunque, si no has estado aquí, no lo creo…”, nos espeta. “En el bar Hawai la hacen al momento y para el número de personas que la vayan a compartir. La patata y la cebolla se confitan lentamente hasta que quedan prácticamente caramelizadas. Con el huevo apenas cuajado, imagínate…”, añade. Para aquellos que se han vuelto inmunes a las incontables recetas de la mejor tortilla de patatas, la carta del Bar Hawai, corta pero intensa, ofrece otras opciones que, junto a la compañía, te permiten convertirte en pamplonica por un rato: manitas de cerdo a 15 euros, seis albóndigas a 7,5 euros, pimiento en tiras, pimiento bacalao a 10,5 euros las tres unidades, o ajoarriero a 7,5 euros la ración. De este clásico fundado en 1973, situado en el elegante barrio del Ensanche, junto al Casco Antiguo, Martínez destaca, así mismo, su carta de vinos. “Los amantes de los vinos generosos se sorprenderán al encontrar en su mostrador manzanilla, oloroso y palo cortado, una oferta muy poco habitual en la ciudad”, cuenta.
Bar Hawai: c/ Navarro Villoslada,14. Tel. 948 24 50 40. Mapa.
Quesadilla de lacón en la Cuesta de Santo Domingo
Muchos habrán visto en numerosas ocasiones, sin saberlo, esta calle adoquinada y en pronunciada pendiente del coqueto casco antiguo de Pamplona. En la Cuesta de Santo Domingo comienza el encierro, cada mañana, del 7 al 14 de julio, y aquí cantan las mozas y mozos a San Fermín antes de la carrera, como alabanzas canta Begoña Goitiandia al Sister Bar sito en la misma calle. “Casero. Pequeño. Y con propuestas que fusionan la cocina asiática y sudamericana, siempre con su toque personal”, explica la periodista del Diario de Navarra especializada en gastronomía. “Tras una puerta acristalada y un letrero no muy llamativo, el local se configura en dos espacios: la parte de arriba con un ambiente de bar, con mesas altas y luz más tenue; y un comedor abajo para esos momentos de cuadrilla. Si sólo pudiese pedir un plato, no me iría sin probar la quesadilla de lacón”, añade. El Sister Bar es un pequeño templo de fusión en el que no se te funde la cartera. Alicante -de donde son sus fundadoras- y Navarra, comida y arte gráfico, Asia y Sudamérica se unen en un espacio donde se pueden degustar desde unas croquetas de queso azul con mermelada de tomate picante a 10,50 euros las cinco unidades, pasando por un tiradito de lubina, pepino, salicornia y eneldo a 16, o un secreto ibérico con manzanas caramelizadas y migas por 17 euros. Interesante es, también, la carta de vinos, no muy amplia, pero variada, y que permite descubrir pequeños productores.
Sister Bar: c/ Santo Domingo, 4. Tel. 948 499 661. Mapa.
La oreja frita del Bar Mochuelo
La Milagrosa es uno de esos barrios que no pisas a no ser que vivas ahí, o que vas al Bar Mochuelo. Una vez has pisado ambos, eso sí, descubres que tienen mucho más que ofrecer de lo que creías, y te encuentras volviendo una y otra vez. Esto es, justamente, lo que le sucede a Pilar Idoate, chef del restaurante Europa, toda una institución en Pamplona y con una estrella Michelin desde 1993. “Suelo ir al Bar Mochuelo a comer la oreja de cerdo frita y rebozada, que no hace nadie más en la ciudad”, explica. “Es un bar de toda la vida, que puede llevar más de 50 años abierto, gallego. También hacen muy bueno el pulpo y los pimientos de Padrón, y todo se puede degustar con vinos albariños y ribeiros”, añade. ¿Por qué acudir a un gallego en Pamplona? Debido a su localización, a la capital navarra llega producto fresco del Atlántico cada mañana. Además, este local, agradable, y sin pretensiones, ofrece una carta de productos típicamente gallegos a precios que reflejan la ausencia de diseñador. Desde una ensalada de pulpo y frutas a 7,40 euros, pasando por la mencionada oreja rebozada a 13,90 la generosa ración, y a 11,90 la de mejillones con tomate. Su terraza con vistas a una agradable plazuela permite disfrutar del ambiente de barrio a pocos minutos a pie del centro de Pamplona, del campus de la Universidad Pública de Navarra, y del estadio del Osasuna.
Bar restaurante Mochuelo: c/ Juan María Guelbenzu, 48. Tel. 948 235 009. Mapa.
Verdura de temporada y jamón de pato en Le Petit Comité
“Detrás de esa pinta de hippie se esconde un chef que cocina de maravilla, máster en el Basque Culinary Center, que hace unos guisos y unas croquetas fantásticos”. El chef y asesor gastronómico Aitzol Zugasti, o Az Gastronomía, no escatima halagos para con Juan Flamarique, fundador de Le Petit Comité. Se trata de un pequeño restaurante con espacio para 18 comensales y mucha imaginación, la que permite a Flamarique marcarse una “mousse de tuétano con salsa de carne, alcachofa, cardo y brócoli, vinagreta de maracuyá y limón rayado”, por ejemplo. Éste es el estilo de pintxos que podemos encontrar en este local en el barrio de San Juan, junto al precioso parque de la Taconera, que Flamarique concibió como lugar de encuentro para pequeños grupos de amigos o parejas. Su carta está basada en ingredientes de temporada y proximidad, con algún cameo chino o tailandés; entre los entrantes, las gyozas de cerdo y verduras se dan la mano con las verduras de temporada y jamón de pato, uno de sus platos estrella, o las piparras con papada ahumada. Los segundos incluyen atún salteado agridulce, taco de gorrín confitado o rabo de ternera estofada. Los precios por plato van de los 12 a los 24 euros, ambiente bueno y distendido incluido.
Le Petit Comité: c/ Monasterio de Iharte, 1. Tel. 948 273 959. Mapa.
La crepe de endivias y queso de La Crepería
La historiadora gastronómica Magalí Ortiz recuerda bien “esos crepes dulces y salados, caseros, con productos súper buenos” que comía en La Crepería cuando estudiaba en Pamplona, y que sigue degustando cada vez que puede. Se diría que, además de sabrosos, los mencionados preparados avivan el intelecto: Ortiz culminó sus estudios en Pamplona con la re-edición del libro Arte de cocina, una recopilación de recetas del siglo XVII de Francisco Martínez Montiño, considerado el Ferran Adrià de la época. La historiadora destaca el encanto de este pequeño local del Casco Antiguo, así como el buen trato de sus dueñas, todo lo cual se refleja en la habitual cola fuera del establecimiento los fines de semana. Esa pequeña espera es un buen momento para leer y elegir de entre los más de cincuenta tipos de crepes de la carta, que incluyen, además de los clásicos ingredientes, otros como las endivias, el chatka, la salsa rosa o la tortilla.
La Crepería: c/ San Gregorio, 23. tel. 948 225 268. Mapa.
La cocina nikkei del Mixtura
Los establecimientos de comida internacional tardaron en llegar a Pamplona. Incluso los de comida rápida: el restaurante Mixtura abrió sus puertas cuando algunos aún pensábamos que Nikkei era una marca de deportivas. Sin embargo, su buen hacer, tanto en la cocina como en la sala, ha convertido a muchos pamploneses en adeptos a este tipo de gastronomía. “Hoy en día hay en España muchos restaurantes de cocina nikkei, pero pocos lo son al 100%, y el Mixtura es uno de ellos”, nos explica Magalí Ortiz. “Todo es súper original, simpático, y a la vez cuidado, muy colorido y elegante, a juego con el tipo de comida que están sirviendo y con el tipo de restaurante que son. Conocen perfectamente los tiempos y lo que están sirviendo y cocinando”, añade. El cebiche de atún rojo con ponzu de mandarina y crujiente de alga, la tosta de anguila ahumada con wakame, el karaage de pollo con salsa de ají amarillo o el ala de raya glaseada a la brasa con majao de yuca son algunos de los siete platos del menú degustación a 49 euros. El menú del día, a 35, más los platos a la carta completan las opciones culinarias, que se complementan con una interesante selección de vinos nacionales e internacionales. En Pamplona, gracias al Mixtura, comparar el cebiche con el ajoarriero ya no es sacrilegio. Si a ello sumamos un precioso local situado a las verdes afueras, en los bajos del Centro de Arte Contemporáneo de Uharte, la visita está más que justificada.
Restaurante Mixtura: c/ Calvario 2, Uharte. Tel. 948 596 025. Mapa.
Los hojaldres rellenos de Hojaldres Martina
De trufa, de avellana, de café; y rápido, si quieres que te quede alguno: los hojaldres rellenos son uno de los manjares que se pueden degustar en Hojaldres Martina, un pequeño obrador que, en el poco tiempo que lleva abierto, se ha convertido en una institución en Pamplona. Al menos así opina otro maestro de las masas dulces, en este caso Elías Elizalde, de la Churrería La Mañueta, en funcionamiento desde 1890. Elizalde dice de Hojaldres Martina que es “un lugar en el que prevalece la filosofía artesanal, y cuyo hojaldre es de una finura ya difícil de encontrar. Es la aldea local frente a la aldea global”. El local está ubicado en el barrio de Iturrama, junto al gran parque de la Vuelta del Castillo, buen lugar para pasear un par de kilómetros si sucumbimos a los encantos de este obrador; resistirse a sus cruasanes, KouignAmann -pastelito de hojaldre de origen bretón-, caracolas con glaseado de limón u hojaldres rellenos de yema puede resultar complicado así que para qué estresarse intentándolo.
Hojaldres Martina: c/ Erletokieta 9. Mapa.
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