¿Chupito de ensaimada? Cinco destilerías que hacen licores diferentes
Hay vida más allá del anís o el licor de hierbas: esta es la historia de cinco empresas que producen destilados con sabor a mantecado, té de roca, setas o algarroba.
El anís o el licor de hierbas son bebercios con tradición, asentados desde hace décadas en las sobremesas españolas. Pero reconozcámoslo: están más vistos que una sesión de Bizarrap. Esto no quiere decir que haya que aborrecerlos, nada de eso, solo que en ocasiones también se puede cambiar y que así esas copas tengan un sabor distinto al habitual. Si el sushi es casi tan conocido hoy día como el puchero, ¿por qué no atrevernos a probar licores algo exóticos? Existen muchas opciones para ello en el mercado nacional, no hace falta acudir al de Japón.
Hay destilerías que beben -nunca mejor dicho- de su entorno. Empresas andaluzas, cántabras o gallegas que aprovechan los sabores propios de la tierra que les rodea para elaborar destilados con ellos. Mirabeles, algarroba, té de roca, ensaimada o mantecados: hay multitud de bebidas alcohólicas que llevan el sello de su región, tan familiar para algunos, tan ajeno para otros. Todos estos productos, eso sí, cuentan con una historia detrás de creatividad y trabajo para conseguir encerrar esos aromas en una botella.
Crema de mantecado de Destilerías Martes Santo
“Esta destilería fundada en 1870 la compró mi padre en los setenta al escuchar que había intención de cerrarla. La explotó durante varios años, pero a mediados de los noventa tuvo que parar la actividad tras sufrir un accidente de tráfico”, narra Manuel Belchi, actual gerente de la empresa. Antes del parón, el padre de Manuel tenía una línea de productos acorde al lugar donde los elaboraban, en Higuera de la Sierra, un pequeño pueblo de la serranía onubense: anisados y licores de guindas, de moras y de bellotas. Bebidas clásicas, hechas con ingredientes fáciles de encontrar por la zona.
Una década después, en 2006, padre e hijo decidieron reabrir Destilerías Martes Santo: “Entre obras en la nave y papeleo, las primeras botellas no se comercializaron hasta octubre de 2008. Salimos con los anisados y el licor de guindas, que eran los buques insignia de la compañía cuando se paró la actividad”, cuenta Manuel. “Nos pasamos dos años trabajando como los que más hasta que por fin empezamos a vender. Fue tan ilusionante como duro, pero ha sido y es uno de los proyectos de mi vida”, dice este empresario.
Pero el catálogo no se quedó en estos dos tipos de bebidas, qué va: “Más tarde lanzamos el licor de castañas. Como soy tan inquieto y necesito tener proyectos nuevos en la cabeza, sacamos el de limón y naranja, y luego nos metimos en el mundo de las cremas: de orujo, chocolate, anís o la leche de pantera, uno de los artículos que más vendemos en la actualidad”, afirma Belchi. La última incorporación, una crema de mantecado con 17 grados de alcohol, que elaboran con un destilado de almendras, canela, vainilla y una base láctea (nata con solución hidroalcohólica). “La sacamos en colaboración con una empresa de Estepa para que nos diera el visto bueno de si sabía o no a este dulce navideño. Queríamos que pasara lo que está pasando: que al probarla parezca que te estás comiendo un mantecado”. Y la idea ha funcionado de maravilla: “El año pasado ya tuvo muy buena aceptación, y para este hemos retocado y mejorado la fórmula, queríamos refinar ciertos matices”, comenta Manuel, que asegura que no para de pensar en posibles nuevas bebidas: “Cuando me estanco, me deprimo”, comenta entre risas.
Cómo conseguir sus productos: se pueden adquirir sus botellas en la tienda online de la empresa. Hacen envíos a toda España peninsular.
Licor de té de roca de Orulisa
“Mi madre, como casi todas las personas de la comarca Liébana, destilaba en casa con sus alquitaras. Aquí hay mucha tradición, forma parte de la cultura de la zona: la gente hacía vino para tener buen hollejo para el orujo”, declara Isabel García, propietaria de Orulisa, con sede en Cillorigo de Liébana (Cantabria). “Ella se fue a otras zonas de Europa para conocer cómo se elaboraban los licores en cada sitio, y en 1986 decidió fundar su propia destilería”, cuenta. Desde hace 12 años es Isabel quien dirige la empresa, aunque manteniendo el mismo sistema de producción: “Se hace de la misma forma que se hacía hace 200 años en Liébana, con los mismos aparatos. Mi madre ideó un sistema para colocar unas alquitaras bastante pequeñas que teníamos en casa, y con 24 como esas elaboro las bebidas”.
El primer producto que sacó Orulisa al mercado fue el aguardiente de orujo, pero justo después comenzó a destilar la que a día de hoy es la botella estrella de Los Picos -marca comercial de la compañía-: el licor de té de roca, que tiene un 30% de volumen de alcohol. Esta hierba -Sideritis hyssopifolia-, que nada tiene que ver con la planta del té, es muy común en los Picos de Europa: “La gente de la zona la suele tomar en infusión, a la que se le añade por lo general un chorrito de orujo”, explica esta empresaria cántabra. “Mi madre, en lugar de hacer esto, dejaba macerar la hierba en el orujo durante algo más de un mes”.
Isabel detalla que deja pasar unos días tras recoger el té de roca, “porque así la bebida adquiere el dulzor propio del que está ya seco”. “Es un licor muy sutil, porque no lleva una gran carga ni de azúcar ni de hierba. Y luego de fondo está el aroma del aguardiente de orujo de Liébana, claro”, comenta. Además de este producto también venden crema de miel o de café, entre otros, pero el licor de té es la referencia que más venden. “Es que está muy bueno, la verdad”, apostilla.
Cómo conseguir sus productos: Orulisa cuenta con su propia tienda online. Envían sus botellas a cualquier lugar de la España peninsular.
Licor de algarroba de Licores Grazalemeños
“Mis abuelos tenían una destilería aquí en Grazalema en la que elaboraban licores con los frutos silvestres de la sierra. Cuando no había tanta variedad como hoy, ellos los preparaban con los productos de nuestro entorno”, comenta Antonio Borrego, gerente de Licores Grazalemeños. Sus padres no tomaron el relevo, pero Antonio confiesa que siempre tuvo ganas de recuperar aquella labor: “Llevaba toda la vida viendo en casa una libreta con las recetas: cuánto fruto le ponían, las especias… Con esos apuntes mi mujer y yo nos pusimos a experimentar hace ya 25 años. Tras muchas pruebas, decidimos acondicionar una nave y empezar a comercializar estas bebidas”.
Empezaron con el de algarroba y el de majuelo, dos ingredientes que se encuentran con facilidad en la sierra de Grazalema. “Más tarde seguimos con el de níspero jopón, que recolectamos en el mes de noviembre y diciembre; el de almez, de madroño, de azufaifa… Fuimos incluyendo licores con los frutos silvestres que recogemos según la temporada”, explica Borrego. Así, hasta llegar a las 12 botellas diferentes -todas con un 20% de volumen alcohólico- que componen el catálogo actual. “Compramos los aguardientes a una empresa especializada que nos lo elabora siguiendo nuestras indicaciones. Luego nosotros dejamos macerar los frutos el tiempo que mi abuelo tenía apuntado”, aclara. El trabajo, desde la recolección al embotellado, es artesano, así que la producción no es muy grande: “El mercado está muy difícil y nosotros somos una empresa muy pequeña. Pero es una satisfacción muy grande seguir el legado de mi abuelo”, remata Antonio Borrego.
Cómo conseguir sus productos: en la web Grazalema Online o escribiendo un correo electrónico con el pedido a info@licoresdegrazalema.com (envían a toda España peninsular).
Licor de ensaimada de Destilerías Campeny
Ir a Mallorca y no probar la ensaimada es como viajar a París y volver sin haber visto la torre Eiffel: un sinsentido. Pero no solo se puede degustar en su formato físico: también existe un licor con 17 grados de alcohol de este dulce. La idea surgió, como curiosidad, en el aeropuerto de la capital balear: “Mi padre desarrolló en 1994 el licor de crema catalana, que fue un éxito. Años más tarde, antes de tomar un vuelo de vuelta a Barcelona, vio a muchas personas cargando las clásicas cajas de las ensaimadas, así que pensó que podría ser una muy buena idea elaborar una bebida con este sabor”, relata Juan Campeny, copropietario de Destilerías Campeny.
Pero la versión toñante de este dulce tan arraigado no se podía hacer en Cataluña. Debía prepararse en Mallorca, por eso Amadeo Campeny, padre de Juan y fundador de la empresa, adquirió Inlima, una marca muy conocida en la isla que producía el destilado de hierbas Morey: “Cuando mi padre se enteró de que los dueños querían desprenderse de la destilería, la compró y lanzó al mercado el licor de ensaimada en 2009″. Desde entonces elaboran esta bebida “con una base cremosa de alcohol neutro a la que se añaden componentes aromáticos característicos del postre, donde se aprecian matices de canela, vainilla y manteca de cerdo”, tal y como explica Juan Campeny.
La mayor parte de las ventas se concentra, claro, en Baleares. Da fe de ello el periodista Òscar Broc, quien cató por primera vez la Aimada -marca con la que se comercializa- en una visita a esta región: “Soy alérgico a los licores marcianos, pero debo confesar que una noche alguien me dio el de ensaimada. Soy un amante de la gastronomía balear y no pude dejarlo pasar”. Ahora, cada vez que coge un avión en el aeropuerto de Mahón, se topa con las botellas de Aimada y un escalofrío le recorre el paladar. “No descarto volver a probarlo”, reconoce Broc, que aún hoy recuerda aquel “fogonazo de dulzor”.
Cómo conseguir sus productos: hay varias tiendas online especializadas que comercializan este licor. Y en tiendas físicas de Baleares y el aeropuerto de Mahón, por supuesto.
Xurupía y licor de Boletus edulis de Licores Os Maios
Hace unos años Maica Fernández trabajaba en una gestoría y Marina Lourido era profesora. Lo de destilar, que es a lo que se dedican ahora, lo tenían como pasatiempo: “Hasta que un día nos presentamos a un concurso de licores caseros y la gente nos animó a montar un taller artesanal. Esa afición al final nos llevó a este negocio”, comenta Maica. Así, en 2008 abrieron Licores Os Maios con varios clásicos gallegos: de hierbas, de café y orujo tostado. Pero pronto la curiosidad que da la vocación las llevó a desarrollar productos más innovadores y arriesgados: “Con el tiempo conseguimos hacer licor de hoja de higuera, de ruda, de lúpulo, de grelos, de toxo o de dos tipos de setas diferentes: Boletus edulis y Cantarellus cybarius. Siempre digo que hay que echarle un poquito de I+D para no quedarse siempre en lo mismo”, declara Fernández.
Esa inquietud y el apego a su tierra, la comarca del Ribeiro, en Orense, han hecho que se embarquen en un proyecto muy identitario: comercializar por primera vez la xurupía, un licor tradicional de los hogares de esta zona. “Antiguamente la gente hacía sus vinos caseros. Durante el proceso, al prensar el mosto escogían unos litros en el momento en que éste sale más limpio. Luego lo metían en barricas con aguardiente y lo dejaban macerar varios meses”, ilustra Maica Fernández. En Os Maios han elaborado tres versiones distintas con uvas godello, albariño y treixadura, las variedades gallegas más emblemáticas. “Esperamos poder embotellar el próximo verano. Sería una recuperación histórica porque no existe en el mercado”.
Cómo conseguir sus productos: a través de la tienda online de Licores Os Maios (reparten a toda España peninsular).
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