Crema de champiñones sin patata
Dorar previamente las verduras y las setas aporta un sabor más profundo, y sustituir la patata por nabo, una textura ligera que no cambia si congelas la crema. De regalo, una idea para rematarla con picatostes
Vamos con una nueva entrega de “me encantan las cremas de verduras, pero no la textura que les da la patata”, esta vez con champiñones y usando una técnica similar a la que usamos para la de calabacín que puede tomarse fría o caliente. Esta receta os servirá no solo si tampoco os convence la textura peculiar que le da el triturado -un fenómeno que se debe a la liberación de los almidones de este tubérculo-, sino también si queréis congelarla sin tener que volver a hervirla después de nuevo.
Usando nabo en su lugar conseguiremos una crema más ligera y sedosa, con el mismo sabor característico de las setas y el punto extra que aporta el dorado previo de las verduras en un poco de aceite o mantequilla (si usamos aceite y bebida vegetal sin endulzar tendremos una crema apta para intolerantes a la lactosa, alérgicos a la proteína de vaca y veganos, y seguirá estando bien rica).
El nabo que vamos a utilizar en esta ocasión no es el alargado, mal llamado daikon -que en realidad es un rábano, de sabor bastante más amargo y picante-, sino el de color blanco y forma redonda tirando a alargada, que podemos encontrar en fruterías, verdulerías y supermercados y se usa habitualmente para preparar, entre otras cosas, caldos y pucheros. También añadiremos puerro, solo la parte blanca, lo que no significa que haya que desechar el resto. La parte intermedia, que va del blanco al verde, es perfecta para cremas de verduras o tortillas, mientras la más verde y dura y la raíz, bien limpias de tierra, son ideales para un caldo. Ambas se pueden congelar, así que aquí no se tira nada (y lo mismo con las pieles y capas externas de la cebolla).
La ración de champiñones salteados y picatostes rápidos que rematan la sopa están pensados para cuatro raciones, pero si no vais a comerlos todos a la vez no los preparéis de golpe, ya que pasadas unas horas dejarán de estar tan crujientes y apetitosos. Si la vais a comer en dos o más tandas, podéis darle un toque final diferente a cada plato con una cucharada generosa de yogur y cuatro medias nueces troceadas, un huevo escalfado o a la plancha o unos dados de manzana ácida y unas lascas de queso curado (sirve para esta crema y muchas otras). Si lo que buscas es convertirla en una cena rápida añadiendo un par de cosas, aquí tienes unas cuantas ideas.
Tiempo: 45 minutos
Dificultad: La remover la verdura cada cinco minutos para que no se pegue mientas se dora
Ingredientes
Para 8-10 raciones
Para la crema
- 600 g de champiñones
- 2 cebollas
- 1 puerro grande o 2 pequeños (la parte blanca)
- 500 g de nabo (de tres a cinco, dependiendo del tamaño)
- 500 ml de agua o caldo de verdura
- 750 ml - 1 l de leche o bebida vegetal sin endulzar
- Sal
- Pimienta negra recién molida
- Aceite de oliva suave o mantequilla
Además (opcional)
- Pan para hacer picatostes
- Cebollino o tallo de cebolleta
Instrucciones
Reservar 80 gramos de champiñones para decorar.
Pelar las cebollas y trocearlas en dados grandes. Llevar una olla mediana a fuego medio, añadir un chorro de aceite o un poco de mantequilla, la cebolla y un poco de sal.
Mientras la cebolla empieza a dorarse, quitar las capas exteriores del puerro y cortarlo en rodajas gruesas. Añadir a la olla, y a partir de ahora ir removiendo cada cinco minutos aproximadamente.
Quitar la base de las hojas del nabo; si tiene algún trozo oscuro o feo, retirarlo y trocear (no hace falta pelarlo). Añadir a la olla con un poco más de sal y pimienta, y mirar si es necesario añadir un poco más de aceite o mantequilla.
Trocear los champiñones en cuartos y añadir a la olla.
Cuando todo tenga un color dorado -normalmente unos 15 minutos después de poner los champiñones, pero depende de muchos factores- añadir el agua o caldo de verdura. Si la olla es muy grande y no cubre del todo las verduras, no pasa nada: la tapa hará efecto vapor, y si removemos un par de veces durante la cocción se harán todas por igual.
Tapar, llevar a ebullición y dejar cocinar a fuego suave unos 12 minutos o hasta que los nabos estén blandos.
Mientras, si se quiere, preparar los picatostes de la guarnición: tostar unos 60 gramos de pan en dados en una sartén con un poco de aceite, a fuego medio-alto y removiendo a menudo para que no se queme.
Retirar el pan, reservar y hacer lo mismo con los champiñones reservados cortados en cuartos o en láminas (si no se usa pan, hacer solo los champiñones).
Cuando esté listo, añadir 750 ml de leche o bebida vegetal y triturar bien hasta conseguir una crema. Ajustar con el resto de líquido hasta conseguir la textura deseada y, si se ha enfriado, calentar un poco de nuevo.
Servir repartiendo la guarnición por encima, más pimienta y, si se quiere, un poco de cebollino picado.
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