La salsa del Big Mac y otras cinco recetas secretas
Se guardan celosamente bajo contratos de confidencialidad, se patentan y hasta se divulgan como venganza por un despido masisvo: ahí van algunas de las fórmulas mejor guardadas que puedes llevarte a la boca.
Ese sabor secreto, una fórmula celosamente guardada generación tras generación o la receta custodiada por guardianes de afiladas lanzas... Todo lo que suena a Santo Grial escondido por las hadas en las profundidades del bosque nos hace salivar salvajemente. ¿Un polo de limón? No, mucho mejor póngame este de Elixir Frigorizado de las Tinieblas, que ya me bailan las papilas del misterio que me está entrando.
En unos tiempos en los que, al dar la vuelta al tarro, una ve cómo la salsita rica se deconstruye sin secreto, mostrando sus pulpas y su sal, sus almidones y sus dextrosas, la receta secreta es un velo maravilloso que nos protege de saber demasiado mientras nos ofrece una experiencia chispeante. Si en una carta nos ofrecen un "bacalao receta secreta de la abuela", lo pediremos sin chistar, ansiosos por sorprendernos, palmeando como gorrinos. Porque eso somos: unos gorrinos hambrientos de mandanga nueva, especial, oculta. Dame un cóctel desconocido y no me hagas spoilers, anda.
Sin embargo, al mismo tiempo que odiamos los spoilers de ingredientes, hay un pequeño enano maligno en nuestro cerebro que busca desenmascarar el misterio, saberlo todo, al que hicimos caso metiendo el dedo en la llaga de algunas de las recetas secretas de todos los tiempos. Algunas pudieron ser desenmascaradas, otras se mantendrán por siempre jamás escondidas en un cofre de piedra en las profundidades del bosque, custodiado por hadas vampiro que nos destrozarán a dentelladas si nos acercamos. Y esa sola posibilidad hace que se nos haga la boca agua cada vez que probemos de nuevo esa salsa, ese refresco, ese pastel más cercano a la magia inexplicable que a algo tan mundano como una lista de ingredientes y un modo de preparación. Buscamos experimentar lo que sintió Moe al probar por primera vez el flameado que le ofreció Homer (después llamado Flameado Secreto de Moe): "Es como si celebrasen una fiesta en mi boca y todo el mundo estuviese invitado". Y después maravillarnos porque el ingrediente secreto es jarabe para la tos infantil.
La salsa secreta del Nebraska
Si viviste en Madrid antes de 2017 -y especialmente si lo hiciste de niño e ibas a merendar con una abuela a la que el Vip's le parecía una cosa un poquito demasiado yeyé-, seguro que comiste perritos calientes bañados en aquella salsa mágica que nadie sabía de qué estaba hecha. La famosa salsa secreta del Nebraska tenía fans enloquecidos rendidos a sus pies, que intentaron averiguar su receta para poder prepararla en casa, sin conseguir nunca un resultado igual de adictivo.
En enero de 2017, esta cadena de cafeterías echó el cierre, y 92 trabajadores, algunos con cuatro décadas dentro de la empresa, se vengaron revelando en Twitter la receta secreta de la famosa salsa. El elixir salsero que bañaba los perritos calientes de la infancia de tantos madrileños era una mezcla equilibrada de mostaza alemana de la marca Kühne Senf y mayonesa casera. Las proporciones que ofrecieron los ex trabajadores cabreados eran de 10 kilos de mostaza por cada 25 kilos de mayonesa. Por si no tenéis pensado abrir una cadena de bares, hemos escalado los ingredientes de la mayonesa, que debería mezclarse la mostaza. Tiene que ser esa; si no, el resultado es completamente distinto, lo que nos lleva a preguntarnos, en un bucle infinito de secretos, cuál es la receta secreta de esa mostaza concreta. Pero vamos al salseo.
Ingredientes
- 3 huevos
- 50 g de sal
- 1,25 l de aceite de girasol
- 25 ml de vinagre
- 650 g de de mostaza Kühne Senf
Preparación
- Emulsionar la mayonesa con una batidora, sin separar el brazo de la base hasta que empiece a espesar y ligue. Aderezar con sal y vinagre, añadir la mostaza y conservar en un bote en la parte fría de la nevera. LLeva huevo crudo, así que cuidadín con tardar mucho en comerla.
La salsa del Big Mac de MacDonald's
Aunque aún se habla con emoción de nave del misterio de la receta desconocida de esta salsa, y algunos disfrutan precisamente del hecho de no saber qué lleva el mejunje que hace del Big Mac un guilty supersuperpleasure, lo cierto es que Macdonald's, con ese rollo que les da de vez en cuando de hacerse los transparentes, publicó la receta en Youtube hace años.
Con el corazón en la mano, debo decir que mi interés por descubrir el secreto de esta salsa era mínimo. Cuando voy en busca de un Big Mac es precisamente porque no deseo saber nada: soy un gorrino ciego que sólo quiere su rica bazofia. Siendo que consumor dos veces al año como máximo, los componentes de lo que como me dan absolutamente igual, y ni se me ocurre repetir la experiencia en mi casa. Quiero brillo, quiero verde, quiero amarillo, quiero patatas humeantes y una cola de madrugada llena de adolescentes borrachos y borrachos a secas. Quiero comer un menú y después tener pesadillas en las que el payaso Ronald hace la salsa con mis intestinos No obstante, ahí va la receta
Ingredientes
- 1 parte de mostaza
- 2 partes de mayonesa
- 1 parte de relish de pepinillos (El relish es un condimento de sabor potente, normalmente hecho a base de encurtidos, y puede encontrarse en cualquier supermercado de El Corte Inglés)
- 1 parte de la mezcla de la siguientes especias: 2 partes de pimentón dulce, 1 de ajo en polvo y 1 de cebolla en polvo
- Un chorrito de vinagre blanco
Preparación
- Mezclar bien y reservar en la nevera en un bote bien tapado.
Si has viajado a Portugal, e incluso si no lo has hecho (actualmente, los Pasteis de Bélem se encuentran en algunas pastelerías españolas), es probable que hayas catado estas delicias inclasificables que sólo se pueden definir como un budín de crema, hojaldre y canela llovido directamente desde las cocinas de los Dioses del Olimpo. Ese sabor extraterrenal y esa textura celestial se mantienen en secreto desde 1837, siendo transmitidas únicamente de maestro en maestro pastelero, y llevadas a cabo en un lugar llamado precisamente Oficina do Segredo (Taller del Secreto). Los cocineros de la fábrica, al entrar a trabajar en ella, deben firmar un contrato de confidencialidad.
Cientos de recetas que tratan de alcanzar la maestría de los Pasteis de Bélem pueblan las redes. No sé si alguna lo consigue. La sensación que produce todo el tinglado que los rodea es que, incluso si se consiguiera -a través de la prueba y el error-, dar con la receta exacta, la eterna incertidumbre de los ingredientes y la leyenda creada alrededor de estos pasteles haría que nunca nos parecieran iguales que aquellos que se elaboran en la Oficina do Segredo. Es el castigo de la mercadotecnia elevada al nivel de la magia. Si quieres probar nuestra humilde versión, puedes encontrarla aquí.
Será un bebedizo infame para la salud, podremos menospreciarla llamándola agua negra del capitalismo o líquido de desatascar tuberías, pero lo cierto es que casi todos, en algún momento de nuestra vida, hemos acudido desesperados a esta fanta negra y hemos exhalado un suspiro de regustillo al tragar el primer sorbo. He visto a personas lúcidas, preocupadas por vivir muchos años, que tomaban chía y pollo integral, consumir botellas de dos litros de Cocacola en una tarde.
Madre de las recetas secretas, la fórmula de la CocaCola plantea muchas incógnitas, algunas de ellas nacidas del cacareo popular: ¿Por qué es negra? ¿Qué es la cola? ¿Llevó realmente cocaína en algún momento? ¿Por qué cuando dejo de tomarla sueño con ella? ¿Me costará mucho dinero el proceso de rehabilitación?
El 15 de febrero de 2013, la revista Time reveló que había sido encontrada la receta de la CocaCola. A pesar de que la marca lo negó completamente, en esas fechas fue encontrada una copia manuscrita de la receta original del inventor de esta gaseosa negra, John Pemberton, escrita en un libro de recetas de medicinas y jarabes. El bebercio contiene tantas cosas y tan diversas que sería imposible hacer la receta en una casa que no contase con instalaciones de empresa de refrescos, ya que entre sus componentes hay ingredientes como el citrato de cafeína, el aceite de nerolí o el ácido cítrico.
Pero lo que proporciona en realidad el característico sabor a la Cocacola es una mezcla de saborizantes de naranja, lima y limón, y especias como nuez moscada, canela y vainilla. Todo lo demás sigue siendo un misterio. Sólo podemos asomarnos a ese rico vaso chispeante que nos tomamos para vencer la resaca, mirar hacia sus burbujas oscuras y preguntarle: ¿Quién eres? ¿Por qué has llegado a mi vida? ¿Qué deseas de mí? Te daré lo que pidas, pero quédate ahora mismo aquí a mi lado.
Según reza en su página web, "el principal secreto del gazpacho Majao y sus distintas variedades es la utilización de ingredientes frescos y de primera calidad, aplicando las recetas actualizadas de nuestros antepasados". El gazpacho Majao, creado por la Abuela Reyes en la sevillana Venta Ruiz, fue el primer gazpacho en comercializarse hace ya más de 30 años.
Cuando los gazpachos envasados más populares que ahora consumimos empezaron a asomar el hocico, Majao ya llevaba casi dos décadas distribuyéndose por Andalucía. Ahora mismo puede encontrarse en supermercados de toda España: si uno toma la característica botella transparente que lo contiene y escudriña aquí y allá, verá que por ningún lado aparece la fórmula secreta. Sólo se indica que no lleva conservantes, colorantes ni espesantes. El resto es puro secreto sevillano escondido en las cocinas de la antigua Venta Ruiz.
Quizás a pocos os suene esta salsa costarricense, pero alzo la mano en albornoz como si fuese un mesías trasnochado y vaticino que será la próxima salsa de soja. No quiero decir que sirva como sustituta de la negra salsa de salsas, sino que preveo una expansión parecida por los hogares españoles, una normalización en las despensas del país.
La salsa Lizano es una absoluta bomba de sabor, algo parecido a la salsa Worcesteshire, pero con sabor más vegetal; un concentrado de encurtidos y especias perfectamente amalgamados. Tanto, que no es posible separarlos mentalmente uno a uno y saber qué son. En cualquier caso, está fantástica esparcida sobre arroz, pasta, carne, pescado, y, por supuesto, con el famoso gallopinto.
La salsa Lizano fue creada por Don Próspero Jiménez en la provincia costarricense de Alajuela en 1920. Actualmente, según se dice, sólo conoce la receta un tal Don Cuyo, Claudio Rojas Araya, quien es el único heredero de la receta.
Por ahora, la salsa Lizano se encuentra en restaurantes especializados en comida de Costa Rica, y, si uno se asoma a las redes, podrá ver cómo muchos ticos y no ticos -en general, españoles que la probaron de viaje en Costa Rica- se rasgan las vestiduras intentando dar con la manera de tener en casa al menos una botellita de esta salsa. Cada cierto tiempo, se produce un fenómeno curioso, que puede seguirse por la página de Facebook Salsa Lizano España, y que consiste en que un enviado especial a España queda, previo pago, con los interesados en adquirir la salsa en algún lugar de una ciudad española -véase Plaza de España, en Madrid, donde parece que fue el último reparto- y la distribuye en mano. ¿Hay algo más seductor que una receta secretísima y un repartidor que para en la plaza del pueblo y entrega el producto en mano? Ahora mismo no se me ocurre nada mejor.
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