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Cómo mejorar tus fotos de comida y que no parezca la de tu perro

En el Día Mundial de la Fotografía, desvelamos los trucos para subir puestos en la liga de fotos culinarias de Instagram. Si lo tuyo es el 'food porn', relájate y disfruta de estas recomendaciones.

Un precioso arroz
Un precioso arrozIKER MORÁN / PHOTOLARI

Desde hace unos años, las redes sociales se han convertido en elementos omnipresentes -y un poco omnipotentes también- en nuestras vidas. Nos hemos acostumbrado a compartir cientos de cosas que antes, generalmente, quedaban reservadas al ámbito privado. Aunque suene a broma cuñada más que a afirmación de artículo serio, Instagram sigue sirviendo, años después de su creación, para subir fotos de nuestros pies mirando al mar, de nuestras mascotas y de los platos que hemos engullido cada día. Eso por no hablar de Instagram Stories, el último artefacto de la plataforma para retransmitir en directo cada porción de nuestra vida, cada momento y cada bocado.

Para los que disfrutan de la comida, y para los que tienen la sana costumbre de envidiar lo que ingieren los demás, Instagram es una mina de oro, El Dorado gastronómico. Pero que nadie se lance raudo y veloz sobre sus dispositivos para convertirse en el próximo Helmut Newton, porque la fotografía alimentaria es complicada, como sabe cualquiera que se haya encontrado una mediocre fotografía en su teléfono móvil cuando la realidad es bien diferente y el objetivo se encontraba enfocando un plato de lo más sugerente. Los alimentos cocinados son bien difíciles de fotografiar, y ya lo demostró nuestra compañera Lucía Taboada cuando, en un hilarante artículo, nos mostró cómo es la comida de Instagram en la vida real.

Así que ya sabes, pequeño Padawan. Si en tu día a día sueles encontrarte con el drama de que la hamburguesa que chorrea entre tus dedos luce muchísimo mejor en la vida real que en la pantalla de tu smartphone; si tus fotos de comida parecen sacadas de los mejores boards catalogados como Pinterest Fails en lugar de una búsqueda rápida de la etiqueta #foodporn o si no eres capaz de que cada uno de tus desayunos parezca sacado de la publicidad de un hotel de cinco estrellas, este es el artículo que estabas esperando. Para celebrar el Día Mundial de la Fotografía, hemos hablado con estilistas culinarios y con fotógrafos dedicados a este mundillo, y aquí te traemos algunos consejos fundamentales a la hora de disparar y subir a redes.

La contienda del año: los alimentos más fáciles vs. los más difíciles

Una de las primeras cosas que ha de tener en cuenta cualquier fotógrafo amateur es que, a la hora de retratar, hay algunos platos más peliagudos que otros. Así que si alguna vez te enfrentas a uno de estos, más te vale tomártelo con filosofía o huir lejos y dedicarte a otra cosa, mariposa. Por ejemplo, el plato-kryptonita de Miquel Gilabert, fotógrafo y estilista, es la paella. "En las redes sociales hay incontables instantáneas de arroz, y yo busco que las mías sean diametralmente diferentes a las que ya hay". Laura Bustarviejo, estilista de cocina y home economist —o, como ella misma se define medio en broma medio en serio, "estilista de lechugas"— encuentra más dificultades con algunos dulces. "Lo más difícil son los helados, sobre todo si [las fotografías] se hacen con producto real. También los chocolates o los quesos; y cualquier fundido con hilos. Llevan mucho retoque después".

En cuanto a los alimentos más fáciles, Gilabert lo tiene clarísimo: "Los platos que se hacen en el horno. El calor del horno confiere a los alimentos tonalidades doradas muy apetecibles, y con poco esfuerzo y atrezo consigues unos resultados increíbles". Laura Matías, fotógrafa profesional, prefiere capturar con su cámara comida sin cocinar: "Los alimentos cocinados mantienen su aspecto fresco y apetecible muy poquito tiempo, en seguida se quedan chuchurríos. Así que yo personalmente prefiero el producto fresco, porque suele ser más agradecido y sencillo de manipular. Si no es posible, se pueden conseguir buenos resultados con productos poco cocinados".

Una fotografía perfecta tiene un precio

En la actual carrera para acaparar likes, todos buscamos incansablemente la fotografía perfecta, esa que arrebatará miradas y ganas de lamer la pantalla como si a través de ella pudiésemos saborear el manjar. Pero, ¿qué hace de una fotografía la fotografía perfecta? "Hay muchos factores que entran en juego a la hora de hacer una buena fotografía de comida", explica Raúl, fotógrafo, estilista culinario y creador de contenidos digitales más conocido como El Oso Con Botas. "Pero lo importante es que al receptor le entren ganas de comerse (o al menos de probar) lo fotografiado. Y no hace falta ponerse barroco, que una foto perfecta puede ser de una manzana, un trozo de carne, o un sencillo plano en blanco y negro".

Para Miquel Gilabert es imprescindible que "el plato sea delicioso, que entre por la vista y sobre todo, que entre por el paladar", y coincide en rechazar los excesos: "Hay fotos buenísimas de platos con personalidad y tradición, y se pueden hacer gourmet platos que a priori consideramos más humildes". Laura Bustarviejo, por su parte, recomienda saber a quién quieres llegar. "Yo, cuando estoy trabajando, intento conocer de forma muy detallada el target al que se va a dirigir mi cliente para así poder maximizar su visión. Si no lo conozco, que puede ser el caso, simplemente trabajo todas las opciones posibles hasta que llego a la idónea".

Precisamente, las opciones y la cantidad son una de las claves que Miquel Gilabert nos desvela a la hora de conseguir una fotografía ideal con un teléfono inteligente: "Es fundamental poner el móvil en modo avión para evitar distracciones, limpiar bien la óptica (la lente de la cámara) y tirar unas 30 fotos diferentes. Después es imperativo desconectar y volver sobre ellas más tarde con la cabeza fría, porque eso nos ayudará a seleccionar la mejor. Posteriormente, basta con editar un poco las luces y los tonos y subirla a redes sociales".

Dos elementos imprescindibles: la técnica y el atrezo

Como todo arte que se precie, la fotografía tiene mucho de técnica, incluso si utilizamos la cámara que llevamos de serie en nuestro bolsillo. "Al hacer una foto con el móvil es imprescindible que la toma sea cercana", dice Laura Bustarviejo. "A los principiantes suelo recomendarles planos cenitales (desde arriba) porque es más fácil que salgan bien y te quitas de muchas complicaciones en la mayoría de los casos". Bustarviejo menciona también la importancia de hacer que el producto destaque: "Si no se sabe, es mejor prescindir de crear bodegones. Un bodegón mal hecho va a distraer la atención, así que es mejor centrarse en el producto principal".

Laura Matías también incide mucho en la técnica, y particularmente en la iluminación. "Incluso el plato mejor elaborado y más suculento del mundo se va a convertir ipso facto en comida de hospital si está mal iluminado". Y tiene una regla inquebrantable: prohibido usar el flash o, al menos, prohibido usar el flash automático que disparan la mayoría de los móviles. "Si no hay suficiente luz, puede utilizarse la linterna de otro móvil como punto constante de luz, y hacer pruebas con él para conseguir la luz idónea. Eso sí, requiere de tiempo y paciencia, así que si no lo ves claro, mejor zámpate la comida antes de que se enfríe”.

Raúl, de El Oso con Botas, también incide en el tema de la iluminación. "Es quizá lo más importante a la hora de conseguir la captura perfecta, la fotografía no deja de ser luz entrando por un diafragma. Yo tengo obsesión por la iluminación, y procuro que sea la justa para generar zonas, detalles y platos suculentos". Al igual que Laura Bustarviejo, Raúl también llama la atención sobre la tendencia rococó de algunas composiciones: "El atrezo que se utilice, y el ambiente, son muy importantes pero no imprescindibles. Además el contexto tiene que ser creíble, no me valen escenarios que no podrían llegar a darse jamás en una cocina o en una mesa". En este último punto también coincide Laura Matías: "Hay que tener cuidado extremo con los fondos. Si no se pueden desenfocar, porque el dispositivo no lo permite, lo mejor es prescindir de ellos y acercarnos más al detalle". Y añade: "Lo mejor es usar una vajilla sencilla y con pocas florituras. Es fácil que los dibujos destaquen por encima de la comida, justo lo que no queremos".

Una cuestión de práctica y de conocimientos

Pero, ¿cómo destacar a la hora de sacar fotografías para sorprender a familiares, amigos y seguidores en redes sociales? Si hay algo en lo que nuestros entrevistados coinciden es que no es fácil. "Siempre decimos que la fotografía es técnica, pero también es práctica", continúa Laura Matías. "El ojo puede entrenarse para que sea más fácil encontrar buenos ángulos, mejores encuadres y sacar lo mejor de cada captura". Eso sí, tener formación específica en diversos campos no sobra. Laura Bustarviejo dice haber empezado a estudiar fotografía a los 13 años, "y después trabajé como ayudante de estilista de cocina. Cuando me di cuenta de que me gustaba más casi que la fotografía, me puse a estudiar cocina para entender mejor cómo desarrollar mi profesión actual".

La inquietud, la práctica y la investigación son tres constantes en las carreras de nuestros invitados. "Desde pequeño he sido muy inquieto, me he movido en diferentes disciplinas", cuenta Raúl de El Oso con Botas. "Estudié arquitectura, cocina y más tarde fotografía, y en algún punto se me ocurrió juntarlo todo: volumen, espacio, planos, composición, luz, comida y tiempo". En el caso de Miquel Gilabert, este achaca su maestría a su tiempo libre, aunque en su historia también hay mucho de ensayo y error: todo empezó en las horas muertas que pasa en verano en el bar familiar. "Comencé a subir fotos de tapas y platos que cocinábamos allí a mi perfil de Facebook, hasta que descubrí Instagram y me metí a fondo para difundir el arte y el placer de cocinar y fotografiar".

Así que ya sabes, si quieres subir un escalón en lo que a fotos de comida se refiere, ten siempre el dedo puesto en el disparador. Porque, tal y como dice Laura Matías, "lo mejor es probar incansablemente, practicar hasta que no puedas más. Incluso a veces sale a cuenta fijarte en fotos que te gustan, diseccionarlas e intentar reproducirlas, para entender cuál es su composición y qué planificación hay detrás". Para no incurrir en los fallos del post de Lucía Taboada, a quien mencionábamos al principio de nuestro artículo, Laura tiene un consejo: "No te fijes solo en lo que se ve en la foto, en las cosas materiales. Fíjate también en los puntos de luz, el encuadre y el ángulo desde el que está tomada la foto: a veces son más fundamentales que lo que se está fotografiando. Y, sobre todo, no subas la foto a pelo: hay herramientas de edición súper sencillas para dispositivos móviles que van a mejorar tus fotos sensiblemente con un par de toques".

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