Comidas con legumbres en cinco minutos
Si tienes garbanzos, judías o lentejas en la despensa, tienes muchas probabilidades de tener una buena comida en muy poco tiempo. Te sugerimos un montón de ensaladas, salteados y hasta tortillas y guisos exprés.
¿Legumbres en El Comidista otra vez? ¿Con lo poco que nos gustan? Pues sí, volvemos a dar la matraca con uno de nuestros alimentos favoritos (y lo que queda). ¿Que por qué? Porque son baratas, están muy buenas, son muy completas nutricionalmente y, si se compran cocidas, son tremendamente versátiles para preparar platos completos en cinco minutos contados que solucionarán –con nota– esas comidas o cenas tontas de entre semana.
Hay diferentes maneras de hacerse con las legumbres ya cocinadas. La primera, mi favorita, es comprarlas recién hechas en un cocedero, una opción que –hasta donde sé– solo existe en Cataluña, Baleares y Valencia (aprovecho para animar a alguien a llevar el modelo al resto del estado. Qué digo: del mundo). La segunda, comprarlas en barquetas en la sección de refrigerados del supermercado, y la tercera hacerlo en botes que duran años y solo hay que guardar en un sitio fresco y seco.
Estos últimos estarán ahí para rescatarnos y asegurarnos una comida digna cuando la necesitemos y aunque en nuestra nevera haya poco más que bolas rodantes. Tened siempre un pequeño surtido básico de judías, garbanzos y lentejas de vuestra marca favorita, y si os topáis con legumbres menos comunes como las verdinas, no dudéis en llevaros también un par de tarros: cuanta más variedad, más alegría.
Ensaladas
Cuando compartía estudio con Mikel Iturriaga y otros seres humanos con la costumbre de comer, las ensaladas de legumbres estaban a la orden del día. Teniendo un mercado cerca y solo con un cuchillo y una tabla de cortar apañamos algunos platos de ovación cerrada. Un clásico del que nunca nos cansamos era esta ensalada de garbanzos con bacalao desalado y pimiento rojo (morrón y ya cocinado para la versión exprés), cuya única complicación es encontrar un pescado al punto de sal. Si vais a comprar con un poco de tiempo, probad un trocito –vuestro concepto de “al punto” no tiene por qué coincidir con el de la persona que vende el bacalao– y si está salado ponedlo en remojo un rato más para suavizarlo.
Para que el huevo cocido no se nos salga del plazo, podéis hacerlo en el microondas, y el bacalao es sustituible por bonito en aceite, sardinillas o filetes de caballa en conserva: las posibilidades son casi infinitas. Esta con anchoas y queso fresco también fue una de nuestras favoritas durante un verano, y me sigue haciendo salivar cada vez que pienso en ella: si queréis hacerla en versión vegetariana, cambiad las anchoas por lascas de parmesano, el efecto será muy parecido. La que llevaba salsa de yogur, pepino y eneldo es perfecta para servir acompañando una pechuga rápida a la plancha o un pescado al vapor, y no llegué a probar esta con espinacas, pero tiene una pinta fenomenal.
Vamos con las lentejas: aunque es bastante común servirlas con jamón –esta versión también lleva menta y tiene muy buena pinta– a mí me gustan mucho combinadas con queso feta y una buena cantidad de perejil para que le aporte frescura. Unas piparras en vinagre tampoco le irían nada mal, ahora que lo pienso: a esta otra ensalada de lentejas con pepino y almendras le daba un punto de alegría muy importante.
Con judías cocidas se hace al clásico empedrat, una de cuyas infinitas versiones –con bonito, tomate y anchoas– publicó Mikel Iturriaga hace unos miles de años. Los hermanos Torres apuestan por el bacalao –y algo de cocinar saben, así que hacedles caso– y con aguacate, cebollino, aceitunas y cebollitas encurtidas también quedan estupendas.
Salteados
Si tienes una sartén y un fogón a mano, las posibilidades de las legumbres se multiplican exponencialmente. Muchos de los guisos que tradicionalmente se preparan con ellas pueden prepararse en versión rápida y a golpe de sartén: desde unas lentejas con un sofrito de cebolla y ajo, un poco de tomate y algo de chorizo, morcilla o lo que más os guste para darle a tu cuerpo alegría (Macarena) y ya tenéis la cena lista. La versión vegetariana podría llevar calabaza, zanahoria, puerro y algo de comino, y a lo mejor lleva un poco más de cinco minutos de preparación, pero no mucho más: añade algo de agua a la sartén para generar vapor y tápala para acelerar el proceso.
Los garbanzos con espinacas también pueden hacerse en sartén y en apenas unos minutos: usa esta receta y repite el truco del huevo en el microondas, o cámbialo por unos langostinos -no los dejes más de dos minutos en la sartén para que no se sequen- o unos daditos de jamón. La receta de la foto que abre este post, con panceta y pan tostado, también se prepara en un pispás. Con un par de calamares, ajo sofrito, perejil y un poco de ralladura de limón más tu legumbre favorita también tienes una buena fiesta asegurada (cuando además le pones níscalos, directamente te hacen la ola).
Las setas también se llevan muy bien con las lentejas, igual que los espárragos trigueros, el pimiento, el calabacín, la zanahoria, la lombarda y, resumiendo, casi cualquier cosa que tengas en el cajón de las verduras y no tarde demasiado en cocinarse para no cargarnos la premisa de los cinco minutos. Un truco que funciona bien con muchos de estos vegetales es cortarlos muy finos para que se hagan con apenas un golpe de sartén: una mandolina o un simple pelador de patatas pueden conseguir eso en un tiempo récord.
Guisos exprés
Si lo que necesitas es un plato de cuchara, porque hace frío, porque te lo pide el cuerpo o simplemente porque tú lo vales, también puedes hacer trampa usando legumbres ya cocidas. Solo tendrás que tener en cuenta el tamaño de los alimentos que utilices para dar sabor: no pongas un hueso de jamón ni un chorizo entero a tus lentejas exprés porque no les harán ni cosquillas: los trozos pequeños serán mucho más efectivos.
Si prescindes de la patata, el guiso criollo de Stomako entra perfectamente en nuestro negociado, y este estofado sureño puede hacerse en mucho menos tiempo deshuesando y troceando el contramuslo y con lentejas ya cocidas. Si tienes algún minuto más (en los que no tendrás que hacer nada, porque lo hace todo el fuego), puedes darte un festín con las judías en salsa verde de Biscayenne.
Los garbanzos con espinacas del punto anterior también pueden pasar a ser un plato rápido de cuchara: si congelas fumet de pescado en vasitos de plástico le darás el extra de sabor que le quita el tiempo corto de cocción, y esto es aplicable a cualquier tipo de caldo en cualquiera de estas opciones rápidas.
Para engordar rápidamente el caldo, y sin hacer trampa, solo tienes que añadir el líquido de conservación de las legumbres: no solo no es malo, sino que aportará sabor y textura, ya que es rico en el almidón que ha soltado la misma legumbre al cocerla.
Otras preparaciones
Repetid conmigo: tortilla de judías con butifarra. O morcilla, un poco de chistorra o una chispa de chorizo: es casi tan reconfortante como una tortilla de patatas, pero se prepara en muchísimo menos tiempo (y sin engorrinar la cocina). Si sois concebollistas como yo y no os queréis pasar de plazo, tened siempre a mano una lata de cebolla frita: la de la marca Hida puede ser un sustituto instantáneo y muy digno de la cebolla frita en casa.
Las cremas espesas para mojar en ellas bastoncitos de verduras, pan o o que proceda también pueden servir para un roto y un descosido. Aparte del hummus, que acompañado de una ensalada potente puede servir perfectamente de cena ligera, hay infinidad de posibilidades. Si procesamos un diente de ajo -o menos, depende de la tolerancia de cada uno- un bote de judías, un par de pimientos morrones, zumo de limón al gusto, perejil y una lata de sardinas (sin la lata, claro) con las especias que más nos gusten y añadiendo un poco de agua hasta conseguir la textura que buscamos, tendremos un paté campeón para untar o mojar lo que se nos antoje.
Con legumbres también podemos hacer cremas o purés rápidos: solo hay que pochar puerro y cebolla en una olla, añadir caldo, garbanzos y remolacha cocida y hervirlo todo un par de minutos. Un aguacate o yogur para dar cremosidad, un golpe de batidora, remata con algún fruto seco no demasiado picado, y a la mesa.
¿Tenéis algún plato estrella que entre dentro de estas premisas? Contadlo en los comentarios y ayudad a que alguien sin ideas tenga una cena más feliz.
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