Antirrecetas de última hora para triunfar sin esfuerzo
Si casi no quieres ni encender el fuego, siempre te queda convertirlo en protagonista de una ensalada, con naranja y granada como la que proponen en Gastronomía & Cía o ésta de Iria Castro, aún más lujinavideña al ir acompañada de una vinagreta de almendras y trufa. Otra opción rapidísima de preparar en casa a base de pato es el micuit, que, aunque tiene que desangrarse durante un rato en agua fría y desnervarse a mano –aunque suene complicado, no lo es en absoluto–, en el microondas se hace apenas en dos minutos. Podéis aderezarlo con vinos dulces, trufa, frutos secos o especias (suavecitas) que os permitan servir un aperitivo a base de micuit en lugar de un micuit solo. Un pan de pasas y nueces, alguno dulce y especiado y hasta unos carquiñolis servirán como base o acompañamiento a este manjar.
COCHINILLO, CABRITO, CARRILLADAS Y OTROS ASADOS
Esta categoría es un poco más difíciles de encontrar en grandes superfícies, sobre todo las piezas de gran tamaño (las más pequeñas se pueden). Aunque es difícil que lleguen a tiempo para esta noche, los productos de Cascajares que he probado durante mi existencia –a saber: pularda, cabrito y cochinillo asados, pichón relleno– me han parecido una maravilla. Tiernos, sabrosos, bien aderezados y capaces de asegurar, con el mínimo esfuerzo (normalmente solo hay que darles un golpe fuerte de horno para conseguir la deliciosa capa crujiente que le da sentido a cualquier asado) el máximo resultado. Los de la marca Petra Mora también tienen buena reputación: en su repertorio no faltan el cochinillo, la pularda rellena, el capón trufado o el cordero lechal, todos ellos tan festivos como navideños.
Hay una combinación ingredientes que acompañará de maravilla cualquiera de estos asados, y la repanocha es que podéis cocinarlos –al vapor o guisados con un poco de vino blanco– o servirlos crudos en ensalada con un aliño sencillo de aceite y vinagre suave o limón. El combo vencedor en cuestión lo componen la cebolla –si es en crudo, de tipo Fuentes y previamente remojada para que pierda fuerza–, la manzana, la col lombarda y las pasas.
PESCADO Y MARISCO
Un ejemplo clarísimo del mínimo desgaste por máximo resultado que busca este post es el salmón marinado. Aunque hay versiones que proponen curarlo hasta tres días, como el gravlax, que busca un pescado más deshidratado, de textura más firme y sabor más fuerte, también se pueden conseguir resultados óptimos con solo tres horas de marinado gracias a la magia de la ginebra. ¿Todavía menos esfuerzo? Este salmón marinado al estilo tailandés puede ser una opción digna y rapidísima. Los pescados a la sal tampoco piden ni mucho tiempo ni mucho esfuerzo, y con una lubina o una dorada potentes la cosa puede quedar de lo más celebrativa. Se puede acompanar con una salsa tártara casera, como esta de Directo al Paladar, que se puede tunear al gusto añadiendo otros encurtidos, unas anchoas picadas, cebolla marinada en zumo de limón y muchas otras cosas.
Las salsas también pueden marcar la diferencia cuando se trata de tunear marisco cocido. Hace un tiempo Mikel compartió unas cuantas webs en las que comprarlo de calidad, sostenible y a precio razonable, y tan solo añadiéndole algunos aderezos con un poco de gracia se consigue la madre de todas las cenas. Desde mayonesas aligeradas con cítricos o vinagres, mezcladas con otras salsas como la mostaza, con especias como el curry o hierbas como el cilantro o la albahaca hasta otras que pueden tener como base un lácteo tipo yogur o crema agria. Ralladuras de piel de cítricos, encurtidos y frutos secos -como pistachos o nueces– también son dignos de tener en cuenta, especialmente cuando no queremos añadir líquido a la salsa base, sino sabor, aroma o textura. Si os apetece más el marisco crudo, siempre podéis recuperar alguna de estas cuatro versiones de carpaccio de gambas rojas, o la de cebiche de gambas con manzana y plátano, tan poco ortodoxa como deliciosa.
HUEVOS Y OTRAS OPCIONES (RELATIVAMENTE) LOW COST
Es temporada de trufa negra, y está siendo un año especialmente bueno en su cosecha, así que el precio al que se vende es bastante razonable. Teniendo en cuenta que con muy poca cantidad por persona –con tres gramos ya tenemos un festival– podemos conseguir un sabor brutal, plantearse un risotto o cualquier otro plato con este hongo como protagonista puede ser una opción a tener en cuenta. Solo con una buena mantequilla, pasta, parmesano o pecorino y pimienta tendremos un plato festivo y muy fácil de hacer. Otra opción imbatible incluye un parmentier de patata, huevo mollet y algo de trufa rallada. ¿Más opciones para incluir la humilde patata en un menú festivo? Ponerle encima un trozo de sobrasada y un huevo frito, como hacen en el Coure, lo petará seguro, igual que este gratin con huevo escalfado. El cocido en sus múltiples versiones también calentará el cuerpo y el alma estos días, y aunque pida mucho rato de (poco) fuego el esfuerzo que requiere, aparte de poner las cosas en la olla, es mínimo.
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