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La recuperación de variedades de uva extiende el vino blanco en Castilla-La Mancha

Tras el renacimiento de la airén, otras uvas blancas se abren paso en la comunidad con mayor superficie de viñedo de España

Cepa de la variedad airén en los viñedos de #garagewine, en Quintanar de la Orden.
Amaya Cervera

Carlos Falcó abrió el melón de los vinos de calidad en Castilla-La Mancha con las variedades foráneas. “Nosotros preferimos fijarnos en las de aquí porque creemos que están mejor adaptadas”. Son palabras de Gonzalo Rodríguez, el enólogo de Dosbarrios (Toledo) que fundó Más Que Vinos a finales de los noventa junto a su esposa, la ingeniera agrónoma Margarita Madrigal, y a la enóloga alemana Alexandra Schmedes.

El equipo se dio a conocer con La Plazuela, un tempranillo de referencia en la meseta sur, pero también ha realizado un gran trabajo con variedades blancas locales, en especial la malvar, con la que elaboran el blanco seco La Malvar de Más Que Vinos, el vino naranja Los Conejos Malditos y el excelente rancio El Vino de Antes. En su experiencia, el gran valor añadido de esta uva son las sensaciones de tiza y sal que aportan los suelos áridos y salinos de la estepa toledana.

Durante décadas, el viñedo de Castilla-La Mancha ha estado dominado por la airén. Esta uva altamente productiva destinada a graneles y a la destilación vive desde hace unos años un renacimiento cualitativo de la mano de productores como Verum (Ciudad Real), Cerrón (Albacete, DO Jumilla), Garage Wine o Recuero (ambos en Toledo). No es extraño que, en un momento en el que el valor diferencial de lo local está en auge, estos dos últimos se hayan aplicado también a la recuperación de otras variedades blancas minoritarias como la verdoncho (Garage Wine hace un interesante vino naranja, fino y salvaje a la vez) o la pardillo, con elaboraciones ocasionales por parte de Recuero.

En Manchuela, Juan Antonio Ponce debe su fama a sus fantásticos tintos de bobal, pero fue pionero en trabajar la albilla para crear un blanco de precio muy asequible que rompió moldes y fascinó fuera y dentro de España. Empezó llamándose Reto, por la dificultad que suponía enfrentarse a una uva desconocida, pero desde 2022 se comercializa como Ponce. Hoy tiene además un hermano mayor, Ponce Selección Albilla, elaborado a partir de dos viñedos muy concretos con los que espera conseguir mayor potencial de guarda. Como la mayoría de las variedades recuperadas de Castilla-La Mancha, la albilla es poco aromática, pero tiene la capacidad de reflejar la personalidad del terruño en el que se cultiva. Su grado alcohólico moderado y alta acidez, por otro lado, la hacen muy apta para ser cultivada en un contexto de cambio climático.

Con frecuencia, el carácter minoritario de muchas de estas uvas se debe a las dificultades que tenían para alcanzar una buena maduración en el pasado. Son, en su mayoría y con excepción de la malvar, variedades de ciclo largo o maduración tardía, capaces de transformarse en blancos de perfiles bastante frescos para la latitud en la que se cultivan.

Así ocurre con la tardana, cuyo nombre lo dice todo. En este caso, la vendimia podía retrasarse hasta finales de noviembre, por lo que era relativamente habitual que se vendiera también como uva de mesa. Conocida como planta nova en Valencia, está experimentando un cierto renacimiento en Manchuela, de la mano de productores como Gratias, muy enfocados en la recuperación de variedades minoritarias. En esta bodega han sabido apreciar el tesoro de su elevada acidez y su versatilidad para alumbrar blancos secos, pero también vinos naranjas y espumosos ancestrales.

El trabajo de recuperación de variedades locales realizado en las últimas dos décadas por el Instituto de Viticultura de Castilla-La Mancha ha ayudado a ensanchar y profundizar en el conocimiento del patrimonio varietal de la meseta sur española. Uno de sus hallazgos es la mizancho, una variedad jugosa, con notas balsámicas y mentoladas a la que Bodegas Arrayán, tras una fase de elaboraciones experimentales en su finca de Méntrida (Toledo), le acaba de dar vida comercial. Aunque, de momento, la producción es de apenas unos pocos cientos de botellas, la bodega está reinjertando algunas de sus parcelas de variedades internacionales con esta y otras cepas que pueden responder mejor a los retos del cambio climático.

Hay infinidad de opciones de blancos españoles y aunque Castilla-La Mancha no sea la opción más evidente, escapar de los caminos más transitados tiene sus recompensas.

Tres variedades blancas con futuro en la meseta sur española

Mizancho

El Bufón Mizancho
2023, blanco, Vino de España Bodegas Arrayán 100% mizancho, 13% vol. 29,40 euros
El único blanco de mizancho disponible en el mercado procede de la finca La Verdosa, ubicada en el municipio de Santa Cruz del Retamar (Toledo). La bodega, fundada en 1999 por José María Entrecanales y su esposa, María Marsans, está gestionada hoy por la segunda generación y ha realizado una apuesta clara por variedades adaptadas al cambio climático de mano de su enóloga Maite Sánchez. Hay pocas botellas disponibles en la web de la bodega de este blanco salino, cremoso, balsámico y con notas de almendra cruda.

Albilla

Vega Tolosa Albilla
2023, blanco, Manchuela Vega Tolosa, 100% albilla, 13% vol. 25 euros
Es esperanzador que otros productores continúen la senda iniciada por Juan Antonio Ponce con la albilla. En Vega Tolosa, bodega familiar de Casas Ibáñez con 200 hectáreas de viñedo ecológico, aprovecharon la pandemia para reproducir y plantar el material vegetal de tardana y albillo que habían identificado en una de sus parcelas viejas. Las hermanas Rocío, de 25 años, y Mari Luz Tolosa, de 30, firman este blanco fresco y delicado con notas de fruta blanca y leves ahumados, que destaca por su carácter fluido y buena acidez.

Malvar

La Malvar de Más Que Vinos
2023, blanco en tinaja VT Castilla Más Que Vinos, 100% malvar, 13% vol. 18,50 euros
La malvar es la cara B de la airén. Una uva de ciclo corto y maduración temprana, sin un carácter aromático demasiado marcado o intenso, pero que, como otras uvas neutras, es una buena transmisora de paisajes. Aquí, de hecho, hay más sapidez que fruta, más salinidad que acidez y una textura bien amable. El vino fermenta espontáneamente en tinajas y barricas de roble francés con un 10% de uva entera y se cría durante unos seis meses en esos mismos recipientes. Una excelente opción para acompañar carnes blancas y aves.

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Sobre la firma

Amaya Cervera
Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra y especializada en vino, es fundadora de la página web www.spanishwinelover.com. Ha sido redactora-jefe de la revista Sibaritas y miembro del equipo de cata de las guías Peñín y Todovino. Colabora con revistas nacionales e internacionales y participa como jurado en competiciones vinícolas.
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