Ir al contenido
_
_
_
_

Trágate el táper, los nuevos envases comestibles hechos de algas o bioplásticos

Gran parte de los contenedores de comida para llevar están hechos de cartón o fibra moldeada recubierta con plástico o sustancias relacionadas con importantes problemas medioambientales y de salud

Envase cocinable de Notpla
Envase cocinable de Notpla. Imagen proporcionada por la 'startup'.

Si te das una vuelta por el supermercado de tu barrio, verás que la comida para llevar gana protagonismo en los lineales. En nuestra sociedad acelerada, el tiempo es oro, y a mucha gente le faltan horas del día para cocinar albóndigas, estofar unas lentejas a fuego lento o preparar una lasaña casera. Las empresas de táperes a domicilio proliferan como esporas y las secciones de “listo para comer” suman adeptos.

Según un estudio de la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes (FUCI), el 37% de los españoles come de tupperware. En 2009, este porcentaje era del 18%. En 2024, la compra de comida precocinada creció un 6,6% y el consumo de platos preparados de carne se disparó un 20%, informa la asociación Española de Fabricantes de Platos Preparados (Asefapre).

El problema no está en tu apreciada fiambrera de cristal o silicona, sino en los envases de un solo uso: gran parte de los contenedores de comida para llevar están hechos de cartón o fibra moldeada recubierta con plástico o sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), relacionadas con importantes problemas medioambientales y de salud. Apodadas como “sustancias químicas eternas”, liberan microplásticos en el suelo y en los océanos, y se investigan por su papel nocivo como sustancias cancerígenas, por causar daños hepáticos o por ser disruptores endocrinos y enemigos de la fertilidad.

Sin embargo, contra el plástico de un solo uso que encuentras por doquier —plastificando plátanos, envolviendo huevos ya cocidos o albergando tu próximo plato de pasta—, emergen proyectos innovadores que exploran los biomateriales disponibles en la propia naturaleza. Algas, ingredientes comestibles o incluso corteza de árbol.

Envase biodegradable de Notpla. Imagen proporcionada por la marca.
Envase biodegradable de Notpla. Imagen proporcionada por la marca.

El secreto está en las algas

La startup más puntera de la década es Notpla, que quiere acabar con el imperio del plástico de un solo uso utilizando algas como capa protectora. Su propósito es que puedas comerte la botella de agua, masticar el envase de la salsa o reciclar totalmente la caja de tu hamburguesa.

Sus productos son “totalmente biodegradables y compostables, se descomponen de forma natural sin crear microplásticos nocivos y cumplen con los estándares europeos para el compostaje industrial y doméstico”, explica Rodrigo García, cofundador y codirector ejecutivo de la compañía.

Rodrigo García, con algas en el laboratorio de Notpla. Imagen proporcionada por la marca.
Rodrigo García, con algas en el laboratorio de Notpla. Imagen proporcionada por la marca.

Las algas son un recurso renovable de lo más fascinante: no necesitan agua dulce, fertilizantes ni tierra y crecen hasta un metro al día, más rápido que cualquier cultivo terrestre. Hay más de 60.000 variedades, secuestran carbono y pueden reemplazar al plástico en diferentes aplicaciones.

Para su primer invento, él y Pierre Paslier —el otro cofundador— se inspiraron en la cáscara de fruta. Buscaban traducir el diseño perfecto de la naturaleza en embalajes sostenibles. Con esta idea en la cabeza desarrollaron Ooho, una burbuja comestible que puede albergar toda clase de líquidos, desde agua para las estaciones de hidratación de carreras deportivas a cócteles en eventos, zumos en mercados callejeros y salsas de comida para llevar a domicilio.

Los corredores de la Maratón de Londres o de Nueva York solamente tenían que coger un Ooho, consumir el contenido hidratante y seguir corriendo sin generar desperdicio ninguno. “La membrana biodegradable se puede comer del mismo modo que te comerías la piel de un tomate cherry o un gajo de clementina”. La burbuja empezó a copar máquinas expendedoras y marcas como Decathlon ya la prueban para transportar geles energéticos.

Prototipo de Ooho de Notpla.
Prototipo de Ooho de Notpla.

La pandemia fue un punto de inflexión para ellos: con la cancelación repentina de eventos tuvieron que darle al coco, y así florecieron nuevas ideas. Se asociaron con Just Eat para fabricar un recubrimiento natural para envases de comida para llevar. También ganaron el prestigioso Premio Earthshot promovido por el Príncipe Guillermo de Inglaterra, dotado con un millón de libras. Actualmente, ya han evitado que 17 millones de piezas de plástico de un solo uso ingresen al medio ambiente y están presentes en más de 50 estadios británicos, llegando a productos tan icónicos como las famosas cajas de fresas y crema de Wimbledon.

No paran quietos: ya trabajan con multinacionales para desarrollar películas biodegradables para tabletas para lavavajillas, tapas termoformadas con British Airways o gamas de cubiertos sostenibles con Poloplast. Buscan maximizar su impacto ambiental y “las empresas consumen plásticos de un solo uso a una escala significativamente mayor que los individuos”.

Burbuja comestible Ooho de Notpla albergando aceite y condimento. Imagen proporcionada por la marca.
Burbuja comestible Ooho de Notpla albergando aceite y condimento. Imagen proporcionada por la marca.

La cartera de productos del proyecto ya abarca innovadoras pipetas a base de algas llenas de aceite de oliva virgen extra o cucharas de helado biodegradables que ganan rápidamente adopción en heladerías de todo el Reino Unido y Europa.

Si te preguntas a diario qué puedes hacer tú como consumidor, desde Notpla recomiendan “reducir en donde sea posible la utilización de envases, utilizar tu voz como cliente y solicitar en tiendas, restaurantes y supermercados embalajes sostenibles”. La demanda social es un poderoso motor de cambio. En un escenario optimista, en 2050, “los plásticos de un solo uso pueden ser una reliquia del pasado en la mayoría de los contextos alimentarios”, dice Rodrigo García, esperanzado.

Piel comestible que alarga la vida de la fruta

Según la FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations), el 40% de los productos frescos se desperdician en el mundo cada año. Para luchar contra esa cifra apabullante —teniendo en cuenta que la mitad de todas las pérdidas corresponde a frutas y hortalizas— y eliminar la necesidad de plástico, nace Bio2Coat, con una formulación única desarrollada por investigadores de la Universitat Politécnica de Catalunya (UPC),

Su creación es un envase 100% natural, basado en ingredientes alimentarios, que al aplicarse sobre una fruta forma una película protectora e imperceptible, totalmente comestible, alarga su vida útil y mantiene el alimento fresco, explica Farayde Matta Fakhouri, directora científica de la startup y responsable de esta increíble tecnología de conservación natural.

El procedimiento es el siguiente: la solución líquida se aplica sobre la pieza de fruta, formándose una piel que no altera ni su sabor ni su color y que ayuda a preservar sus características físicas, nutricionales y sensoriales durante más tiempo. “Es totalmente circular”, señala la investigadora. Ya tienen la patente concedida en España y la han solicitado en Europa, Brasil y Estados Unidos.

Recubrimiento de Bio2Coat. Imagen proporcionada por la marca.
Recubrimiento de Bio2Coat. Imagen proporcionada por la marca.

Lo que hace Bio2Coat es diseñar un recubrimiento específico para cada familia de frutas: su piel comestible para los ejemplares tropicales —como aguacates, papayas o chirimoyas— ya se comercializa en Brasil. A lo largo de este año esperan estar presentes en el mercado español, con películas de Bio2Coat para frutas de pepita (manzanas), frutas de hueso (ciruelas), frutas tropicales y cítricos.

Aunque tienen el foco puesto en el universo frutícola, su límite es el cielo. “A nivel de laboratorio ya tenemos prototipos para otros géneros alimentarios, como el pollo”, detalla Matta. Venden directamente a los productores y distribuidores, aunque toda la cadena de valor se beneficia de su planteamiento disruptivo. Hay menos mermas para los agricultores; más ámbito y margen comercial para los mayoristas; y ahorro económico y reducción del desperdicio para minoristas y hogares.

La imaginación y los biomateriales se dan la mano en otros proyectos, como el de la startup Bpacks, con sede en Reino Unido y planta de producción en Belgrado, que crea envases elaborados a partir de corteza de árbol, obtenidos a través del moldeado de pulpa de papel o usando equipos estándar de producción de plásticos. Se anuncian como “la primera tecnología de embalaje de corteza del mundo que reemplaza a los plásticos rígidos derivados del petróleo”.

En la etapa pre-semilla recaudaron un millón de euros con inversores. Su fórmula utiliza hasta un 80% de subproductos de la industria forestal, agrícola y de café. La compañía ya se ha asociado con el minorista serbio Gomex, que cuenta con más de 300 tiendas en el sur de Europa y espera establecer operaciones de fabricación en España. Su previsión es tener ingresos superiores a los 40 millones de euros con un EBITDA del 30% para 2028.

Además, su alternativa también es antibacteriana, con capacidad de evitar el deterioro prematuro de carnes y vegetales, alargando su vida útil 7 días. Con su material, que se inspira en el “embalaje natural de los árboles” se crearán pellets para bandejas para alimentos, tazas de café y recipientes para la industria cosmética. Como Notpla y Bio2Coat, Bpacks nos acerca más a la circularidad de la naturaleza, donde todo se transforma y nada es basura.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_