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Construir como antaño para preservar el porvenir

En la rehabilitación de edificios o en proyectos de obra nueva, la arquitectura bioclimática demuestra su eficacia para afrontar los retos energéticos

El proyecto 'ShowPass', del estudio Energiehaus, aplica los avances del sistema 'passivhaus' en confort y eficiencia energética a una vivienda del Poblenou (Barcelona).
El proyecto 'ShowPass', del estudio Energiehaus, aplica los avances del sistema 'passivhaus' en confort y eficiencia energética a una vivienda del Poblenou (Barcelona).Jordi Marti´

Orientando la casa o edificio teniendo en cuenta su ubicación geográfica y su entorno; conectando al menos dos fachadas en cada vivienda para facilitar la ventilación cruzada, o recurriendo a materiales de construcción acordes y resistentes a las particularidades climáticas del territorio donde se levantaba cada residencia. Así se construía antiguamente, recuerdan los expertos consultados; un tipo de arquitectura que ha ido desapareciendo desde finales del siglo pasado en detrimento de construcciones rápidas y baratas, así como desarrollos urbanísticos que no han tenido en cuenta los retos climáticos ni energéticos a los que se enfrenta actualmente la humanidad.

Pedro Muñoz, profesor e investigador del grupo Energía, Industria y Sostenibilidad de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), explica que este concepto de construir de manera integrada con el entorno cobra ahora más sentido que nunca. “Frente a los retos medioambientales, económicos y sociales que tenemos por delante, la arquitectura bioclimática vuelve a ser la forma más sensata de edificar”, destaca Muñoz.

Casas que generan confort

El sector de la construcción está recuperando la planificación de edificios con el fin de regular las condiciones térmicas a través de la selección de materiales, el diseño y otras cuestiones arquitectónicas. “De este modo, la casa genera un confort por sí sola”, aclara Alfonso Orueta, socio del estudio OFS Architects junto a Diego Fernández y Jaime Suesco. “Por supuesto, se tiene en cuenta el uso de materiales sostenibles y tecnologías renovables con las máximas garantías de eficiencia energética y respetuosas con el medio ambiente”, añade Orueta.

Un buen ejemplo de este tipo de arquitectura es el proyecto de viviendas de protección oficial (VPO) que OFS Architects llevó a cabo en Sarriguren (Navarra) en 2018. Un edificio de viviendas de hormigón prefabricado como material de fachada, “por su robustez y economía, recubierto con una capa de aislamiento”, explica Orueta. Las dimensiones de cada vivienda cumplen con los mínimos requeridos por la normativa de accesibilidad y el diseño es versátil, permitiendo la adición o sustracción de tabiques.

El diseño bioclimático de edificios de obra nueva no encarece en exceso el precio de la vivienda, asegura Orueta. “Por lo general no eleva mucho los costes; en términos generales, se puede decir que en torno a un 10% más, pero al final terminarás amortizando esa diferencia en los siguientes años con el ahorro en energía que vas a obtener”, argumenta el arquitecto. Lo mismo ocurre con las tecnologías de energía renovable, indispensables para garantizar la eficiencia de este tipo de proyectos.

El reimpulso de la arquitectura bioclimática es también eje principal de las políticas económicas de la Unión Europea para frenar el cambio climático, contribuyendo a reducir las emisiones de carbono. Por ello, este 2025 será el año en el que se consolide esta senda con normativas comunitarias de obligada traslación a la legislación de cada Estado miembro. Es el caso de la directiva de Eficiencia Energética de los Edificios, que modifica el Código Técnico de Edificación español. “Además de los requisitos legales, vemos cómo se está exigiendo pensar en la eficiencia energética que permita la reducción de la huella de carbono de los edificios”, apunta Muñoz.

Otro excelente ejemplo de este tipo de arquitectura aplicada a un edificio público es el centro cívico de Vitoria-Gasteiz, proyectado por el estudio Energiehaus de Barcelona. Como explica uno de sus arquitectos, Micheel Wassouf, se trata de un proyecto de rehabilitación que respeta el diseño existente, pero que ha mejorado las características energéticas y climáticas del edificio. “Recurrimos a un muro cortina de madera, que es un captador natural de CO2, sustituimos el sellado de poliméricos por lana de oveja tratada, y reutilizamos elementos de piedra de la fachada como solado nuevo”, describe Wassouf.

Hogares pasivos y eficientes

Este proyecto demuestra cómo el modelo de edificación bioclimática también se puede emplear en rehabilitación de viviendas ya construidas, tal y como este estudio barcelonés puso también en práctica en una casa convencional del barrio de Poblenou. El proyecto, denominado Showpass, es un ejemplo de confort térmico usando el diseño passivhaus (casas pasivas), cuyos estándares fueron estipulados por el arquitecto alemán Woldf­gang Feist en los años noventa del siglo pasado. “Las soluciones aplicadas se basan en el control de infiltraciones de aire para un confort térmico y acústico, tan necesario en el ámbito urbano”, destaca Wassouf, quien añade que han conseguido reducir la demanda de calefacción y rehabilitación, con un ahorro de un 80% en la factura de energía. Además, el coste económico de esta intervención ha sido mínimo, aseguran desde Energiehaus: tan solo han pagado el 20%, el resto se ha cubierto con subvenciones europeas destinadas a obras de mejora energética.

El Gobierno ha anunciado que las deducciones por este tipo de rehabilitación se prorrogarán hasta 2026. Para Wassouf, el momento de realizar rehabilitaciones integrales es ahora. “Teniendo en cuenta los objetivos europeos y que las rehabilitaciones de edificios suelen hacerse cada 40 o 50 años, es absurdo hacer pequeños retoques. Aprovechemos que la tendencia ha vuelto”, sentencia.

Materiales con menos huella

Desde la Asociación de Construcción Pasiva de España explican que los fabricantes de materiales y sistemas de construcción enfrentan un desafío doble: crear productos con una baja huella ambiental en su fabricación y, al mismo tiempo, garantizar su eficiencia para minimizar la demanda y el consumo energético de los edificios. Otra de las medidas de la Unión Europea en materia de construcción bioclimática para 2025 es el Pasaporte Digital de Producto, que pretende certificar el origen e impacto ambiental de cada material de construcción. Las empresas del consorcio de passivhaus apuestan por la innovación en la integración de sistemas de fabricación que cumplan funciones de estructura y envolvente térmica, lo que permitiría optimizar tiempos de construcción y paliar la falta de mano de obra que enfrenta el sector actualmente.

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