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Kappa FuturFestival o cómo convertir una marca deportiva en un festival de música electrónica

Ha equipado a atletas olímpicos y uniformado equipos de fútbol, pero desde hace una década Kappa resuena sobre todo en la denominación del festival de música y arte contemporáneo más importante de Italia. A punto de celebrar su undécima edición, Maurizio Vitale Jr., su director e hijo del artífice del logo de los Omini, da cuenta de tamaño legado

Kappa FuturFestival
Kappa FuturFestival es un festival de música electrónica organizado cada julio desde 2009 en el parque Dora de Turín, Piamonte, Italia.Antonio Corallo

Un hombre y una mujer sentados en el suelo, las piernas encogidas, espalda contra espalda, desnudos. La fotografía original de Sergio Druetto, fechada en 1969 y en realidad descarte de una sesión para publicitar la firma de trajes de baño Beatrix, ha pasado a los anales como una de las imágenes corporativas más reconocibles de la moda. Deportiva, eminentemente, pero también urbana, porque el logo/silueta de los Omini (figuritas, muñequitos en italiano) que identifica a Kappa es parte de la imaginería pop del último medio siglo.

Favorita de los pioneros del hip hop para vestir las batallas de b-boying, ya fuera en el Bronx neoyorquino o los bajos de Azca madrileños; emblema chandalero de Mel C, la spice girl deportista, y blasón de Damon Albarn al frente de Blur o los hermanos Gallagher en Oasis a mayor gloria indumentaria del britpop, la escudería piamontesa con la que ganaron el oro olímpico Carl Lewis, Florence Griffith y Edwin Moses (Los Ángeles, 1984 y Seúl, 1988) y se uniformaron las estrellas de la Juventus (entre 1978 y 1998) y el Barça (de 1992 a 1998) resuena desde hace décadas en el imaginario estilístico de las subculturas juveniles y callejeras. Aunque nunca lo había hecho tan alto como ahora.

Ocurre al ritmo hipnótico de los bpms (beats por minuto) del Kappa FuturFestival, el encuentro de música electrónica de baile y arte contemporáneo de Turín que lleva por bandera el nombre (y el logo) de la legendaria etiqueta de sportswear italiana. “Es, creo, el único en el mundo que integra en su nombre el de una firma de moda; una colaboración preciosa porque, contribución económica aparte, le presta su reputación, sus valores de marca”, explica a EL PAÍS Maurizio Juni Vitale. Cofundador y director del festival, Vitale es hijo del visionario que transformó la centenaria empresa textil familiar, el Maglificio Calzificio Torinese, en una revolucionaria enseña de ropa deportiva que dinamizaría la industria piamontesa a finales de los años sesenta. No fue su único hito: creador de los vaqueros Jesus (“Quien me ama, me sigue”, rezaba aquel eslogan bíblico que le valió la reprimenda del Vaticano), en 1979 inundó la antigua Unión Soviética de jeans merced a un acuerdo histórico de 100 millones de liras.

Maurizio Vitale, director del festival.
Maurizio Vitale, director del festival.Cortesía de Kappa FuturFestival

Por desgracia, Maurizio Vitale Sénior falleció en 1987, a los 42 años, víctima temprana del VIH. “Tengo pocos recuerdos de él, porque yo tenía solo 11 años. Era un hombre muy dinámico, enérgico profesionalmente. También generoso, aunque muy exigente. De seguir vivo sería uno de los grandes pensadores contemporáneos, estoy seguro”, concede su hijo, orgulloso de que su progenitor abriera un camino que luego ha recorrido con éxito el negocio de la moda italiana. Juni, eso sí, se desvió pronto de él, tras la bancarrota de la empresa familiar en 1994 (adquirida luego por Marco Boglioni, amigo de su padre, y reflotada como parte del grupo BasicNet, en el que se cuentan igualmente Jesus Jeans, Superga y K-Way, un conglomerado que factura más de 100 millones de euros anualmente). “Mis cuatro hermanos sí han seguido en la moda, pero yo no tengo ni su talento ni su gusto. También es verdad que siempre he preferido hacer algo por mí mismo”, tercia.

Vitale Jr. se presenta como un “empresario del entretenimiento”. Un emprendedor que ha vuelto a poner a Turín —capital del chocolate, el vino y la trufa transalpinos, cuna de la radio y de Fiat— en el mapa de los destinos culturales con más tirón de Italia gracias al Kappa FuturFestival. “La consecuencia del éxito, de nuestra bravura y arrojo, es el turismo”, dice. “Según la Cámara de Comercio de Turín, se trata del acontecimiento con mayor atracción turística y, por tanto, económica, del Piamonte [en 2023, tuvo un impacto en la economía local de 25 millones de euros]”, dice de un festival que comenzó la noche de fin de año de 2008, inspirado por los fastos del centenario del Futurismo, aquel movimiento de vanguardia que proclamaba que “un automóvil es más bello que la Victoria de Samotracia”. Reubicado en el monumental Parco Dora, en el lugar que ocupara una antigua fábrica de Fiat, cuyas ruinas proporcionan un paisaje de película de ciencia-ficción distópica, desde 2012 es el multiescenario que congrega a 100.000 festivaleros, que bailan durante tres días como si no hubiera mañana.

El ambiente nocturno del festival.
El ambiente nocturno del festival.Matteo Ortili

“Kappa FuturFestival es una rave legal, un modelo de rave. Se puede ser transgresor en un contexto controlado, como hemos demostrado. Somos antisistema de otra manera: nosotros hacemos las cosas no solo bien, sino mejor, y ahora mismo, la excelencia es antisistema. Cuesta trabajo, claro, pero como dijo Kennedy: hemos ido a la Luna porque es difícil”, asegura el director de este encuentro en la cumbre techno que, sorpresa, tiene las bendiciones del Gobierno Meloni a través de los Ministerios de Juventud y Turismo.

“El Gobierno no está contra la música electrónica, está en contra de quienes no respetan las leyes, y eso me parece bien”, zanja, aunque reconoce que las políticas de centroizquierda de la administración turinesa (el Partido Democrático se ha hecho fuerte en la alcaldía de la ciudad) han ayudado al desarrollo de su iniciativa. “La música electrónica es la expresión cultural de la que más gente participa en la actualidad. Nosotros operamos en el tejido productivo del país, contribuyendo con un valor añadido, económico e intelectual, generando nuevas competencias e innovando en términos tecnológicos. Eso es invertir en cultura”, confirma.

Una de las emblemáticas campañas de Kappa, fechada en 1976.
Una de las emblemáticas campañas de Kappa, fechada en 1976.Cortesía de Kappa

Amén de un cartel de primeros espadas (en esta undécima edición, a celebrar entre el 5 y el 7 de julio, figuran Jeff Mills, Carl Cox, Skrillex, Solomun, Four Tet, Nina Kravitz o Inner City actuando en vivo), Kappa FuturFestival hace alarde de una programación paralela que integra las artes visuales en el propio espectáculo. El Parco Dora acoge las exposiciones fotográficas del maestro Oliviero Toscani, las proyecciones de artista digital turco-alemán Ali Demirel y las instalaciones lumínicas de Marinella Senatore para disfrute general, mientras que por 4.000 euros es posible acceder a la Arts & Techno Experience, un paquete vip que abre en exclusiva galerías de arte, instituciones como La Pista 500 (la pinacoteca de la familia Agnelli en la que fuera sede de Fiat) y colecciones privadas a quien pueda pagarlo, amén de dar acceso privilegiado a la zona de artistas de los seis escenarios del festival.

“Puede considerarse una concesión elitista, pensada sobre todo para corporaciones, pero esto no va de ricos y pobres”, admite Vitale Jr. “Nuestro deseo era ser globales, pero hemos hecho una globalización al contrario: en lugar de llevar el festival al mundo, hemos traído el mundo al festival, a Turín. El año pasado, vino gente de 148 países y este esperamos llegar a los 150. Eso quiere decir que el 90% de la raza humana tiene su representación aquí. Y eso es justo lo que simboliza el logo de los Omini de Kappa”, concluye. “Resulta precioso ver a jóvenes de todas partes bailando juntos en el mismo sitio. Es el mejor mensaje que se puede enviar hoy”.

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