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Trabajadoras y usuarias protestan contra el desmantelamiento de los espacios de igualdad de Madrid: “Si los cierran, nos apagan”

Las profesionales convocan paros y una concentración ante el Ayuntamiento para defender la red municipal y quejarse de la censura que aseguran vivir en estos recursos al no poder hablar de placer u orgasmos femeninos

Espacios de igualdad de Madrid
Sara Castro

“Los espacios de igualdad no se venden, se defienden“, gritan las usuarias y trabajadoras de esta red, que este martes han decidido no acudir a sus puestos de trabajo y convocar paros de 9.00 a 12.00, además de una concentración frente al Ayuntamiento de Madrid durante la jornada del pleno. Temen el desmantelamiento de sus centros de trabajo si sale adelante la Estrategia de Igualdad entre hombres y mujeres de la ciudad de Madrid, presentada el pasado mayo por los responsables municipales. El 22 de octubre, el comité de huelga junto con los sindicatos Comisiones Obreras y Co.bas, convocantes de esta protesta, acudieron a una citación en el Instituto Regional de Mediación y Arbitraje para dialogar con las empresas gestoras de estos recursos y el Ayuntamiento, pero los representantes del Ejecutivo municipal no se presentaron.

El comité de huelga ha decidido mantener la protesta “ante esta falta de respeto institucional” para denunciar la transformación de los Espacios de Igualdad en los Centros Integrales de Atención a las Mujeres (CIAM), planteados en el borrador de la estrategia. “Es un cambio que el Ayuntamiento presenta como modernización, aunque supone fusionar dos redes necesarias, pero que son distintas y precisan diferentes abordajes: la de igualdad y la de atención a la violencia de género”, apunta una trabajadora de 31 años, entre el centenar de protestantes, que prefiere mantener el anonimato para evitar represalias.

A su juicio, bajo el pretexto de un cambio de modelo se pretende sustituir un proyecto feminista, comunitario y de prevención por otro asistencialista, que deja fuera el trabajo de participación y sensibilización. “Convertirnos en CIAM significa reducir servicios, precarizar equipos y borrar la palabra igualdad del mapa municipal”, comenta la mujer.

Desde el Ayuntamiento confirman que una de las 98 medidas de la estrategia consiste en la creación de los CIAM en los 21 distritos para integrar en un único recurso los servicios que ahora se prestan en diferentes tipos de centros: los tres Puntos Municipales del Observatorio Regional de Violencia de Género, los dos centros de atención psicosocioeducativa y los espacios de igualdad.

“De esta forma, prestaciones que hasta ahora se localizan en distritos concretos pasarán a ofrecerse en cada uno de ellos con la intención de que ninguna mujer tenga que hacer grandes desplazamientos para recibir el apoyo que necesite. Con ello se pretende evitar el absentismo a las citas, que alcanzó el 30% en 2024″, defienden las fuentes del Ejecutivo.

También la médica de familia Cristina de la Cámara, de 74 años, muestra su descontento con la decisión municipal. Por ello, acude a la protesta. Antes de jubilarse derivó a muchas ciudadanas desde su centro de salud al Espacio de Igualdad Lourdes Hernández de Carabanchel. “Es de gran utilidad para las mujeres. Socializan, salen del aislamiento y desarrollan actividades creativas. En la salud no solo influye tomar medicinas, también pesa el bienestar”, comenta.

La doctora insiste en que la prevención y la concienciación es un área diferente a la atención a la violencia de género. Por ello, considera que no es conveniente unificarlo todo. Tacha de “maquillaje” la estrategia municipal. “Se está cediendo ante un empuje de ideologías que pretenden que las mujeres vuelvan a posiciones más tradicionales, ya lo vimos con el aborto”, advierte.

Las fuentes del Consistorio defienden que el Ayuntamiento no va a desmantelar espacios. “No se plantea ningún recorte, sino que se evoluciona y se refuerzan los servicios existentes”, alegan tras asegurar que el Área de Políticas Sociales, Familia e Igualdad tiene reuniones mensuales con las coordinadoras de estos recursos para aclarar cualquier tipo de duda.

“¿Cómo van las mujeres a pedir ayuda ante una situación de violencia sin informarse bien en un recurso especializado sobre cómo detectar el maltrato o las conductas machistas?“, se pregunta María José Gallego, vecina de Carabanchel Alto de 74 años. Acude a la concentración porque ha asistido al recurso de su barrio para disfrutar de presentaciones de libros y conferencias. ”También participan hombres, algo muy importante para la igualdad. Esta estrategia es un crimen“, comenta.

Desde el Ayuntamiento insisten en que “se acercan los servicios a las mujeres víctimas de violencia machista, al tiempo que se mantiene el ADN de los espacios de igualdad con actividades en el ámbito de la promoción de la mujer, la prevención de la violencia de género, la sensibilización y el trabajo comunitario”. Pero la concejala de Más Madrid en el Ayuntamiento, Carolina Elías, recalca que el Partido Popular, que gobierna con mayoría absoluta, pretende eliminar los espacios de igualdad.

“El borrador de la estrategia no nombra a las orientadoras laborales, que ahora tienen un papel importante en estos lugares. Tampoco contempla reforzar el acompañamiento psicológico. Ya no se financian talleres sobre el cuerpo de las mujeres y actividades lúdicas, esenciales para la prevención y sensibilización”, explica la política en medio de la concentración.

Censura

A su lado, Begoña Alba, de 60 años, insiste en la importancia vital de estos recursos. Acude al Espacio de Igualdad María Zambrano desde hace cinco años, cuando se quedó sin trabajo. “Si los cierran, nos apagan. Son mi red de apoyo, me permiten hacer talleres de autoestima. Yo allí crezco, me empodero, me siento viva”, expresa tras confesar que ha sufrido censura en los últimos años. “En verano propuse tejer sandías en solidaridad con las mujeres palestinas y no me dejaron. Tampoco nos permiten poner pancartas en las ventanas”, apunta tras manifestar su preocupación.

Helén del Pozo, otra usuaria de 48 años, reporta que en su centro ya no ven películas con referencias al colectivo LGTBI. “Tampoco nos dejan hacer fanzines ni programas de radio para hablar sobre cómo nos sentimos. Nos van debilitando poco a poco”, denuncia. Una trabajadora de un espacio de igualdad de 45 años, que también prefiere mantenerse en el anonimato, asegura que ya no puede hablar de placer ni de orgasmos femeninos.

“Así nos lo pide la Dirección General de Igualdad. Hasta nos han prohibido publicar en redes sociales poemas de Gloria Fuertes. Las amonestaciones no son aisladas”, prosigue. Denuncia que los tres espacios de igualdad de Retiro, Fuencarral y Usera van a depender de una empresa sin experiencia en el sector de la intervención social y la violencia de género, cuando siempre han estado gestionados por cooperativas feministas.

“No solo está en juego nuestro futuro laboral, también un modelo de ciudad comunitario y libre. Me cabrea la incertidumbre y el desprecio de algunos políticos. Carla Toscano −concejal de Vox− calificó nuestro trabajo de chochocharlas”, manifiesta otra trabajadora del Espacio de Igualdad María Zambrano, que asegura que ya no pueden utilizar las palabras violeta y “queer” en sus programaciones. “Decidimos hacer una celebración llamada Entre Rojas y Moradas, en alusión a los colores de esta estación del año, y nos cambiaron el título a Fiesta de otoño”, ejemplifica.

Fuentes del Ayuntamiento de Madrid alegan que no existe ningún tipo de censura porque la programación de los espacios de igualdad es responsabilidad del Área de Políticas Sociales, Familia e Igualdad. “En ningún caso deciden las entidades que gestionan estos recursos ni los usuarios. Así está establecido en el acuerdo de competencias del Área”, matizan. Apuntan que es la Dirección General de Igualdad y contra la Violencia de Género la que establece las líneas de trabajo según los intereses, demandas y necesidades de las personas que acuden a estos servicios en cada distrito.

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Sobre la firma

Sara Castro
Escribe en la sección de Madrid tras pasar por la de Sociedad. Antes formó parte de la redacción de elDiario.es y la web de Informativos Telecinco. Cursó el máster de Periodismo UAM – EL PAÍS.
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