Lavapiés homenajea a Gloria Fuertes
El barrio donde nació la poeta celebró anoche su cien cumpleaños con rap, versos y cuentacuentos al aire libre
Hubiera cumplido 100 años el viernes 28 julio. La ausencia de Gloria Fuertes, sin embargo, no se nota en las calles de su barrio. Lavapiés, que luce una placa con su nombre en la calle de la Espada, la homenajeaba al caer el sol. Su cumpleaños se convirtió en la excusa para recordarla a través de la palabra para todos los públicos. Esto era su poesía: poemas sin años. Y esto es lo que hilvana los actos del año de su centenario. “Gloria Fuertes era mucho más que su poesía infantil, era versos para todas las edades”, explicó Javier Benedicto, coordinador artístico de Veranos de la Villa.
“Algunos autores leen sus obras, otros improvisan sobre ellas”, apuntaba Benedicto, “la idea es aprovechar a Gloria desde todos los puntos de vista, llegar a todos, poner en valor la palabra como fuerza creadora”. Cuentacuentos generacionales, rap, jam sessions, micrófonos abiertos y versos cantados. Tres escenarios acogieron el espíritu de la poeta madrileña: el primero, mientras caía la tarde, en el Casino de la Reina, donde se contaron cuentos bajo los árboles en una escena hecha de mantas de colores. El grupo de voluntarios Los Mayores Cuentan se encargó de la escenificación, que pretendía poner en valor la transmisión oral entre generaciones. Fusionaron el acto las melodías de La Fantástica Banda, que abrieron la primera parte del homenaje con versos y música, mientras la narradora Cristina Mirinda iba contando la vida de la poeta a los más pequeños, que levantaban sus cabecitas y aplaudían dando pequeños saltos alrededor de sus padres.
Poco más allá, y algo más tarde, la jam session poética Poesía o barbarie despedía la tarde, que no el calor, bajo la Corrala de Lavapiés. Empezaron las chicas de Poesía tiene Nombre de Mujer, colectivo formado por Loreto Sesma, Irene G. Punto y Victoria Ash. “Como mujer y poeta no se lo pusieron fácil, pero estamos aquí por ella, vamos a reivindicar y celebrar su cumple”, recitaban las jóvenes, que regalaron poesía desde el escenario. Dieron paso al poeta Diego Álvarez Miguel, que le pasaba el testigo a Nacho Vegas, para el que no hizo falta presentación. “¡Qué se caiga Lavapiés!”, se oyó entonces en la plaza, ya oscura, iluminada en azul y violeta. El músico, “reconocido gloriófilo”, matiza el coordinador de Veranos de la Villa, homenajeó la figura de la poeta al recordar su lado más social con Canción para la PAH. “Le he robado un par de versos alguna vez”, contó Vegas antes de que sonara en su guitalele (mezcla de guitarra y ukelele) Canción vampira.
Y cuando callaba este escenario, se encendía el tercero y último. Las pistas de baloncesto del Casino de la Reina acogían una sesión de rap improvisado con varios de los clasificados de la Red Bull Batalla de Gallos. “Arkano, Skone y Chuty leen obras de Gloria, pero también se improvisa”, explicaba Benedicto. “La palabra tiene muchos estilos y muchas formas, pero siempre es palabra, fuerza; pretendemos llegar a todos los públicos, como hacía Gloria desde las palabras que mejor les lleguen”. Desde 2016, los Veranos de la Villa tienen su reflejo en las calles de la ciudad. “Utilizamos la arquitectura pública y los espacios abiertos como atrezzo”, relata Benedicto, “así ponemos en valor lugares menos conocidos y se los acercamos a la ciudad”.
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