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El Gobierno da carpetazo a la búsqueda de los restos de 451 brigadistas en la fosa común de Montecarmelo

Los arqueólogos contratados por Memoria Democrática reconocen en un informe “la falta de tiempo y el escaso presupuesto del que se disponía” para llegar a la profundidad necesaria en uno de los dos puntos en los que buscaron

Uno de los dos puntos donde se han realizado las últimas catas en busca de la fosa común de brigadistas internacionales.
Uno de los dos puntos donde se han realizado las últimas catas en busca de la fosa común de brigadistas internacionales.Claudio Álvarez

El Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática ya no va a seguir buscando los restos de 451 brigadistas internacionales exhumados del cementerio de Fuencarral y enterrados en una fosa común en Montecarmelo durante el franquismo. Los arqueólogos no pudieron culminar sus trabajos en uno de los dos puntos en los que han buscado por “la falta de tiempo y el escaso presupuesto del que se disponía”, según consta en el informe que redactó Arqueoantro, la asociación científica encargada de la búsqueda, al que ha accedido EL PAÍS. Pese a ello, la Secretaría de Memoria ha confirmado que no pedirá al Ayuntamiento de Madrid realizar más trabajos. “Las zonas marcadas han resultado ser erróneas”, concluye el informe. Por tanto, sigue adelante el proyecto del Ayuntamiento de Madrid para construir en la zona un cantón de limpieza y una base de Selur. El concejal de Urbanismo de Madrid, Borja Carabante (PP), ha señalado que ya sabía de antemano que no se iba a encontrar nada. Los vecinos de Montecarmelo seguirán su lucha contra la instalación del cantón.

“La empresa ha realizado los trabajos [...] y no ha hallado los restos de estas personas, que fueron identificadas y enterradas dignamente en el interior del cementerio municipal de Fuencarral durante la Guerra, pero cuyos cuerpos fueron trasladados a una fosa común, en el año 1941″, señala la Secretaría de Memoria Democrática en una nota de prensa. Entre las pruebas documentales que existen, está la trascripción del pleno de Fuencarral del 15 de julio de 1941, en la que el gobernador civil de entonces, Manuel Mora Figueroa, dice darse por enterado de la orden de desenterrar a los brigadistas y aprueba trasladar sus restos “a la fosa común del cementerio de esta localidad”.

El Ayuntamiento de Madrid ha deducido que, como las prospecciones que se han hecho hasta ahora no han encontrado nada, la fosa no existe. “Yo creo que ya sería despilfarrar de manera flagrante el dinero público realizar un nuevo estudio”, señaló Carabante el viernes. En cualquier caso, el delegado municipal no tendrá que preocuparse, porque la Secretaría de Memoria ha dejado claro que no pedirá hacer más sondeos. “Ningún técnico nos ha dicho que se siga”, señala una fuente de la Secretaría. “La hipótesis que se está barajando es que los sacaron [a los 451 brigadistas internacionales] y los tiraron al osario común”.

Se han hecho catas en cuatro puntos de la parcela que hay detrás del cementerio de Fuencarral, contando con las dos que se hicieron el verano pasado. La zona en la que se podría buscar mide más de 90.000 metros cuadrados, lo que hace que encontrar los restos de los brigadistas sea como buscar una aguja en un pajar. “El terreno es muy extenso, hay varios sitios más que se podrían prospectar”, aseguró Javier Iglesias, el arqueólogo al frente de los trabajos, el día que concluyeron estas últimas prospecciones. A eso hay que sumarle que “hay zonas donde se superan los 20 metros de relleno de escombro”, añadió.

El lugar fue usado como punto de vertido de hormigón, acero, ladrillos y otros elementos de construcción durante los años de la dictadura y los primeros de democracia. La capa de residuos artificiales es tan alta que los arqueólogos no han podido llegar al nivel natural del suelo en uno de los dos puntos en los que ha excavado, tal como consta en el expediente que realizaron los arqueólogos al finalizar los trabajos.

Durante los últimos trabajos, se han hecho catas en dos lugares. En la llamada Zona A se alcanzó el nivel del suelo natural a 14 metros de profundidad, pero solo en un área de 2 metros cuadrados, que es la mitad del tamaño de una mesa de ping-pong. En la Zona B, los arqueólogos llegaron a más de 16 metros de profundidad, pero no dejaron de salir escombros modernos. De estar allí, los restos humanos se encontrarían debajo de esa capa, que se ha generado con vertidos posteriores.

Los trabajos se realizaron a través de un contrato menor con un presupuesto de 15.000 euros. Teniendo en cuenta el coste del alquiler del material para llevar a cabo los trabajos y el salario de los arqueólogos, la asociación científica dispuso de 14 días para encontrar algo. Si a eso se le descuentan los fines de semana, Arqueoantro solo dispuso de 10 días hábiles para localizar la fosa. El Ministerio da ahora carpetazo de manera definitiva a su búsqueda.

Las primeras catas en la parcela se hicieron en el agosto de 2024. El Ayuntamiento de Madrid solo autorizó al Ministerio dos puntos para buscar después de un estudio por georradar que realizaron ellos mismos.

Esta vez ha sido distinto. Han sido los propios arqueólogos de Arqueoantro los que han elegido los dos puntos de excavación tras comparar una fotografía aérea de un vuelo estadounidense de 1956 con otras posteriores. En las imágenes se veía que la Zona A no fue alterada durante más de 20 años por trabajos agrícolas. La Zona B ―en la que los trabajos no culminaron― se mantuvo sin modificar durante más de 60. La hipótesis que manejaban los arqueólogos era que se había aprovechado el cauce seco de un río para dejar allí los cuerpos y luego solo echar tierra encima, sin necesidad de cavar ningún agujero.

“Había indicios que había que comprobar con catas”, apunta una fuente de la Secretaría. “Estas han resultado negativas, algo que suele ocurrir de vez en cuando en este tipo de exhumaciones”.

Para los vecinos de Montecarmelo ha sido un varapalo en sus aspiraciones de frenar al Ayuntamiento de Madrid en su intención de poner ahí un cantón de limpieza. Esperaban que si los arqueólogos encontraban la fosa, el Ministerio declarase la zona como Lugar de Memoria y tuvieran que desplazar el proyecto a otro sitio. Este lunes, la Asociación de Vecinos de Montecarmelo y la Plataforma No al Cantón han señalado en un comunicado que seguirán movilizándose, con independencia de que nunca vaya a aparecer una fosa común allí.

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