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La oposición critica a Ayuso por actuar en defensa de su pareja: “Ya no gobierna Madrid, solo trata de ocultar sus problemas”

El PSOE y Más Madrid se unen para criticar que la presidenta regional dedique tiempo y recursos al caso de presunto fraude fiscal que afecta a su novio

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene durante el pleno de la Asamblea de Madrid, este jueves.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene durante el pleno de la Asamblea de Madrid, este jueves.Javier Lizón (EFE)
Juan José Mateo

Una mayoría absoluta no se derrumba en un día, ni en una semana, ni en un mes, ni en un año. Cambiar la que encabeza Isabel Díaz Ayuso en Madrid, asegura una fuente de alto rango del PSOE, requiere de que la presidenta cometa algún error. Y este jueves la oposición llega a la Asamblea convencida de que el primer paso en falso ya se ha dado y de que la decisión de que la líder asuma en primera persona la defensa de su pareja ―investigado por un presunto fraude fiscal― es una oportunidad. Al PSOE y Más Madrid les da igual que el PP maneje una encuesta pagada por el PP que consolida y amplía su mayoría absoluta. Tampoco les importa que Ayuso conserve un tirón envidiable entre los electores. Juan Lobato, del PSOE, y Manuela Bergerot, de Más Madrid, usan el pleno para denunciar que el problema está en la concatenación de polémicas que afectan a allegados de la líder y en que la presidenta dedique tiempo y recursos públicos a gestionar la crisis del caso de su novio.

“¡Solo piensa en sí misma!”, se queja Lobato mientras el resto de diputados guarda silencio. “Cuando se la mira a usted, se ve, por un lado, colaboradores que difaman, que insultan, que amenazan a los medios de comunicación”, arranca el líder de los socialistas madrileños, en referencia al jefe de gabinete de la presidenta, Miguel Ángel Rodríguez, y sus bulos contra periodistas: “Y, por otro lado, se ven un piso de lujo, los maserati, los fraudes fiscales...”, añade, para rematar: “Señora Ayuso, usted ya no gobierna, usted solo trata de ocultar sus problemas”.

Es una breve intervención que toca múltiples aristas de la polémica que afecta a Alberto González Amador, el empresario con el que convive la presidenta, al que Hacienda y la Fiscalía acusan de haber intentado presuntamente defraudar más de 350.951 euros en el impuesto de sociedades de su empresa Maxwell Cremona, que multiplicó por seis sus ventas en lo peor de la pandemia gracias a su labor de intermediación en la compraventa de guantes y mascarillas.

Porque Lobato alude a que el jefe de gabinete de la presidenta y a su equipo de comunicación, pagados con cargo a los presupuestos públicos, se hayan implicado en la gestión de la crisis política y reputacional originada por un particular. También, a que la presidenta afrontara la polémica por iniciativa propia y en el escenario de una rueda de prensa de carácter institucional ―”hay un caso turbio de todos los poderes del Estado contra mi pareja”, dijo―, pues se correspondía con un Consejo de Gobierno. O a que haya habido reuniones entre el empresario, que tendrá que investigar en mayo, y el núcleo duro de la presidenta. Pero hay más. Mucho más.

“Ya sabemos que no tiene nada que ver Quirónsalud con Quironprevención”, ironiza Manuela Bergerot, la líder de Más Madrid, en referencia al intento del Gobierno regional de diferenciar a la empresa que gestiona cuatro hospitales públicos, y recibe miles de millones de la Administración, de la compañía que era el principal cliente de González Amador, pese a que ambas pertenecen al mismo grupo. “Tampoco tiene que ver el piso de abajo con el ático de arriba”, avanza sobre la vivienda en la que conviven el empresario y la política. “Y no, no es lo mismo ser la abogada de un defraudador que hacer de presidenta, que es lo que necesita Madrid”.

Ayuso, de tuit en tuit

Ayuso sonríe ante todo eso. Frente a sesiones precedentes, en las que buscó el choque de frente, en esta ocasión tira de ironía, y responde de tuit en tuit, con frases construidas como si estuviera pensando en las redes sociales y los telediarios, más que en el debate parlamentario. “La próxima vez que me busque una pareja, les pediré consulta, no sé si me tendré que buscar una monja de clausura finlandesa, a ver si así no me buscan una trama”, lanza, provocando la risa incontenible de su segundo en el PP, Alfonso Serrano, que la semana pasada se reunió con Gonzalez Amador.

“Esta semana, en Got Talent, un tres”, le espeta a Lobato, pues desde hace muchos plenos insinúa que el futuro del líder de los socialistas madrileños está en peligro, y que hay un casting abierto para sustituirle. “Mucha paz en Gaza, donde nadie le ha pedido que hable, mucha guerra aquí para hacerse una foto vestido de Balay entre huesos y darse cuenta de que ni siquiera eran los suyos”, dice, mezclando la propuesta de reconocer como Estado a Palestina, lanzada por Pedro Sánchez, con su visita al equipo de forenses que trabaja en el Valle de Cuelgamuros, donde se vistió con un mono blanco.

Son solo algunos ejemplos de las intervenciones de la presidenta, que aprovecha para anunciar un nuevo incentivo de 500 euros mensuales desde mayo para todos los médicos de los centros de salud de difícil cobertura. Porque los engranajes de Madrid siguen requiriendo de atención mientras crece la polémica que afecta a la pareja de la presidenta, que declarará como investigado por la presunta comisión de dos delitos de fraude fiscal y otro de falsedad en documento mercantil.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.
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