El productor de películas porno Torbe acepta dos años de prisión por difundir vídeos con dos menores

El productor de películas pornográficas Ignacio Allende, más conocido como Torbe, ha aceptado este lunes haber distribuido vídeos pornográficos de dos menores para conseguir una rebaja en la petición de condena. La Fiscalía de Madrid solicitaba para él siete años de prisión por haber difundido dos grabaciones en las que aparecían dos chicas menores. Uno de ellos, el conocido como Aupa Atleti, se hizo viral porque Torbe se lo envió a varios jugadores de fútbol y además se publicó en un foro de internet. Torbe ha comparecido por videoconferencia y se ha limitado a reconocer la acusación. Con este acuerdo, el productor acepta dos años de cárcel, aunque la defensa ha adelantado que pedirá una suspensión de la entrada en prisión. También ha pagado 65.000 euros a las víctimas, así que se le ha podido aplicar la atenuante de reparación del daño. En el proceso hay otros dos acusados. Uno de ellos, el montador de los vídeos, no ha admitido su responsabilidad y por eso el juicio sí se ha celebrado para su caso.

Los hechos se remontan a 2012, cuando Torbe contactó con una chica para grabar un contenido sexual. Según recoge la Fiscalía, la chica le dijo que era mayor de edad y realizaron un vídeo pornográfico en el que la bautizaron con el nombre artístico de Jessica Ping. Después de rodar la película, la chica les entregó su carnet de identidad y constataron entonces que era menor. Pero los hoy acusados decidieron no desperdiciar el material, sino guardarlo en un cajón y publicarlo cuando la chica cumplió 18 años. Ella se dio cuenta de su publicación en 2016 y los denunció en Rumania, su país natal.

El segundo caso ocurrió en 2015. Esta segunda chica contactó con Torbe para grabar porno. El productor y la chica mantuvieron relaciones sexuales en su casa que él grabó con su móvil. También hizo varias fotos a la menor, en las que se ve su cara, y se las envió a otro de los acusados. Una semana después, grabaron otro vídeo, en esa ocasión, con una mujer. Cuando acabaron, el productor le pidió a la menor que se pusiera una camiseta del Athletic de Bilbao y que se la levantara mostrando sus pechos. Torbe envió la grabación, que tituló Aúpa Athletic, a varios jugadores de ese equipo de fútbol. El ministerio fiscal ha señalado que esta pieza “se viralizó por toda España” al ser subida a Forocoches, el mayor foro online en lengua española. La chica escribió en este momento a Torbe para decirle que sabía que había enviado el vídeo y que ella era menor de edad. Entonces, el productor mandó un mail a Forocoches para pedir que retirara el contenido.

La difusión del vídeo ocasionó en esta chica “un trastorno por estrés postraumático de intensidad media-alta que le produjeron graves síntomas de reexperimentación de los hechos, con recuerdos y sueños que le causaban malestar y provocaban nerviosismo”, recoge el ministerio público. El escrito de acusación también destaca que esos hechos afectaron “gravemente” a la joven en su esfera personal, familiar y social, por lo que tuvo que “dejar sus estudios al no poder continuar su proceso formativo”.

La acusación particular ha pedido una modificación del acuerdo de la Fiscalía con F. J. Mina para que el acusado sea condenado a seis meses de prisión, pero la defensa no ha aceptado este cambio y ha abogado por la multa.

El montador de los vídeos es el único de los implicados que no acepta la culpabilidad, por lo que está excluido del acuerdo alcanzado por Torbe. En su declaración este lunes en el Juzgado de lo Penal número 27 de Madrid, ha asegurado que a él este asunto le “repugna desde el principio” y que cuando sucedió todo esto ya no trabajaba en la productora.

La acusación a Torbe se ha ido desinflando. En 2016 estalló como un huracán mediático por la cantidad de nombres conocidos que salieron de la agenda del productor. En un principio se le acusó también de otros dos delitos: trata de seres humanos, en concreto chicas ucranias, y de blanqueo de capitales. La policía sostenía que el productor había traído a una treintena de chicas de Ucrania para rodar escenas de sexo en grupo. Sin embargo, la instrucción judicial no consideró probado que ellas hubieran venido a España a participar en esas escenas bajo coacción o violencia.

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