Concha Dancausa, una consejera para aplacar a Vox
La nueva responsable de servicios a los vulnerables en Madrid está en la órbita del Opus Dei, habla de “personas con LGTBI” y vincula inmigración con delincuencia
A veces, cambiar una palabra del plural al singular en el cargo de un político puede ser un gesto muy elocuente. Por ejemplo, la Consejería de Familias del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha pasado a ser de Familia. La retirada de la letra ese, que apelaba a la diversidad de modelos de convivencia, ha coincidido con la reciente entrada en el edificio de la calle O’Donnell, 50 de Madrid de Concepción Dancausa (Burgos, 69 años), una veterana política conservadora del PP que desde hace décadas ha sido vinculada al Opus Dei por fuentes cercanas. Ella negó una vez ser miembro de ese grupo católico conservador.
El título de Familias se lo había puesto en 2019 Alberto Reyero, el consejero de Ciudadanos que era considerado el hombre más a la izquierda del primer Gobierno Ayuso. También él sumó a su cargo la palabra Igualdad, que ahora ha desaparecido. Son adjetivos que acompañaban al nombre con el que suele ser mencionada este área de gobierno, las Políticas Sociales, el ámbito de las ayudas a las minorías y los vulnerables. Con la nueva titular, el nombre completo de la consejería es Familia, Juventud y Política Social.
Concha Dancausa (ella suele usar el diminutivo) dará la cara para hablar de feminismo, derechos de la comunidad LGTBI o los menores inmigrantes. Sus ideas son cercanas a Vox, como se puede apreciar en Twitter. Suele retuitear mensajes que vinculan a los inmigrantes con la delincuencia o ataques contra el lenguaje inclusivo. Algunos son tuits de Vox o de líderes como Rocío Monasterio; otros son conocidos propagadores de bulos, como Alvise Pérez.
Este jueves, en su primera intervención en la Asamblea como consejera, Dancausa indignó a la oposición porque repitió tres veces “las personas con LGTBI”, como si se tratase de una enfermedad.
Podría verse el nombramiento de Dancausa como una concesión a Vox por parte de Ayuso. De hecho, la presidenta ha aceptado la demanda del partido de extrema derecha de reformar dos leyes, contra la discriminación de género y orientación sexual. Pero la designación de Dancausa, lejos de ser un gesto de debilidad, suena a una maniobra para asfixiar a Vox, según analistas políticos. Al seleccionar a una persona de perfil duro para los temas que ese partido suele usar para su batalla cultural, Ayuso resta a Monasterio un espacio donde poder diferenciarse del PP.
Desde el inicio del Gobierno Ayuso, Vox empleó los asuntos sociales como uno de sus frentes favoritos. El exconsejero Reyero fue blanco de Monasterio en cuestiones de género o de derechos LGTBI. Recientemente, debilitados por la fuga de sus votantes hacia Ayuso en la campaña del 4-M, el partido de Monasterio encontró una forma de sobresalir agitando el miedo a los inmigrantes.
Ese es el hueco que ahora está tapando Ayuso. Después de noquear a Ciudadanos en las elecciones de mayo, el PP madrileño aspira a crecer por su derecha, valora el encuestador de GAD3 Narciso Michavila. Es la ambición de un retorno a los tiempos en que el PP era la casa común de un amplio espectro de sensibilidades. El reto consiste en tener contentas a las distintas burbujas de votantes.
El PP podría ampliar muchísimo su base si protege su flanco derecho cuando Vox le ataque por ahí, o incluso si pasa a la iniciativa en estas cuestiones, a la par que consigue mantener a los votantes de su flanco izquierdoNarciso Michavila, analista de GAD3
“El PP podría ampliar muchísimo su base si protege su flanco derecho cuando Vox le ataque por ahí, o incluso si pasa a la iniciativa en estas cuestiones, a la par que consigue mantener a los votantes de su flanco izquierdo”, estima Michavila. “El eje de la campaña de Ayuso, basado en la libertad, le permite satisfacer a quienes defienden la libertad de acostarse con quien quieras, y a quienes defienden la libertad de abrir tu negocio cuando quieras”.
La izquierda también cree que Dancausa jugará un rol estratégico. “Ayuso ha elegido a una persona que frene el avance de Vox, en lugar de alguien moderno, cercano a la sociedad que tiene que gobernar”, censura Jesús Celada, portavoz de políticas sociales del grupo del PSOE.
Tres décadas en cargos públicos
Dancausa manejará la consejería con el cuarto mayor presupuesto (1.822 millones), tras Sanidad, Educación y Transportes. Asumió el cargo hace tres semanas, después de que Ayuso revelara su lista de nueve consejeros, seis hombres y tres mujeres. Tuvo mala suerte en su estreno, porque el fin de semana anterior se rompió la tibia de la pierna izquierda durante la comunión de un nieto, así que a la toma de posesión fue escayolada y en silla de ruedas. “Nuestra querida Concha es una de las personas que mejor conoce Madrid y todas sus administraciones”, destacó Ayuso, antes de referirse a su dilatada experiencia en política. La presidenta resaltó que será Dancausa quien implemente el nuevo cheque bebé, una medida estrella que ha sido cuestionada por su limitado alcance.
Un asunto que Ayuso omitió pero con el que tendrá que lidiar Dancausa es el papel de su Gobierno en la discriminación a los mayores que vivían en residencias durante el colapso hospitalario del año pasado. El asunto está siendo investigado en decenas de juzgados a los que han acudido los hijos de los fallecidos. Ante las críticas de la oposición en el pleno del jueves, la nueva consejera recurrió al manual del PP en esta materia, señalando al Gobierno de Pedro Sánchez, a pesar de que fue la Comunidad de Madrid la administración que elaboró los protocolos de triaje.
El currículum de Dancausa sorprende porque lleva 30 años sin apenas interrupción ocupando cargos públicos, casi siempre nombramientos de confianza. Su primer contacto con la política empieza cuando era niña. Es una de los siete hijos de un conocido político falangista, Fernando Dancausa de Miguel, que fue alcalde franquista de Burgos entre 1965 y 1973, procurador en las Cortes de la dictadura, y fundador de la Fundación Francisco Franco. Ella estudió Derecho en la Universidad Complutense, donde hizo una amistad con Ana Botella que las uniría en el poder décadas más tarde.
Su primer cargo lo ocupó en 1991 como subdirectora general de ONG y Subvenciones en el Ministerio de Asuntos Sociales, aún en tiempos del presidente Felipe González. Cuando José María Aznar llegó a Moncloa en 1996, Dancausa fue nombrada directora general del Instituto de la Mujer. En 2000, fue elegida diputada nacional, puesto que abandonó pronto porque fue nombrada secretaria general de Asuntos Sociales.
En 2003, Esperanza Aguirre la incluyó en sus listas para las elecciones a la Asamblea madrileña y ella se convirtió en una inesperada primera beneficiaria del tamayazo. Aguirre había perdido las elecciones pero cuando los dos diputados socialistas Eduardo Tamayo y Ana María Sáenz se ausentaron de la sesión de constitución de la Cámara, PSOE e IU se quedaron sin los dos votos necesarios para formar mayoría y Dancausa se convirtió por sorpresa en presidenta de la Asamblea.
“Concha, prepárate un discurso que vas a ser la nueva presidenta”, le advirtió un compañero. Ella buscó un folio y se puso a improvisar una escueta alocución.
Fue presidenta de la Asamblea hasta 2007, cuando dio el salto al Ayuntamiento de Madrid como concejala de Asuntos Sociales del alcalde popular Alberto Ruiz-Gallardón. En 2011, con la llegada de Botella a la alcaldía, Dancausa se convirtió en su mano derecha, como teniente de alcalde y delegada de Hacienda. En abril de 2015, poco antes de las elecciones que llevaron a la izquierda de Manuela Carmena a la alcaldía, Mariano Rajoy la nombró delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid.
Durante ese período fue investigada por un presunto trato de favor en su etapa en el Ayuntamiento a una empresa que alquilaba espacio en los terrenos públicos de Mercamadrid. La Fiscalía acabó retirando los cargos.
Después de la moción de censura que desbancó a Rajoy, Dancausa quedó fuera del poder por primera vez en muchos años y parecía que su carrera había llegado a su fin. Fue condenada en diciembre de 2018 por el Tribunal de Cuentas, junto con el resto del gobierno de Botella, por la venta de pisos sociales a un precio bajo al fondo de inversión Blackstone. Pero en julio de 2019 el mismo tribunal revocó la sentencia. Un mes más tarde, alguien volvió a ofrecerle un cargo: la flamante presidenta madrileña Ayuso. Dancausa fue nombrada viceconsejera de Vivienda, un puesto que ha ocupado hasta este año por debajo del consejero David Pérez.
Siempre el mismo hombre de confianza
Otra cosa llamativa del historial de Dancausa es que desde los noventa la ha acompañado un hombre de confianza, Luis Martínez-Sicluna Sepúlveda. Siempre ha sido su sombra, en un escalón inferior en todas las administraciones. Ahora, Dancausa lo ha nombrado viceconsejero. Personas que han trabajado con el dueto describen a Martínez-Sicluna como un “hombre gris que no sobresale y se dedica a hacerle los papeles”.
El marido de Dancausa, el economista Juan Ramón Oñate García, también ha desempeñado cargos en la Comunidad. Aguirre le nombró en 2004 para ocupar puestos en empresas financieras públicas, entre ellas Nuevo Arpegio, que acabó salpicada por la Operación Púnica y fue disuelta en 2015.
A lo largo de su carrera, Dancausa ha sido una destacada representante del ala más conservadora del PP, manifestando su oposición a conquistas civiles como la adopción por parte de personas homosexuales, el matrimonio gay o el aborto. Como delegada del Gobierno, chocó a menudo con la alcaldesa Carmena. Protestó por la retirada del callejero franquista o por la exhibición de la bandera arcoiris en el Ayuntamiento. También prohibió la exhibición de banderas independentistas en la final de la Copa del Rey.
En el Gobierno de Ayuso va a tener enfrente a una oposición que teme un giro reaccionario. Un portavoz de la consejera ha declinado su participación en este reportaje: “Está recién llegada al cargo y no estamos dando entrevistas”.
En el sector de los servicios sociales, confían en su fama de persona trabajadora y metódica. Los de Madrid son los peores servicios sociales de España, según el índice que elabora la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. El presidente de esta asociación, José Manuel Ramírez, apela a la fe de la consejera: “Espero que su caridad cristiana y sus conocimientos del ramo hagan posible que Madrid salga del último puesto”.
Corrección: Este artículo ha sido
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