Madrid se viste de arte urbano para atraer a jóvenes coleccionistas
Tres artistas madrileños, Eugenio Recuenco, Rosa Muñoz y Kike Garcinuño, explican sus últimas creaciones en la quinta edición de la feria Urvanity Art
Después de Estampa llega Urvanity Art, la segunda feria de arte contemporáneo que se celebra de manera presencial en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), un edificio de 2.000 metros cuadrados, que acoge ya 28 galerías. La gestión del público por turnos ha sido el gran reto de este año, dice Sergio Sancho, director de Urvanity: “Esta es la edición más nacional, ya que el 70% de las galerías eran antes internacionales. Hay un arte mucho más vanguardista y joven. En ese sentido se está creando un nuevo mercado que no lo había hace cinco años cuando empezamos”. Desde este jueves hasta el domingo, los asistentes podrán disfrutar de las expresiones artísticas surgidas en contextos urbanos desde los años setenta en adelante, como el post-grafiti, el pop surrealista o el nuevo pop art.
Varios madrileños exponen en este singular espacio. El prolífico pintor abstracto Kike Garcinuño expone obra nueva marcada inevitablemente por la incertidumbre y la ansiedad de la crisis provocada por el coronavirus. “Hay pequeños acentos de esta situación brutal, la pandemia nos ha dejado en shock postraumático y cada uno lo resuelve como mejor puede. Yo tengo la bendita suerte de resolverlo pintando y por eso traigo esos vaivenes: cuadros con falta de aire y cuadros en los que nos podemos abrazar y respirar dentro”, explica este artista, que empezó con 13 años con los grafitis, y que echa de menos que se explique a la gente que a la hora de pintar un cuadro abstracto hay que pensar en la armonía, los pesos y la lectura de la imagen. “No hay casi nada azaroso”, aclara.
Donó una de sus obras a la causa Palestina y tanto Manu Chao como Fermin Muguruza se sumaron a la condena y firmaron el cuadro. “Defiendo la justicia social y la igualdad. Estaré en la lucha de todo lo que tenga que ver con el reprimido, con el que pasa hambre. Vivir en sociedad implica tener una postura política, aunque no he creído nunca en los eslogan ni en tatuarme siglas”, señala este apasionado de Madrid, ciudad a la que considera “un foco de energía y ensoñación que arropa la locura de los amigos”.
Por su parte, una de las mayores representantes de la fotografía escenificada, Rosa Muñoz, lleva un nuevo proyecto que se llama Geometrías intermedias, una simbiosis entre fotografía y pintura de lugares semi abandonados y recónditos que funcionan como santuarios artísticos, y que se mantiene fiel al denominador común de su obra: el paso del tiempo y la huella que va dejando el ser humano.
Opina que las obras de los hombres están más revalorizadas económicamente que las de las mujeres. “Pero hemos alzado la voz. Llegará un momento en el que habrá un cierto paralelismo en ambos sexos. Aunque yo tampoco he notado esa brecha, porque antes las fotógrafas éramos muy pocas y teníamos visibilidad precisamente por eso”, declara esta madrileña de Tetuán, que empezó con tan solo 16 años con sus primeras instantáneas a Tierno Galván en el extinto periódico Villa de Madrid.
El Premio Nacional de Fotografía ABC, Eugenio Recuenco, presenta una pequeña parte de Las mil y una noches, un proyecto que empezó cuando nació su hija. Este cineasta quería conocer cuál era el mundo que ella iba descubriendo y los miedos a los que se enfrentaba. El hecho de contarle cuentos le hizo aficionarse a la ilustración infantil y de ahí que en este momento se aprecie un punto más colorista e inocente. “También hay alusiones al cine y son fotos nocturnas que intentan trabajar sobre un gran formato con muchos iconos del siglo XX, pero de una manera muy pictórica. Me interesa que cuando te acercas veas el píxel, porque estamos en una pelea en su contra y parece que no es algo válido. Estoy intentando entenderlo y sacar el potencial estético que puede tener”, indica este artista, que vive en el centro de la capital y que asegura que intenta mirar la ciudad con ojos de turista. “Madrid es de los sitios que más ha avanzado en estos últimos 15 años en modernidad, pero con identidad propia, sin seguir cánones cogidos de París y de otros lugares”.
Con un público concentrado entre los 25 y los 50 años, esta feria contemporánea se acerca a un perfil más joven que empieza a coleccionar sus primeras obras, sobre todo gracias a Urvanity Lab, una iniciativa que se presenta como “cercana, democrática y apta para todos los gustos y bolsillos”, con una colección de obras de arte de edición limitada firmadas por algunos artistas imprescindibles de la escena del Nuevo Arte Contemporáneo como Boa Mistura, Rorro Berjano o Add Fuel.
Cuándo: del 27 al 30 de mayo. Dónde: Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM). Calle de Hortaleza, 63. Precio: 15 euros
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