Azulejos llenos de arte
El pintor abstracto Luis Gordillo, Premio de Arte Catalina D’Anglade ARCOmadrid 2019, apuesta por la cerámica en la Galería Marlborough
Luis Gordillo es el ejemplo de una vida entregada a la pintura. Es una de las principales figuras del arte abstracto en España y uno de los artistas que mejor interpretó el arte pop y el geometrismo en los sesenta. A sus 86 años, este pintor sevillano sigue creando y experimentando y, por ahora, no piensa colgar los hábitos. “El arte para mí es muy importante. Es una bobada de contestación, pero yo te diría que es como mis hijos y mi mujer, es básico. Y lo puedo exagerar mucho porque es algo vital, no podría vivir sin él. Se convierte en una víscera, en algo muy personal, muy de ti mismo”, explica con pasión. Gordillo sigue cosechando reconocimientos, como ser el ganador de la III edición del Premio de Arte Catalina D’Anglade ARCOmadrid, que se puso en marcha en 2017 con el objetivo de impulsar y difundir la creación contemporánea aunando arte y diseño.
En esta ocasión, Gordillo ha abandonado el lienzo para adentrarse por primera vez en la cerámica. Así, el nuevo trabajo del Premio Velázquez de Artes Plásticas se llama Under My Skin: 12 azulejos, realizados por Cerámica San Ginés, unos maestros ceramistas de Talavera de la Reina, que se presentan en una caja firmada y numerada. Se trata de una serie de 26, y estarán expuestos desde el 22 de abril en la Galería Marlborough de Madrid.
“Recibir un premio siempre da mucha alegría. Además me compraron un cuadro enorme que es muy de agradecer”, responde Gordillo. Cuenta que una de las bases del Premio de Arte Catalina D’Anglade ARCOmadrid es que se haga algo artístico, pero que sirva de alguna manera para la realidad. Por eso, tuvo que pensar mucho hasta dar con la idea de los azulejos, en un guiño a sus abuelos maternos, que eran ceramistas. “Eran de Triana y tiene mucho mérito porque empezaron con nada e hicieron una fábrica enorme de ladrillo. Ya cuando el negocio estaba más maduro quisieron enfrentarse a la cerámica, que en Andalucía es muy importante, y montar un taller”, explica. Recuerda que cuando era niño correteaba por esas estancias y cree que esa experiencia se le ha quedado marcada.
Los dibujos que había preparado este artista, “pequeños milagros que salen de la mano”, no fueron los elegidos para el certamen. “Cuando llegamos a la idea de hacer unas cerámicas, yo estaba preparando unos dibujos especiales, no demasiado espontáneos, sino una cosa más razonada, casi pintura. Pero no nos convencieron para este proyecto. Repasando los últimos dibujos, hubo doce que encajaban perfectamente”, confiesa el pintor sevillano, conocido por usar la repetición como herramienta compositiva.
El Premio de Arte Catalina D’Anglade ARCOmadrid es un galardón que, a parte de permitir la adquisición de una pieza del autor durante la feria, se centra en desarrollar una obra inédita que integre arte y diseño. El objetivo es acercar el trabajo de grandes creadores a nuevos públicos. En la primera edición del premio, la portuguesa Fernanda Fragateiro creó unas baldas-escultura y en la segunda, el madrileño Secundino Hernández propuso una colección de lámparas que llevaban sus característicos trazos a las tres dimensiones.
Tras su paso por Sevilla y el extranjero, en concreto París, donde contactó con el arte de vanguardia, Luis Gordillo se asentó en la capital. “Tengo mucho cariño a Madrid porque me ha ido formando poco a poco, aprecio la ciudad. Tiene una vida cultural inmensa. Al menos en cuestión de galerías hay infinitas, yo ya la mitad ni las conozco, y hay exposiciones muy importantes y varios museos. En ese sentido Madrid está bastante bien”, señala.
Durante la pandemia, este Hijo Predilecto de Andalucía ha seguido trabajando porque reconoce que no ha podido salir mucho ni distraerse, aunque lamenta que esta crisis haya arrastrado al sector de la cultura. “Lo mío es un ejercicio de locura personal y no paro”, dice entre risas. De ahí que el Museo Universidad de Navarra esté exponiendo sus trabajos más recientes de este siglo. “Esto me hace estar vivo y ha sido muy arduo prepararlo, va a estar durante muchos meses”, aclara.
A pesar del paso del tiempo, Gordillo siente que su esencia no ha cambiado. “Soy muy burro y sigo en la brecha, pero cada vez me cuesta más. Intento ser de verdad investigador y meterme a fondo en el asunto. Trabajar como yo trabajo con esta edad es muy especial, me parece a mi”, concluye el pintor.
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