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Auriculares, láseres, vinilos decorativos... : así agotó Madrid los fondos covid antes de que venciera el plazo

Los gestores regionales movilizaron decenas de millones de euros en contratos de emergencia por la pandemia

Imagen del hospital Isabel Zendal.
Imagen del hospital Isabel Zendal.Bernat Armangue (AP)

Parte de los fondos autonómicos y estatales habilitados para hacer frente a la crisis del coronavirus han sido empleados por la Comunidad y los hospitales de Madrid para adquirir auriculares, vinilos decorativos, equipos de videovigilancia, o antiincendios, además de robots para operar rodillas o láseres dermatológicos. Con el 31 de diciembre de 2020 como fecha límite para gastar el grueso de los 3.346,37 millones de euros que le correspondieron a la región del fondo nacional contra la pandemia, los gestores madrileños urgieron a distintos departamentos de compras a no dejar pasar el plazo con fondos sin ejecutar. Como resultado, se movilizaron al menos una veintena de millones en las tres últimas semanas del año a través de contratos de emergencia (sin publicidad ni competencia entre proveedores) que se justificaron con las necesidades creadas por la covid.

“El mensaje que nos transmitieron desde gerencia al resto fue: ‘café para todos, hay que gastar más”, dijo una fuente que aseguró que la Comunidad urgió a gastar los fondos.

“El plazo [que da el Ministerio] de Hacienda es 31 de diciembre, y hemos gastado todo”, contrapuso un portavoz gubernamental de Madrid, aunque en realidad se acepta que queden remanentes por gastar en 2021 si la tramitación de la compra se había iniciado antes de finales de 2020. “De manera previsora siempre se llama la atención a los gestores para que no pierdan de vista los plazos”, siguió sobre la llamada general a que se realizaran compras. “No se ha hecho nada diferente a las actuaciones habituales al cierre de cada ejercicio de cara a tramitar todos los temas pendientes, como ocurre en todas las Administraciones, tanto locales, como regionales, como del Estado”.

“Esos gastos se tenían que tramitar antes de finalizar el año”, confirmaron desde la Consejería de Sanidad sobre diversos contratos de atención primaria.

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La norma que regula los fondos para luchar contra la pandemia abrió la posibilidad de adoptar “cualquier tipo de medida directa o indirecta” para hacer frente a la enfermedad. Agarrados a esa redacción, los gestores madrileños se lanzaron a finales de año a apurar el dinero disponible, cerrando una mayoría de contratos fácilmente vinculables con la pandemia (equipos de protección, respiradores…) y una minoría con una relación más difusa.

Por ejemplo, se gastaron 21.337,14 euros en dos cuchillas quitanieves y dos extendedores de sal para el Equipo de Respuesta Logística Inmediata de Voluntarios de Protección Civil (para atender a enfermos en lugares de difícil acceso, explica el Ejecutivo). O 110.003,30 en un sistema de videovigilancia “de vital importancia para poder afrontar la pandemia” para el hospital de La Paz, que también adquirió vinilos decorativos “indispensables para actuar contra la pandemia” humanizando el hospital (53.966), o decidió la sustitución de la central de detección de incendios (por 38.593,20) para que proteja nuevas estancias habilitadas por la afluencia de pacientes con covid.

El Gregorio Marañón, por su parte, justificó el gasto de 2,5 millones de euros en un PET-TAC con el argumento de las afecciones pulmonares de los infectados por la covid, y de que el virus ha generado una larga lista de espera, razonamiento este último que también sustentó la inversión de 280.000 euros en un equipo de mamografía digital. Además, en un macrocontrato de 2 millones de euros incluyó partidas como material de carpintería, reparaciones de muebles, mantenimiento de colchones, o lencería.

El Clínico San Carlos se hizo con un robot para operar rodillas (514.552,50), con otro para empaquetar blísteres (157.300), o con un láser dermatológico (90.750 euros), según la información publicada en el portal de contratación.

Y en atención primaria se decidió, por ejemplo, gastar 1,2 millones de euros en el concepto “suministro de 7.000 auriculares con micrófono COVID19” para facilitar la atención telefónica.

“Lo hemos hecho todos”. Esa frase, pronunciada por varias personas conocedoras del funcionamiento interno de los hospitales, resume la situación que se dio a finales de año en muchos centros madrileños, que tuvieron que ponerse a gastar los fondos de la covid, dados por el Gobierno central a la Comunidad.

Pero no en todos los hospitales ocurrió de la misma manera. Algunos, sobre todo los de mayor tamaño, comenzaron a planificar el gasto de esa reserva con más tiempo e invirtieron en las mejoras necesarias para hacer frente a la crisis sanitaria, que se alarga ya más de diez meses. Para otros, más pequeños, la cuestión se aceleró cuando ya iba acabando el año. Porque ese gasto debía ir incluido en el ejercicio fiscal de 2020. Todos, eso sí, se han pasado los últimos días de diciembre inmersos en papeleo para dejar a punto toda la parte de gestión de justificación de ese gasto.

Un paciente infectado de coronavirus es trasladado al Isabel Zendal.
Un paciente infectado de coronavirus es trasladado al Isabel Zendal. Bernat Armangue (AP)

En general, dicen fuentes conocedoras del funcionamiento de los hospitales madrileños, los directores de gestión “no se arriesgan” a liberar dinero sin tener antes lo que se llama “conformidad de gasto”, es decir, la autorización por parte de la Comunidad para gastar ese dinero. Y el problema, según explican también esos interlocutores, fue que la autorización llegó “muy tarde” por parte de Hacienda, a pesar de que, en general, todos los centros la pidieron con tiempo. En paralelo, la última entrega de los fondos estatales covid fue en el propio diciembre, lo que limitó la capacidad de acción de todos (las otras llegaron en julio, noviembre y septiembre).

“Si hubieran posicionado en enero el dinero, habríamos tenido todo el año”, explicaron desde un hospital sobre la abundancia de contratos en las últimas semanas del año pasado.

Así, el portal de contratación está lleno de compromisos firmados para adquirir mesas, taquillas o sillas, con la argumentación de que ha sido necesario reorganizar los espacios y servicios para hacer frente al aumento de pacientes provocado por la covid. Pero igual que en la primera ola hubo gastos en tarjetas de televisión (del hospital de Fuenlabrada: 60.984 euros en abril) ahora los ha habido en forros polares (6.437,20 euros, del Clínico). Todo, dicen esos contratos, para luchar contra el coronavirus.

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