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Ciudadanos no romperá la coalición en Madrid a pesar de las últimas turbulencias

En Cs apuntan al jefe de Gabinete de la presidenta, Miguel Ángel Rodríguez, como el ideólogo de la política frentista de la Comunidad

El vicepresidente, Ignacio Aguado, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el 14 de septiembre durante el debate del estado de la región en la Asamblea.
El vicepresidente, Ignacio Aguado, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el 14 de septiembre durante el debate del estado de la región en la Asamblea.Eduardo Parra / Europa Press
Manuel Viejo

Todavía no ha entrado el virus de la duda. El Gobierno de la Comunidad atraviesa uno de los peores momentos en su primer año de mandato. La crisis total es solo una quimera: no habrá rotura de la coalición ni voto de censura, reconocen consejeros y diputados de Ciudadanos consultados. Todos rechazan de facto romper el acuerdo con Ayuso. “Estamos incómodos, pero pese a lo que ha ocurrido en las últimas semanas ahora no estamos en eso”, resuelve una voz con gran peso dentro del partido. “Los votantes no comprenderían un cambio de presidente en mitad de esta crisis”, añade un consejero.

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La coalición lleva nueve días de turbulencias. La crisis es similar a un electrocardiograma. No hay días sin picos. Un sube y baja de declaraciones, acusaciones y entrevistas constantes en diferentes medios. A esto se sumó el viernes la dimisión del consejero de Asuntos Sociales, de Ciudadanos, Alberto Reyero. ¿Tambores de guerra?, ¿movimiento para una moción de censura? Los socialistas se frotaban las manos. Sin embargo, aseguran en el entorno del exconsejero, su marcha fue ejecutar una decisión que ya tenía meditada desde hacía tiempo. Por si acaso, no hubo ningún mensaje de agradecimiento en público por parte de la presidenta.

Populares y Ciudadanos enfocaron las reuniones con La Moncloa de la semana pasada con dos visiones diferentes. Los de Ciudadanos se vistieron de árbitros. Querían llegar a toda costa a un acuerdo con Sanidad para trasladar la idea de que, pese a las diferencias ideológicas evidentes, existiría una imagen pública de cohesión política para doblegar la curva del coronavirus en Madrid, el epicentro de la pandemia en toda Europa. Ayuso se mostró radicalmente en contra de la postura de su socio de Gobierno. Se impuso a su vicepresidente. Es más, de hecho, ni le avisó de que acudiría a los tribunales. Considera que se ha cerrado Madrid sin su consentimiento. “La culpa de todo es de Pedro Sánchez. Son los socialistas los que han cerrado la capital. Nos han instalado en el caos”, cuentan fuentes populares.

Las mismas fuentes deslizan, incluso, que parte de la responsabilidad del cierre también recae sobre el propio Aguado. “Nosotros pedíamos seguir hablando con La Moncloa. Queríamos introducir otros criterios para cerrar la capital, pero echaron las patas por alto basándose en ese tuit del vicepresidente el martes”, añaden otras voces populares. La maquinaria mediática se puso en marcha. Gran parte de la derecha, incluidos varios diputados de la Asamblea, culpaban abiertamente a Ciudadanos de vender a bombo y platillo un acuerdo con Sanidad cuando, según ellos, todavía no había nada firmado. Sucedió el pasado martes. Aguado lanzó un mensaje en redes sociales envuelto en una bandera blanca: “He llegado a un principio de acuerdo [con La Moncloa]”. Al día siguiente, como es conocido, todo voló por los aires.

“Esto es un matrimonio de conveniencia”, cuenta el entorno de una consejería de Ciudadanos, “somos como una pareja que se lleva muy mal pero sabes que nunca se va a romper. En el PP creen que el Gobierno es suyo porque han gobernado 25 años en la Comunidad. No son conscientes de tener un socio de gobierno que tiene un peso importante. Ayuso está rodeada de hooligans que le dicen que lo está haciendo todo fenomenal. Vive en una burbuja”.

Diputados y consejeros consultados reconocen que se han cometido errores en la Comunidad en la gestión de la pandemia, que se ha desaprovechado el verano, cuando se podía haber procedido a una contratación mucho más extensiva de rastreadores y que, por ejemplo, se tomó demasiado tarde la decisión de hacer obligatorio el uso de mascarillas. “No era necesario ser los últimos en aplicar esa norma, cuando en Madrid su uso estaba muy extendido”.

“Vivimos en una situación incómoda, que no es comparable con la de nuestros compañeros de Andalucía, Murcia o Castilla León”, apunta un consejero de Ciudadanos, “pero es que estar en el centro es siempre incómodo y es ahí donde nos vamos a mantener porque nuestros votantes no entenderían otra cosa”.

Todos los miembros de Ciudadanos consultados culpan al jefe de Gabinete de la presidenta, el todopoderoso Miguel Ángel Rodríguez, que fue exsecretario de Estado de Comunicación con José María Aznar, como el ideólogo de la política frentista de la Comunidad. “Busca continuamente el conflicto con nosotros”, cuentan en otra consejería. De hecho, a Miguel Ángel Rodríguez le atribuyen la difusión de rumores sobre una rotura de la coalición por parte de Ciudadanos, “cuando no estamos en eso de ningún modo”, aseguran.

Críticas a Rodríguez

“No se dan cuenta de que cometen torpezas comunicativas. Eso afecta mucho a la imagen de todo el Gobierno”, añaden en otra consejería, sin citar expresamente al jefe de Gabinete de la presidenta Ayuso. Rodríguez, sin embargo, siempre ha hablado muy claro. En su perfil de Twitter, ya eliminado tras ser nombrado por Ayuso, llegó a poner un mote al vicepresidente del Gobierno: “Aguado El Desleal”.

El pasado jueves, en los pasillos de la asamblea, ambas formaciones lograron sacar adelante la modificación del proyecto de ley del suelo con los votos de Vox. Permitirá suprimir la mayoría de licencias y liberalizar el sector urbanístico de toda la región. Ha sido la primera norma que han conseguido aprobar Ciudadanos y populares en toda la legislatura. “El problema que tenemos con Ciudadanos”, resumía un veterano socialista en los pasillos de la Asamblea el pasado jueves, “es que cada vez que nos acercamos a ellos dan tres pasos hacia atrás”.

El papel en ascenso del consejero Enrique López

La comunicación en la Puerta del Sol es un termómetro de choques frontales entre ambas formaciones. En los últimos 12 meses se han producido hasta tres cambios en la Dirección General de Medios. El último, el pasado 23 de septiembre con la salida de Nacho García Mostazo, exdirector de La mañana de La 1 o de Los desayunos de TVE. Mostazo sustituyó a finales de 2019 a Pablo Balbín, que fue jefe de la campaña electoral del presidente del PP, Pablo Casado. Los dos han argumentado que su salida de Sol se ha producido "por motivos personales". Desde hace 15 días el cargo lo ocupa Sandra Fernández, que ejercía como jefa de gabinete de la consejera de Ciudadanos Marta Rivera de la Cruz. Fernández fue directora del programa de corazón Salsa rosa en Telecinco, de La Sexta noche y jefa de la sección de Nacional de OkDiario.

Algunos populares han visto con buenos ojos ese nuevo cambio. Pero valoran mucho más el nuevo rol comunicativo del consejero de Justicia, Enrique López, el único consejero del PP que pidió perdón a los ciudadanos por las incertidumbres del viernes pasado.

Algunas voces empiezan a ver en él a un futuro peso pesado del PP en la región, cuyo ascenso atribuyen a la sede de Génova. López, sin embargo, también es partidario de llevar hasta el final una línea férrea con La Moncloa. “Nuestro autogobierno es tan legítimo como el valenciano y el catalán”, dijo. “Y lo vamos a defender porque es nuestro deber como ciudadanos de Madrid”.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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