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Ciudadanos se aleja del PP en plena pugna por la gestión de la epidemia en Madrid

Aguado afirma que las restricciones que Ayuso ha llevado a los tribunales “salvan vidas”

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, habla con el vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, durante una sesión plenaria en la Asamblea de Madrid, en Madrid (España) el pasado jueves.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, habla con el vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, durante una sesión plenaria en la Asamblea de Madrid, en Madrid (España) el pasado jueves.Marta Fernández / Europa Press

La crisis del coronavirus ha recrudecido la guerra interna entre el PP y Cs en la Comunidad de Madrid, es decir, entre la presidenta y el vicepresidente de la región. Para la primera, las medidas impuestas por el Ministerio de Sanidad obedecen exclusivamente a razones políticas. Para el segundo, “salvan vidas”. La batalla es pública y descarnada. El “socio preferente” de los populares, con el que Pablo Casado quería sellar la alianza España Suma, se distancia: Cs votó a favor de la comisión de investigación del caso Kitchen en el Congreso y mantiene abierta la negociación con el Gobierno para los Presupuestos.

“La compenetración es plena”, declaró el consejero de Justicia, Enrique López, del PP, preguntado insistentemente por las diferencias entre Aguado y Díaz Ayuso. Lo dijo el viernes en la rueda de prensa convocada para dar a conocer el recurso de la Comunidad de Madrid contra la orden de Sanidad que forzó el cierre de Madrid. El vicepresidente madrileño rechaza ese recurso, del que se enteró la noche anterior, en directo, durante una entrevista en TVE. “Es una decisión de la presidenta. Yo apuesto por hablar, no por los tribunales”, dijo entonces. “Las restricciones de movilidad de hoy salvan vidas mañana”, defendió ayer domingo en Twitter, contradiciendo una vez más a Ayuso y a la dirección nacional del PP. “Este Gobierno [de Pedro Sánchez] que trabaja para sí mismo y bajo el miedo necesita que la gente esté asustada y que le pida intervención y control para ser sometidos y aceptar de buen grado sus medidas”, opinaba, mientras, la presidenta en una entrevista en Abc.

No hay mañana sin pequeños seísmos en la Puerta del Sol, sede del Gobierno regional. A la dimisión de la directora de Salud Pública, Yolanda Fuentes, en mayo —por discrepancias con Ayuso en su afán de avanzar en la desescalada— y la del portavoz del grupo Covid, Emilio Bouza, se sumó el pasado viernes la del consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero, de Cs. De hecho, los últimos días han sido un ir y venir constante de mensajes cruzados entre las dos alas que componen el primer Ejecutivo de coalición de la Comunidad de Madrid. De la piña inicial del acuerdo de julio de 2019 no queda ni rastro. Son dos Gobiernos en uno. “La verdadera oposición la tenemos dentro hace meses y se llama Ciudadanos”, opina un dirigente del PP nacional. “A Ayuso le está penalizando su relación con Ciudadanos. Los Gobiernos de coalición son difíciles, hay que esforzarse, llevarse bien con el socio para que haya estabilidad. Ella no ha sabido hacerlo”, abunda un barón autonómico del PP.

Ayuso ha convocado un gran acto económico con empresarios esta semana en Madrid. Y, según pudo saber este diario, los populares se olvidaron de avisar al titular de Economía en su Gobierno, el consejero Manuel Giménez, de Cs. Tras la publicación de la noticia, fuentes del Ejecutivo regional afirmaron que aún no habían realizado todas las convocatorias. “Será invitado con toda seguridad”. Quien sí había sido invitado, como ponente, era el consejero popular de Hacienda, Javier Fernández Lasquetty. En Ciudadanos la noticia de este congreso cayó como una bomba: “Nos llevamos una sorpresa al enterarnos”.

Los socios del Gobierno regional difieren en el diagnóstico y las recetas. Mientras Ayuso presume de “tranquilidad” en los hospitales, Aguado advierte de que “vienen semanas muy difíciles”. Cs nunca ha visto con buenos ojos la estrategia de choque frontal con La Moncloa. Aguado decidió vestirse de árbitro y, en penitencia, el PP hace que se entere por la prensa de movimientos trascendentales del Gobierno del que forma parte, como el recurso ante los tribunales.

El distanciamiento no es solo en Madrid. El que Pablo Casado bautizó como su “socio preferente” votó la semana pasada a favor de crear una comisión de investigación parlamentaria sobre el caso Kitchen de espionaje ilegal a Luis Bárcenas, en el que está imputado el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz. Cs mantiene abierta, además, una negociación con Sánchez sobre los Presupuestos.[

Andalucía y Castilla y León

En Andalucía, el portavoz de Sanidad, Emiliano Pozuelo (Cs), mostró su temor a que “el lamentable enfrentamiento” entre el Gobierno central y Madrid empujara al Ejecutivo andaluz a “tomar sus medidas con otros criterios que no tienen nada que ver con los científicos”. Donde la relación entre el PP y Ciudadanos es excelente, el Gobierno de Castilla y León, su presidente, el popular Alfonso Fernández Mañueco, apoyó los criterios para restringir la movilidad en Madrid “por responsabilidad”.

La guerra en Madrid y el tiempo han difuminado uno de los proyectos estrella de Casado: España Suma, una alianza con Cs que pretendía ensayar en Euskadi (donde su partido estaba más fuerte) para trasladar luego a Cataluña (donde Cs ganó las últimas autonómicas). La marca fracasó en País Vasco (obtuvo menos votos que el PP en solitario) y se desdibuja en Cataluña, donde el líder regional de los populares, Alejandro Fernández, no lo ve claro.

Pese a todo, desde Madrid, ambas partes lanzan un mensaje de calma. Saben que pulsar el botón rojo —convocar elecciones anticipadas en la Comunidad en el caso del PP, o aliarse con el PSOE para una moción de censura contra Ayuso en el de Ciudadanos—, implica riesgos de consecuencias imprevisibles. Mientras tanto, la guerra fría sigue su curso.

Defenderse desprestigiando al personal sanitario que protesta

En los últimos días, dirigentes del PP han incorporado a su línea de defensa en la gestión de la epidemia en Madrid el ataque a sanitarios que expresan públicamente falta de medios, de inversión o, simplemente, revelan su cansancio. Lo hace denunciando su supuesta vinculación a partidos políticos o sindicatos. Alfonso Serrano, portavoz del grupo popular en la Asamblea de Madrid; Ana Camins, secretaria general del PP madrileño; la diputada en el Congreso Beatriz Fanjul y el senador Sergio Ramos han criticado las intervenciones públicas de María del Mar Noguerol, médico de familia en Fuenlabrada, que fue número 26 como independiente en las listas electorales de Podemos, IU y Ganar Fuenlabrada en 2019; y de Flora Espejo, enfermera de atención primaria en Vallecas y miembro de la Sociedad de Enfermería Madrileña de Atención Primaria (Semap).

Hace unas semanas, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, aclaraba ante una amenaza de huelga que “no son los médicos”, sino un “sindicato afín a un partido político” quien quería el paro, finalmente desconvocado tras un acuerdo in extremis con la Comunidad de Madrid.

Serrano, sin embargo, celebra que sindicatos y organizaciones sanitarias vascas anunciaran que continuaban sus movilizaciones para lograr más medios para combatir la epidemia. En su cuenta de Twitter escribió: “Loable noticia. Pero esto no saldrá mucho. Ni las televisiones se harán eco. El Gobierno vasco es un socio indispensable para el tándem PSOE-Podemos. Así que ni tocarlos que se enfadan”.

Las reivindicaciones del colectivo sanitario durante la epidemia, sin embargo, trascienden de simpatías políticas, afiliaciones sindicales y territorios. La segunda ola de covid ha llegado antes de lo previsto. Médicos de urgencias, internistas, infectólogos, anestesistas e intensivistas expresan “inquietud”, “cansancio”, “tristeza” y “miedo” por tener que volver a hacer frente a una situación que llevó a la medicina de guerra a muchos centros.

José Ángel Satué, doctor de Medicina Interna en el hospital de Fuenlabrada, traslada una preocupación generalizada: “Cuantos más recursos destinamos al virus menos destinamos al resto de pacientes, y aún no nos hemos recuperado del cierre de la primera ola. No se ha hecho lo más básico, reforzar la salud pública y atención primaria, para que no volviéramos a acercarnos a ese precipicio”.



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