El dilema de los estudiantes extranjeros: llegar a Madrid en otoño para arriesgarse a quedar encerrados
En una ciudad sin apenas turistas los alumnos internacionales son una esperanza para reactivar la economía, pero algunas universidades temen caídas de hasta el 50%
Uno de los negocios que mejor iban en Madrid antes de la pandemia, el de los estudiantes extranjeros, depende de decisiones como la de María Alejandra Rosales, una peruana que tras meditarlo mucho se ha matriculado en un máster que comienza en octubre. Rosales, de 28 años, soñaba con estudiar en España desde hacía tiempo pero cuando en marzo estalló la crisis del coronavirus quedó hecha un mar de dudas. Un confinamiento arruinaría su experiencia en España, su primer año viviendo fuera de su país. Una estudiante que acaba de graduarse en Madrid tras una primavera encerrada en casa le advirtió: “Piénsalo bien. Es mucha plata”. Tras meses dándole vueltas se ha matriculado en el programa de dirección de Comunicación y Publicidad de la universidad privada ESIC: “Hay miedo a un confinamiento pero tengo muchas ganas y ya lo tengo súper claro. Es una nueva vida, un nuevo comienzo”.
La llegada de estudiantes como Rosales podría ayudar a devolver cierta vida a una capital que se siente extraña con tan pocos turistas. También insuflaría algo de dinero en la alicaída economía local. Madrid tenía el curso pasado 44.371 estudiantes extranjeros en sus universidades, el 15% de los matriculados en la Comunidad. La cifra incluye a los provenientes del popular programa europeo Erasmus pero también a los inscritos en el floreciente sector de los másters, que tiene en Latinoamérica su principal mercado. Es ese nicho el que podría verse más resentido porque la pandemia ha dado un duro golpe a la región y muchos países mantienen sus restricciones de viaje (aunque hacen excepciones para trabajadores y estudiantes).
En los grupos de Facebook los estudiantes internacionales ya hacen sus planes, buscando pisos para compartir y organizando rutas por los bares del centro. Pero algunas universidades y residencias de estudiantes estiman que este otoño podrían sufrir caídas de hasta el 50%. Unos temen quedar confinados; otros están aún atrapados en sus países.
“Si todo hubiese ido bien tendríamos unos 800 alumnos este otoño pero a estas alturas calculamos que vendrá la mitad”, dice Diego Rodríguez-Vila, portavoz del departamento de admisiones del campus madrileño de la Universidad de Saint Louis. El 60% de sus estudiantes en Madrid son de EEUU, un país que ha dejado de emitir pasaportes. Los que tienen ese documento de viaje, una minoría en ese país, se enfrentan a la lentitud de la burocracia en los consulados españoles, según este portavoz.
La residencia Collegiate en Aravaca dice que han notado la caída de reservas sobre todo por el mercado americano. Resistirán gracias a que buena parte de sus residentes en Madrid son estudiantes de provincia. “Vemos que la gente está retrasando su decisión sobre todo después de las últimas noticias sobre el repunte de casos”, dice Jeremy Marcazzan, el director de Operaciones de residencias Collegiate en la Península Ibérica.
La disminución del número de estudiantes Erasmus va a oscilar en el primer semestre dependiendo de los centros entre el 25% y el 60%, según la Erasmus Student Network (ESN), una asociación de ámbito europeo. Hay universidades en Europa que han suspendido sus programas de Erasmus para el nuevo curso, pero las madrileñas los han mantenido. Sin embargo muchos estudiantes de Erasmus extranjeros han cancelado sus planes y otros están solicitando retrasar su traslado hasta el segundo semestre, una posibilidad que están dando los centros.
“Realmente indecisa”
En un grupo de Facebook de los Erasmus de la Universidad Complutense hay estudiantes que hacen consultas sobre cuál es la mejor opción.
“Para los que vivís allí, ¿qué pensáis que debería hacer? Estoy realmente indecisa sobre si lo mejor sería posponer mi llegada hasta febrero”, confiesa una estudiante en el grupo de Erasmus de la Universidad Complutense.
“Ufff Qué decisión complicada!!!”, le responde otra estudiante. “Con esto del covid quizá te convenga esperar. Yo en tu lugar me vendría igual y voy actuando sobre la marcha. Pero como lo veas, quizá con esto de los re brotes no puedas disfrutarlo tanto”.
El dilema tiene mucho que ver con algunos de los fines de estudiar en el extranjero, como son hacer nuevos lazos o aprender un nuevo idioma, explica Juan Rayón, el presidente de ESN España: “Se trata de que el nuevo país pase por ti”.
En general las universidades madrileñas han reducido el número de clases presenciales. También han disminuido el aforo de sus aulas para garantizar el distanciamiento. La IE University solo permitirá una ocupación máxima del 50%, lo que forzará a duplicar sesiones.
Hay universidades como ESIC que están retrasando las fechas de inicio de sus programas para que los estudiantes extranjeros tengan más tiempo para garantizar su llegada. El máster de la peruana Rosales iba a empezar el 2 de octubre pero no lo hará hasta el 25 de ese mes. Así les da tiempo a encontrar hueco en los pocos vuelos disponibles y a finalizar el papeleo para conseguir el visado de estudiantes. Fue haciendo estos trámites cuando Rosales se cruzó con otros estudiantes como ella y se quedó más tranquila: “Ahí vi que no era la única loca que se quería ir al extranjero en mitad de una pandemia”.
¿Eres un estudiante extranjero en Madrid y tienes algo interesante que contar sobre tu experiencia? Escríbele un correo al reportero de la sección de Madrid fpeinado@elpais.es o por Twitter en @FernandoPeinado
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