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Sanitarios de refuerzo: “Lo dejamos todo para venir a ayudar a Madrid y ahora nos sentimos engañados y utilizados”

La situación de médicos y enfermeras contratados para reforzar la lucha contra el coronavirus está en el aire. Sindicatos y profesionales piden que se mantenga la plantilla al menos hasta que acabe el verano

Trabajadores de Ifema se abrazan durante la clausura del hospital provisional de Madrid, este jueves.
Trabajadores de Ifema se abrazan durante la clausura del hospital provisional de Madrid, este jueves.Daniel González (GTRES)
Isabel Valdés

Marina Carrasco hizo el trayecto Málaga-Madrid el 4 de abril. Raisa Simón, desde Extremadura, el 21 de marzo. Son enfermeras y viajaron en lo peor de la pandemia para ayudar en una comunidad que ha soportado el mayor vapuleo del virus. La covid-19 llegó a la región el 25 de febrero y hasta este jueves deja 65.659 positivos, 3.377 personas que han necesitado cuidados intensivos, 13.321 muertos, y también 36.707 curados. Para hacer frente a esas cifras desorbitadas se necesitó agotar la bolsa de profesionales, llamar a estudiantes y jubilados y reclutar de otras autonomías: 8.620 contratos de refuerzo.

Ahora, con la curva aplanándose, el Gobierno de Ayuso no solo se niega a garantizar para los próximos meses el volumen actual de la plantilla, sino que está incumpliendo lo prometido de antemano. “No lo entiendo, ¿por qué otras comunidades como Andalucía o Castilla-La Mancha van a mantener a todos los que han trabajado durante la pandemia y Madrid no?”, se pregunta Simón. Ella y Carrasco tenían el compromiso de tres meses de trabajo, pero no ha ocurrido para ninguna.

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Carrasco ha estado el mes de abril en el Marriot, uno de los hoteles medicalizados que abrió la Comunidad, dependiente del Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Lo hizo sin ver ese documento, yendo varias veces al hospital para ver qué ocurría —”nunca estaba preparado”, cuenta— y cuando por fin este miércoles se lo dieron, la fecha de finalización era para el día siguiente, este 30 de abril: “Me dijeron hasta el 30 de junio. Si hubiese sabido que era para un mes, no hubiese venido. Nos sentimos engañadas y utilizadas. Como yo, mucha otra gente lo dejamos todo para venir a ayudar”. Han contactado con el sindicato de enfermería Satse, que las está ayudando en el periplo que ahora comienzan.

¿Por qué otras comunidades como Andalucía o Castilla-La Mancha van a mantener a todos los que han trabajado durante la pandemia y Madrid no?
Raisa Simón, enfermera desplazada desde Extremadura

En Málaga, Carrasco estaba bajo un ERTE en un hospital privado, renunció a él. “Si el hotel cerraba, nos aseguraron que nos reubicarían en el hospital. Ayer [por el martes] nos cuentan que el hotel cierra y a nosotros nos cortan los contratos. Jamás se nos avisó de que estarían sujetos a otras condiciones. Hasta el 30 de junio, fueron claros”. Raisa Simón, compañera en el Marriot de Carrasco, firmó un precontrato con fecha de finalización para el 22 de junio renunciando también a otro puesto en Castilla-La Mancha: “Ahora me dicen que el 15 de mayo será el último día”.

Raisa Simón y Marina Carrasco, enfermeras del hotel medicalizado Marriot, dependiente del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, en Alcalá de Henares.
Raisa Simón y Marina Carrasco, enfermeras del hotel medicalizado Marriot, dependiente del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, en Alcalá de Henares.

Como ellas, decenas de sanitarios se desplazaron a la región desde el pasado marzo; el viaje, las dietas y el alojamiento pagados por la comunidad. “Son en total 35 hoteles en Madrid acogiéndonos a todos entre los medicalizados y los que son para personal. En los Crowne Plaza Airport y B&B Hotels llevamos todo este tiempo, nos hemos sentido muy cuidados. No igual con las condiciones laborales”, especifica Carrasco.

No son las únicas “irregularidades” que denuncian. Afirman que no se les han hecho ni PCR ni test rápidos de anticuerpos y que ahora, para su marcha, les van a hacer “un test capilar con fiabilidad más bien nula”, detalla Simón: “En base a eso nos harán una prueba o no”. También aseguran que los contratos a muchas compañeras se han hecho cada 15 días durante la pandemia, algo que corroboran varias de esas profesionales de distintos hospitales de Madrid y creen que es porque ese es el tiempo de incubación del virus. “Así”, explica Carrasco, “si te infectas, con no renovarte tienen bastante, no hay que pagar bajas”.

Los profesionales denuncian trabajos que acaban antes de lo acordado, contratos de 15 en 15 días y falta de PCR y test de anticuerpos

Las protestas no se quedan ahí. En Urgencias, por ejemplo, también llevan años sometidos a la precariedad. Una facultativa de esa especialidad cuenta que lleva cuatro en el mismo hospital y en ese tiempo ha firmado 25 contratos, “aproximadamente cada dos meses”. El último, para refuerzo por la covid-19, fue hasta este 30 de abril “y ahora parece que hay prórroga hasta el 17 de mayo”. “Gracias”, ironiza.

“No somos héroes, es nuestro trabajo"

Las palabras de los sanitarios se repiten en las últimas semanas: “No somos héroes, es nuestro trabajo”, “nos emocionan y agradecemos los aplausos, pero pedimos que ese reconocimiento venga también de quienes gobiernan y dan el presupuesto para la sanidad pública”, “ojalá esto de cada tarde se convierta en dejar de ser precarios y ninguneados por los políticos y sus decisiones”. El 26 de abril comenzó a moverse el hashtag #mareablancacoronavirus y médicos y enfermeras avisan de que una vez se haya salido de la pandemia, la huelga ocurrirá.

“No puede ser que hagamos mucha falta y de repente ninguna, y eso es lo que está pasando en Madrid. ¿En qué están pensando? ¿Ya no nos necesitan?”, sentencia Simón. La respuesta, que dan responsables de hospitales madrileños, los propios profesionales y sindicatos, es unánime: sí. Las necesidades de personal en los próximos meses del Sermas van a ser altas. Agustín Utrilla, director médico del Ramón y Cajal, lo apuntaba hace unos días: “Solo podemos hacer frente a lo que viene con contrataciones”.

El futuro próximo son “los restos de la pandemia, las patologías que han estado silentes en sus casas, las vacaciones y los permisos y las bajas de los profesionales, las actuales que pueden durar semanas y las que pueden llegar”, apunta Julián Ordoñez, de UGT. En Madrid hay ya más de 10.000 profesionales del sistema sanitario que han estado o están aislados por positivos o sospecha. Llevan desde el comienzo de la crisis alertando de la falta de protección que sufrían.

Sin acuerdo con el Gobierno madrileño

El martes, los sindicatos se reunieron con la Consejería de Sanidad y la petición fue a coro: que la plantilla actual se alargue, al menos, hasta septiembre. Preferiblemente, hasta final de año. Aunque no consiguieron que el Gobierno regional accediera a ello, hubo algunos avances que explica Ordóñez: “A partir de este 30 de abril quedan atrás algunas instrucciones como la cancelación de los permisos y licencias y vacaciones, que habían reducido mucho los derechos de los trabajadores”. Julián Ezquerra, de Amyts, asegura que el compromiso era que todos los contratos de abril se ampliaran al 31 de mayo: “Y eso parecía, pero desde luego choca con lo que está ocurriendo, que hay a quienes se les está rescindiendo incluso antes”.

A eso, Ezquerra añade la Atención Primaria: “Es imprescindible reforzarla, para hacer seguimiento de pacientes con covid-19 y los crónicos, muchos de ellos agudizados tras esta crisis por haber estado en casa. Se está pidiendo desde todos los organismos que la primaria sea un baluarte en esta epidemia y en Madrid lleva años siendo mermada”. Piden, “como mínimo”, que se contrate a los 223 médicos de familia que acaban este mayo la residencia. “También el resto de especialidades, si hay que trabajar mañana y tarde para que no se disparen las listas de espera y para no cerrar camas y quirófanos, hace falta personal”, advierte.

Por el momento, lo único que han arrancado a la Consejería de Sanidad es que “quienes no entraron por bolsa —un listado al que acceden los hospitales para contratar profesionales de primaria, pediatría, enfermería y administración— y ahora terminan sus contratos, entren a esa bolsa”, dice Rosa Cuadrado, de Comisiones Obreras. Pero insiste en que “es inexplicable” que no quieran mantener el refuerzo: “No hay argumento contra esa necesidad”.


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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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