Las víctimas de ETA rechazan la inclusión de condenados de la banda en las listas de EH Bildu y su instrumentalización en campaña
Hay coincidencia en la legalidad de los listados y en considerar que provocan dolor a las víctimas, pero mayoritariamente rechazan su prohibición y denuncian la utilización política del terrorismo
La decisión de EH Bildu de incluir a 44 exmilitantes de ETA, 7 de ellos con delitos de sangre, en algunas de sus 300 listas para las elecciones municipales de Euskadi y Navarra ha provocado un debate inédito entre víctimas de la banda, intelectuales vascos y expertos en el fenómeno terrorista. Todos coinciden en que la participación de antiguos miembros de la banda en las elecciones, después de haber cumplido condenas de cárcel, es legal. Pese a reconocer la validez jurídica de las listas, consideran que la presencia de aquellos en estas provoca dolor a las víctimas y al mismo tiempo denuncian la utilización política del terrorismo.
Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco (Covite), inició el debate, al calificar como “provocación” y “déficit democrático” la presencia de 44 exmilitantes de ETA en las listas y al exigir al PSOE y PP “criterios políticos y éticos mínimos” sobre dicha participación. El PSOE ha lamentado la presencia de exetarras en las listas y el PP ha atacado no solo a Bildu, sino al Gobierno. La hermana de Gregorio Ordóñez, concejal del PP en San Sebastián asesinado en enero de 1995, critica al PSOE por “no pronunciarse” sobre su propuesta y al PP por “utilizar políticamente el terrorismo”.
Maixabel Lasa, exdirectora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Gobierno vasco, responde que “hubiera sido mejor que no hubieran estado en las listas”, pero matiza: “No conocemos ni la situación ni la evolución de esos exmilitantes de ETA”. Lasa, esposa del político socialista Juan María Jáuregui, asesinado en 2000 en Tolosa, subraya otra faceta: “Pasamos mucho tiempo pidiéndole a ETA que abandonara la violencia y apostara por la democracia; finalmente lo ha hecho y a algunos parece que no les gusta”.
La presencia de exetarras ha sido habitual en las listas abertzales. Incluso, en 1987, un preso, Juan Carlos Yoldi, fue candidato a lehendakari por HB, y el exdirigente de ETA José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, fue parlamentario. Por ello, Lasa se muestra “sorprendida por el escándalo político suscitado ahora por el PP “cuando, además, su portavoz, Borja Sémper, decía que el futuro de Euskadi y Navarra pasaba por contar con Bildu”. “El PP sigue utilizando el terrorismo. Parece que lo echa en falta. Es una barbaridad”, señala la exdirectora de la Oficina de Víctimas.
El catedrático de Filosofía Política Daniel Innerarity considera legal la participación de exetarras en los comicios: “El tribunal electoral lo ha validado porque han cumplido sus condenas y no están inhabilitados”. Este experto plantea el debate en términos éticos y políticos. “Con esta presencia del pasado, la izquierda abertzale no quiere completar su revisión crítica y se ata las manos para conectar con sectores sociales más amplios y ser alternativa de gobierno en Euskadi. Ha debido actuar así para solventar equilibrios internos”.
Ludger Mees, catedrático de Historia de la UPV, insiste en la legalidad de las listas, pero considera que Bildu podía haber evitado candidatos, como los siete que fueron condenados por delitos de sangre, por el dolor provocado a las víctimas. “A la izquierda abertzale le falta un paso fundamental: concluir que matar no tuvo justificación. Por eso no termina de ponerse del lado de las víctimas. Debemos exigirle que las respete. Ha preferido atender a sus críticos y asegurar su cohesión interna”. Pero Mees subraya, también, que “cuando ETA mataba, le exigíamos que dejara las armas y se incorporara a la vida civil; la democracia ha ganado esa batalla y algunos no quieren reconocerlo”. Por eso, Mees rechaza imponer trabas legales a las listas de Bildu. “Sería un peligro por sus posibles interpretaciones. Además, podían ponerse trabas a otras gentes con pasado franquista, ex militancia ultra, etcétera. Es incompatible con una democracia”.
Mees dice sentir “pena y preocupación” por “el espectáculo del PP de utilizar el terrorismo para atacar a sus adversarios como ahora con las listas de Bildu”. “La derecha es débil y recurre a temas de Estado que no debían servir para confrontar. Está condicionada por Vox y por la ausencia de una alternativa”.
“Es legal, pero no es moral”, dice el jefe de investigación del Memorial de Víctimas del Terrorismo, Gaizka Fernández. Recuerda cómo Euskadiko Ezkerra, a diferencia de Bildu, cuando ETA político-militar se disolvió en 1982 no colocó en sus listas a exmilitantes etarras. “Los dirigentes de Euskadiko Ezkerra tenían clara su ruptura con el pasado y evitaron que las listas lo revivieran. Los dirigentes de Bildu han hecho lo contrario”, afirma. Fernández subraya la similitud de Bildu con el Sinn Féin, que introduce habitualmente en sus listas a militantes del IRA, su antiguo brazo armado.
Fernández destaca que “con la inclusión de exmilitantes de ETA en las listas, Arnaldo Otegi ha incumplido su compromiso con las víctimas en el décimo aniversario del final del terrorismo”. “Su presencia les provoca dolor y envía un mensaje social negativo al realzarles su trayectoria”. Se muestra sorprendido del escándalo por las listas de Bildu y el escaso eco por la presencia en las listas de Falange en Bilbao de García Juliá, uno de los asesinos del despacho laboralista de la calle Atocha en 1977.
Imanol Zubero, doctor en Sociología y promotor de Gesto por la Paz, coincide con Fernández en la “ceguera moral” de Bildu con las listas. “Consideran que ya han hecho lo que tenían que hacer. Se les exigió unas condiciones, las cumplieron y se le reconoció sus derechos. Es una prueba de reinserción. Ahora están en el borrón y cuenta nueva. Explican su pasado como un determinismo histórico. Es muy doloroso que sea así y no pidan disculpas”. Pero el historiador rechaza que se prohíban las listas de Bildu. “Si sacamos la prueba del algodón, no sabríamos hasta dónde podríamos llegar”, en alusión a que las listas han estado y están aún con gentes con pasado franquista y ultra. Cree que “hay una ética mínima que nos la marca la justicia”. Y considera un éxito que “la izquierda abertzale apoye ahora aquello contra lo que antes había luchado”.
Se muestra crítico con la utilización política del terrorismo. “Bildu es más que Batasuna, pero puedo entender que el PP lo critique. Lo que es una indecencia es que critique al PSOE, que fueron tan víctimas de ETA como ellos. Debía haber una profunda solidaridad entre quienes fueron víctimas”.
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