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La campaña baja al barro: empujones, insultos e hipérboles interesadas

Dirigentes del PP y Vox tratan de movilizar a su electorado recurriendo al atajo de la polarización

El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, en un mitin en Valencia el pasado 13 de julio. Foto: BIEL ALIÑO (EFE) | Vídeo: EPV
Natalia Junquera

Cobra un sueldo público de 87.276 euros. Ocupa un escaño en el parlamento autonómico de Cataluña, es decir, un puesto de representación ciudadana. La tarde del domingo, Ignacio Garriga, secretario general de Vox, daba un mitin de campaña en Badalona cuando golpeó el micrófono del atril desde el que hablaba y, hecho una furia, se dirigió —seguido por varios guardaespaldas— a un grupo de personas —separadas de los simpatizantes por un cordón policial— que protestaba con senyeras y banderas LGTBI. Vox aplaudió el gesto de su portavoz en Cataluña, pero editó el vídeo, ocultando el final, cuando Garriga se encara con quienes protestan y, en el barullo, provoca que una mujer caiga al suelo. La cuenta oficial del partido retuitea a Hermann Tertsch, representante de Vox en el Parlamento europeo que, a su vez, difunde en sus redes un mensaje en el que se lee: “Lo de Garriga enfrentándose a las ratas separatistas se iba a acabar rápidamente. A los dos actos en los que se van las ratas calentitas a casa no aparecen más”. El comentario más repetido sobre el episodio en la cuenta oficial del secretario general de Vox en Instagram es: “Con dos cojones”.

La campaña electoral se embarra en la recta final con empujones, mentiras, insultos e hipérboles interesadas. Para calentar los ánimos del electorado y movilizarlo ante la cita con las urnas del domingo, algunos candidatos y formaciones políticas han recurrido al viejo atajo: la crispación. Un grupo de individuos intimida y obstaculiza el trabajo de periodistas como Adrián Aranau, enviado de TVE para cubrir los sanfermines, rodeado por una jauría que grita “Que te vote Txapote”. Solo en los últimos siete días se han publicado más de 106.000 tuits con la frase, incluida en un vídeo de campaña de Vox este lunes, en la pancarta desplegada por una avioneta en Benidorm, y en las réplicas a Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) y hermana de Gregorio Ordóñez, concejal del PP asesinado por ETA en 1995. Ella recuerda cada día, en su cuenta de Twitter, las biografías de los asesinados y heridos por la banda. Desde que pidió públicamente que PP y Vox dejaran de utilizar ese “repugnante lema” porque la “banalización del terrorismo” les hacía daño, se encuentra mensajes como estos: “Qué miseria humana llevará esta mujer para vender la memoria de su hermano y de casi mil asesinados”; “Parece que ha caído en el síndrome de Estocolmo”; “Claro, cobra un pastón de una asociación y defendiendo a Sánchez irá en las listas o le darán un cargo…”. Previamente, el senador popular Rafael Hernando la había señalado en sus redes sociales. Durante el cara a cara, Sánchez pidió hasta en cuatro ocasiones al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que condenara ese eslogan. No lo hizo.

Desde el faro de La Moncloa —“Estamos cerca, pero todavía no estamos dentro”—, el candidato del PP acusó el lunes a Sánchez de “fomentar una polarización artificial” y prometió restaurar el espíritu de la Transición eliminando “las trincheras”. “No voy a tolerar ataques a la unidad nacional ni a la España de las autonomías”, dijo, obviando que su partido ha entregado a Vox, una formación de extrema derecha que reniega del Estado autonómico, consejerías en tres gobiernos regionales y presidencias de cuatro parlamentos autonómicos. En ese mismo acto de campaña, el líder del PP prometió decir “siempre” la verdad, “tanto la dulce como la amarga”. Justo antes, había tenido que “aclarar” en un tuit la información “inexacta” que había dado en una entrevista en TVE:

Feijóo: Nuestro partido nunca dejó de revalorizar las pensiones conforme al IPC. El único partido que congeló las pensiones fue el PSOE.

Silvia Intxaurrondo: No es correcto, señor Feijóo.

F.: Es absolutamente correcto.

S. I.: No lo hicieron ni en 2012, ni en 2013 ni en 2017.

F.: No sé de dónde saca eso. Siempre hemos revalorizado las pensiones conforme al IPC. Revise usted los datos.

S. I.: Mis datos son correctos, señor Feijóo.

F.: Como hay hemeroteca, usted va a comprobar lo que yo le digo. Si yo estoy equivocado, le pido disculpas y si está usted equivocada espero que lo digan en este programa.

Por Twitter empezaron a difundirse unas declaraciones de la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, explicando que no habían revalorizado las pensiones de acuerdo a la subida del IPC. Feijóo no pidió disculpas, se limitó a enviar un críptico tuit. A los pocos minutos de la entrevista en TVE, ya había múltiples mensajes contra la periodista en Twitter e incluso artículos difamatorios en medios conservadores. El pecado: defender un dato correcto frente a una afirmación que no lo era. El vicesecretario de Acción Institucional del PP, Esteban González Pons, escribió en sus redes sociales: “Creo que RTVE va a perder las elecciones. Y espero que al día siguiente dimitan los dirigentes de ese partido, como se hace en todos los partidos cuando pierden las elecciones a las que se presentan. Mejor no ir. Yo ni la veo ni voy”.

Mientras, en un mitin en San Sebastián, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero acusó al PP de “utilizar el dolor” de las familias de los asesinados por ETA y aseguró que decidió que iba a volcarse en esta campaña el día que escuchó al líder de los populares afirmar, en el Senado, que Sánchez había sido más generoso con los verdugos que con las víctimas. “Feijóo tiene la misma pinta de centrista que yo de cura. Estuvieron años buscando el centro y, como no lo encontraron, dieron la vuelta y a la derecha hasta el fondo. Ya no hay centroderecha, solo centroizquierda. Y Vox es una liebre para que corramos detrás de ella. Feijóo es la derecha más derecha desde que hay democracia”, añadió. En ese mitin también hubo espacio para las hipérboles. Declaró Eneko Andueza, secretario general de los socialistas vascos: “Nadie se puede quedar en casa el 23 porque el 24 puede ser demasiado tarde. Te puedes despertar en julio de 1939″.

Zapatero se refirió a las declaraciones de miembros del PP sembrando dudas sobre “la confianza en la democracia”, esto es, sobre la eficacia del voto por correo. Feijóo pidió a los carteros que actúen de manera correcta “independientemente de quiénes son sus jefes” y Francisco Bernabé, candidato de los populares al Senado por Murcia preguntó en su cuenta de Twitter: “¿Huele a pucherazo?”.

En esa escalada verbal, un debate sobre Igualdad organizado por la agencia EFE con las portavoces del PSOE, el PP, Vox y Sumar concluyó con la representante de la extrema derecha, María Ruiz Solás, llamando “enfermos crónicos” a los transexuales. Hace unos días, en un mitin del PP con Feijóo en Castilla y León, una invitada del partido declaró desde el escenario: “Mañana, puede llegar su hija y decirle: ‘Mamá, he descubierto que soy trans’. Les dirán que elijan entre un hijo trans o una hija muerta. No caigan en la trampa: el suicidio es 19 veces más probable si alientan la transición de su hija”.

A menos de una semana para las elecciones, los partidos llaman a concentrar el voto. Cuanto más PP, menos Sánchez, dicen los populares. Cuanto más Sumar, menos PP, menos Vox y menos PSOE “tímido”, dicen en la coalición de Yolanda Díaz. Los periodistas siguen buscando el teletipo fantasma que Feijóo dijo que le había confundido al asegurar que el caso Pegasus se había cerrado por culpa del presidente del Gobierno, en lugar de, como señala el juez, “la absoluta” falta de cooperación de las autoridades israelíes. También en el bloque de la izquierda hay espejismos, como la escenificación de unidad en el único acto de campaña hasta la fecha con la candidata de Sumar y la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, o la rotunda afirmación, todavía por ver, según lo que ocurra el 23-J, de Zapatero este lunes: “El PSOE está detrás de Sánchez como un solo hombre”.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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