Aitor Esteban: “Con la agenda de Feijóo la efervescencia nacionalista subiría y reforzaría posiciones radicales”
El número uno de la lista del PNV por Bizkaia no ve “viable un Gobierno del PP apoyado por el PNV porque Feijóo va a pactar con Vox”
Aitor Esteban (Bilbao, 61 años) es el número uno de la lista del PNV por Bizkaia para las elecciones generales del día 23 y recibe en su despacho del Congreso de los Diputados en plena campaña.
Pregunta. ¿Es viable un Gobierno del PP tras el 23-J, sin Vox, con el apoyo de los diputados del PNV?
Respuesta. Pues no, porque es que, entre otras cosas, Núñez Feijóo ya ha cruzado la línea con diversos gobiernos autonómicos. Ya ha decidido que cuando sea necesario los introducirá [a Vox] en el Gobierno, ha tomado la decisión contraria a sus colegas ideológicos en otros países europeos. Me parece que es grave y lamentable. No lo va a dudar, va a ir a un acuerdo con Vox.
P. Además de no pactar con Vox, ¿qué líneas rojas programáticas básicas le pondría el PNV a Feijóo para apoyar su investidura?
R. La defensa del autogobierno, el concierto económico, preocupaciones en ámbitos de derechos humanos, inversiones, la industria. Quien aspire a presidente será el que tenga que hacer los movimientos y ofrecer las cosas. Nosotros no somos muletas ni satélites de nadie. Evidentemente con el PSOE tenemos mucho adelantado, en el sentido de que tenemos un acuerdo reciente, firmado, renovado para municipales, también para las forales, tenemos un acuerdo del Gobierno vasco. Los anuncios que ha hecho Feijóo, reformar el Código Penal, volver con la sedición, no son una buena manera de enfrentar un auténtico problema político. Y las leyes que quiere echar para atrás nosotros las vemos bien y las hemos apoyado.
P. ¿Cree que ese hipotético Gobierno del PP y Vox tensiona mucho las cosas en el País Vasco y Cataluña?
R. En la agenda que ha propuesto Feijóo hay cosas sorprendentes y para nosotros no aceptables, y claro que la efervescencia de la cuestión nacional subiría.
P. ¿Y reforzaría las posiciones más radicales?
R. Reforzaría. Se podría volver a un diálogo de sordos y a un problema político que es estructural, que es la cuestión nacional vasca y catalana. En Euskadi y Cataluña hay un problema político que hay que afrontar políticamente por parte de los dos grandes partidos. Querer reprimir sus sentimientos no lleva a ninguna parte. Desde luego que las posiciones nacionalistas las reforzaría. No es ningún consuelo y seguro que en unas siguientes elecciones podríamos obtener muchos más votos, pero yo quiero soluciones.
P. Un partido como el PP, que no tiene ni en Cataluña ni en Euskadi ni en Navarra una presencia superior al 8% del electorado, ¿puede gobernar España?
R. Los dos partidos deberían ver la sociedad vasca como es, muy diversa, y que no todos se sienten únicamente vascos y son nacionalistas vascos. Hay de todo. Y la catalana igual. España tiene que aceptar que es así, federal. Hace poco Pedro Sánchez se jactaba de haber intervenido legislativamente en ámbitos que no le corresponden por la división competencial. Se estaba saltando el pacto estatutario. Será el modelo del PSOE, pero no es el nuestro. Nosotros estamos dispuestos a hablar de reformas estructurales, de acuerdos a largo plazo, con lealtad por todas las partes. ¿Están dispuestos PP y PSOE? Esto sí que sería una política de Estado y deberían incluso ir de la mano.
P. Aún se sigue escuchando en círculos próximos al PP, cinco años después, que el PNV traicionó a Mariano Rajoy en aquella moción de censura que aupó a Pedro Sánchez a La Moncloa una semana después de aprobarle al presidente popular los Presupuestos. ¿Entiende que haya gente en el PP que desconfíe del PNV?
R. Entiendo que hay gente que no se mira al espejo y que la memoria es frágil. Olvidan muchas cosas: la sentencia de Gürtel y la implicación del PP. Que fue Albert Rivera el que dio el primer paso para no apoyar a ese Gobierno. Que Mariano Rajoy, muy en su línea, no hizo ningún movimiento. Y luego una cosa es el acuerdo presupuestario y otra la moción, que la presentó quien la presentó y en aquellas circunstancias. Otra cosa que no se recuerda es aquel PP, que si hubiera sido un partido firme no hubiera pasado lo que pasó después. Se vio que el PP ya estaba muy dañado internamente. Quieren hacerse trampas al solitario. Pero nosotros siempre hemos cumplido nuestros acuerdos.
P. Si el 23-J la derecha no alcanza mayoría absoluta y hubiese posibilidades de una mayoría alternativa, ¿cree que se debería intentar?
R. Ya estamos aquí con las matemáticas aplicadas. A ver quién es el que conseguiría 176 escaños.
P. Una mayoría progresista.
R. El PNV solo ha votado tres veces a favor de un presidente de Gobierno para una investidura y esta última votamos a favor, y nuestro voto era absolutamente necesario porque Esquerra y Bildu se abstuvieron. Nosotros dimos la cara porque creíamos que era la única alternativa.
P. Usted lleva meses avisando de que el Gobierno de Pedro Sánchez no les informaba previamente de nada, que había poca coordinación. ¿Han terminado la relación de socio preferente mucho peor de como la comenzaron?
R. A mí esa etiqueta siempre me molestó. Y no sé si somos preferentes o no, pero ahora hemos tenido elecciones municipales y forales, el socio preferente era Bildu, y lo lógico sería que hubieran llegado a un acuerdo con ellos, en diputaciones, ayuntamientos... Pero al acuerdo se llegó con el PNV. Tenemos un sentido de la institucionalidad y nos conocemos bien desde hace tiempo. Es verdad que ha habido muchos momentos en los que nos hemos sentido a disgusto porque no te avisan, te vienen leyes que dices “pero hombre...”. Cansa un poco. Y algunos compromisos tampoco se han enfrentado. Nosotros vamos a estar siempre, pero primero el que quiera hacer tendrá que llamarnos. Las cosas van a transcurrir de una manera diferente.
P. Hay quien piensa que muchos de esos avisos del PNV tienen que ver con su rivalidad electoral en Euskadi con EH Bildu y con los logros alcanzados por esa formación en Madrid.
R. La mayoría de los temas los hemos aprobado los dos. Nosotros no hemos estado mirando con el rabillo del ojo las votaciones, aunque sí nos ha sorprendido que los que se autodenominan independentistas, ante invasiones competenciales de libro, no han defendido el mínimo autogobierno por hacer políticas de izquierdas.
P. ¿Usted cómo explica que con las 210 iniciativas legislativas aprobadas en esta compleja legislatura, llena de hechos externos excepcionales, con la situación económica como está, las encuestas den una amplia derrota al PSOE sobre un PP que hace apenas un año que ha cambiado de líder?
R. Creo que la sociedad que ha salido de la pandemia no es la misma. Se han hecho cosas inteligentes e interesantes. Que te caiga una epidemia mundial nada más empezar la legislatura no es nada fácil. La guerra. Ahora se es más individualista, se mira menos en conjunto. Y ahí hay algunos servicios que después de la pandemia han sufrido un estrés, que todavía no están rodando como antes. Vamos a necesitar un periodo de ajuste. Y si tú estás disgustado, has pasado unos años malos, le echas la culpa al que está gestionando. ¿La foto final va a ser esa? Creo que no, queda un montón de partido y la gente se tiene que plantear los cuatro años. La fecha es horrorosa, pero depende de la movilización que haya. El Gobierno, además, ha presentado algunas de las leyes desde la confrontación. Es un error. Y Podemos un poquito jactándose. Ha habido mucho ruido.
P. ¿Los dos problemas territoriales, Cataluña y Euskadi, están como dice el presidente mejor ahora que al principio de esta legislatura?
R. Ahora están parados, están igual, están en stand by. ¿Ha cambiado algo en términos de autogobierno? Hemos tenido leyes invasoras. En Euskadi se acabó con el terrorismo y somos una sociedad que estaba cansada y que necesita un tiempo para respirar. ¿Eso quiere decir que ese germen nacional no está ahí? Claro que está ahí. Y se va a plantear otra vez cualquier día de estos.
P. Mucha gente interpreta el auge de Bildu en que hay cierta desmemoria en la sociedad vasca sobre el terrorismo.
R. La gente, las nuevas generaciones, ya no se acuerdan de la dictadura, la Transición... Aquí también pasa esto. La sociedad avanza. También implica que hay una cierta normalización. Nos sorprende, pero tengo que recordar que cuando ETA deja la actividad armada mi grupo parlamentario tenía cinco diputados y Bildu tenía siete. Ahora da la sensación de que han ganado cuando no han ganado porque en las últimas elecciones forales el PNV ha tenido el 35% de los votos. Nuestro electorado no se ha ido a otro sitio. Hay partidos que tienen sus momentos y otros somos más diesel. Llevamos 105 años aquí.
P. Hay quien sigue diciendo que el PNV es de derechas, pero ustedes lo niegan con los datos de lo que han votado estos años en el Congreso.
R. La ley de matrimonio homosexual, la del aborto, la ley trans, es decir, yo paso de desmentirlo, paso olímpicamente de etiquetas. Nosotros somos muy ortodoxos, nos tomamos muy en serio el tema económico y no creemos que se puede estar funcionando únicamente desde el sector público. Hay que apoyar un sector privado dinámico. Somos muy serios en materia impositiva, nos gusta la seguridad jurídica. Nos gusta que las cosas tengan un orden.
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