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El adiós de Vara, el barón tranquilo

Guillermo Fernández Vara anticipa su retirada sin un relevo claro tras 12 años como presidente de Extremadura y 15 como secretario general regional del PSOE

Guillermo Fernández Vara, presidente en funciones de la Junta de Extremadura. Foto: JORGE ARMESTAR (EUROPA PRESS) | Vídeo: EPV
José Marcos

Guillermo Fernández Vara (Olivenza, Badajoz, 64 años), el barón del PSOE que con su estilo tranquilo se convirtió en uno de los presidentes autonómicos y referentes socialistas más añejos, se va definitivamente de la política. El presidente de Extremadura solicitó la misma mañana del 29 de mayo, horas después de perder la mayoría absoluta y de constatar que PP y Vox podrían gobernar juntos, su reingreso en la plaza de médico forense en el Instituto de Medicina Legal de Badajoz, pero no contaba con el adelanto electoral del 23-J. La convocatoria de las elecciones generales le forzó a demorar su deseo de acabar su vida profesional como médico. “Con una bata blanca puesta”, como decía desde hacía tiempo el mismo Fernández Vara que de treinteañero se hizo un nombre en su gremio como forense de la matanza de Puerto Hurraco, mucho antes de aceptar el reto de ser el sucesor en 2007 de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, el único presidente que Extremadura había tenido desde la restauración de la democracia.

El sainete entre el PP y Vox motivado por la resistencia inicial de la candidata popular, María Guardiola, a cogobernar con la ultraderecha decidió a Fernández Vara a dar un paso al frente en contra de sus planes tras el 28-M y postularse como candidato a la presidencia de la Junta en una sesión de investidura que estaba fijada para este miércoles pese a ser consciente de que no tenía opciones reales. La aceleración de los plazos surtió su efecto: Guardiola se plegó a las presiones de Génova y celebrará su debate de investidura el 13 y 14 de julio, en plena campaña electoral, tras el acuerdo de gobierno que cerró el viernes con Vox. Con ese escenario no tenía sentido la investidura fallida de Fernández Vara, que este martes solicitó formalmente su suspensión a la presidenta del Parlamento autónomo, la socialista Blanca Martín, y adelantó que no será “ni líder de la oposición” ni secretario general del PSOE extremeño, cargo que ostenta desde 2008. El partido resolverá la sucesión en un congreso en otoño, una situación muy distinta a la que Fernández Vara tenía en mente. Su idea era dejarlo a mitad de legislatura, dando tiempo a una transición orgánica, ordenada y con la ventaja del poder institucional que otorgaba la Junta.

El vacío que deja el barón del PSOE no cuenta con un relevo claro, según coinciden fuentes de Ferraz y del entorno de Fernández Vara, en una de las federaciones señeras del socialismo acostumbrada a la estabilidad de sus 15 años como secretario general y 12 años en la presidencia de la Junta. Y deja en el aire los planes que Fernández Vara tenía para Extremadura, a la que confiaba en convertir en un polo industrial y de las energías renovables. Un avance mayúsculo para una de las comunidades que, pese a las mejoras bajo su mandato, tienen menos PIB per cápita y más paro. Fernández Vara ha destacado este martes los datos económicos que deja a sus espaldas, con un récord de más de 415.000 afiliados a la Seguridad Social, más de 81.000 autónomos y la cifra más baja de paro en 15 años: 77.248 desempleados, 7.481 menos de los que había hace 12 meses. En 2015, cuando recuperó la Junta tras la única legislatura en la que ha gobernado el PP, la cifra de parados era de 150.000. Desde entonces también ha reducido el déficit de alrededor de 500 millones hasta casi conseguir el equilibrio presupuestario. En el debe, unas infraestructuras deficientes en las que las promesas incumplidas y los retrasos en los plazos en la red ferroviaria de los sucesivos Ejecutivos estatales le han pasado factura al dirigente socialista.

Tras curtirse durante más de una década como director general de salud pública, consejero de bienestar social y consejero de sanidad, el presidente en funciones de Extremadura se estrenó en las urnas en 2007 mejorando los resultados de su todopoderoso predecesor con una holgada mayoría absoluta en la que acaparó 352.000 votos —10.500 más que el récord de Rodríguez Ibarra una legislatura antes— y el 53% de los votos. Pero en solo cuatro años Fernández Vara pasó de tocar el cielo a estrellarse y pasar a las efemérides como el primer socialista que perdía Extremadura tras una alianza contra natura entre el PP e IU. El impacto de la crisis económica y el tsunami del voto de castigo contra la gestión del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero le debilitaron en 2011 —290.000 votos (43,5%)— lo suficiente para permitir la única victoria electoral del PP en unas autonómicas en Extremadura: José Antonio Monago, a quien muchos han apodado como el barón rojo del PP, se impuso con 307.975 votos (46,1%) y 32 escaños. El PSOE (30) sumaba con IU (3), pero la dirección regional del partido de izquierdas se rebeló y se abstuvo desoyendo a la dirección federal de Cayo Lara.

Fernández Vara se rehizo de un varapalo histórico y recuperó la Junta a la primera, en 2015, pero sin mayoría absoluta y gracias al respaldo de Podemos. El PSOE recuperó la mayoría absoluta en 2019 —una marca que solo igualó Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha, el único de los barones socialistas que la retuvo el 28-M— al lograr 34 de los 65 escaños que conforman la Asamblea regional. El consuelo de ser la lista más votada de nada le sirvió en las últimas elecciones, en las que repitió el mal trago de 2011 tras empatar por sorpresa a 28 escaños con el PP. El estreno de Vox en la Cámara regional con cinco diputados, uno más que Unidas Podemos, ha sido determinante. Un resultado que ni en la cúpula del PP, según reconocían en privado en la precampaña, habían contemplado. Y trunca la revolución industrial, pero también mental, que Fernández Vara pretendía culminar en un último mandato después de que Extremadura pasase de ser la última a la antepenúltima comunidad autónoma con menor PIB per cápita en 2021, con 19.072 euros por habitante, solo por delante de Andalucía (18.906) y Canarias (18.990), según el INE. Para hacerse una idea, la media nacional es de 25.498 euros. “La igualdad de oportunidades es algo que siempre me ha obsesionado”, suele decir Fernández Vara, que se considera afortunado de pertenecer a una familia acomodada (es hijo de un juez y se educó en un colegio de jesuitas).

La moderación y las formas templadas de Fernández Vara le han servido para tener una buena relación con Pedro Sánchez pese a que nunca fue su candidato para dirigir el PSOE. En las primarias de 2014 apoyó a Eduardo Madina y en las de 2017 a Susana Díaz. Sánchez no se lo tuvo en cuenta y tras su última victoria interna le incluyó en la ejecutiva del PSOE, en la que Fernández Vara repitió tras el 40º Congreso Federal de Valencia. La elección de Iván Redondo como jefe de gabinete de Sánchez en el Gobierno en junio de 2018 tras la moción de censura a Mariano Rajoy tensionó el día a día con la federación extremeña, donde mantuvieron las formas y la discreción, pero no olvidan el papel que desempeñó como consejero áulico de Monago entre 2011 y 2015. La defenestración de Redondo en la remodelación del Gobierno de julio de 2021, en la que le reemplazó Óscar López, fue celebrada por todo el PSOE y en especial en Extremadura. Ferraz anuló la presencia de Sánchez en un acto el sábado en Plasencia tras conocer la retirada anticipada de Fernández Vara.

La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, le expresó el “reconocimiento y gratitud del Gobierno por sus años de servicio público y de trabajo por Extremadura y por su espíritu de lealtad y colaboración institucional que ha impregnado siempre las relaciones con el Gobierno de España”. “Deseo que muchos presidentes autonómicos y presidentas que están siendo investidos en estos días tengan en Guillermo Fernández Vara el ejemplo de cómo se puede defender el interés de una comunidad autónoma al mismo tiempo que se comparte el interés general de España”, concluyó tras el Consejo de Ministros.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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