María Guardiola cambia el tono contra Vox sin desbloquear la negociación para un gobierno conjunto en Extremadura
La carta de la líder extremeña del PP a sus militantes admite que el ruido y la presión de esta crisis perjudican a Feijóo, pero ella reafirma: “El valor de la palabra dada nunca caduca”. Mientras, el PSOE acelera la ronda de conversaciones para formar un ejecutivo en la región.
La líder del PP de Extremadura, María Guardiola, ha pasado en una semana de afirmar muy enfadada que nunca metería a Vox en su gobierno por su ideología machista y anti-LGTBI, porque “no se puede tragar con todo” ni “firmar acuerdos que no son coherentes”, a considerar en una carta a sus militantes “imprescindible” compartir ahora con la formación ultra la prioridad de formar una alternativa de gobierno en esa comunidad al PSOE con “respeto, diálogo y un acuerdo programático”. Los contactos se han restablecido en las últimas horas. Ni Guardiola ni el PP de Extremadura han confirmado ni en público ni en privado que ese giro y cambio de posición en el tono de su relación con Vox vaya a significar que ahora sí aceptará a esa formación en su gobierno, como continúa exigiendo el partido que lidera Santiago Abascal. Guardiola acaba así la misiva a su militancia tras reconocer que este ruido y presión está perjudicando los intereses electorales del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, para el 23-J: “Creo que en política, como en toda faceta de la vida, los compromisos tienen que permanecer firmes…. El valor de la palabra dada nunca caduca…”.
La presidenta de la Asamblea extremeña, la socialista Blanca Martín, ha puesto en marcha ya este martes una ronda de conversaciones con los portavoces de todos los partidos para sondear sobre cuándo podría convocar la primera sesión de investidura, en todo caso antes del 5 de julio. El socialista Guillermo Fernández Vara es el único que ha avanzado su interés por presentarse, pero no tiene apoyos suficientes.
Tras ser elegida candidata del PP para la Junta de Extremadura el pasado verano, no hace ni un año, María Guardiola está viviendo los días más tensos y complejos en su corta carrera política tras recoger un buen resultado en las urnas el pasado 28 de mayo, con 28 escaños e igualando los del PSOE de Guillermo Fernández Vara, en un feudo tradicionalmente esquivo para su partido. El éxito electoral traía también un escenario perverso de gestionar, porque obliga a Guardiola y el PP extremeño a entenderse con los cinco diputados de Vox para superar la mayoría absoluta, y la aspirante popular había sentenciado hasta solo tres días antes de la convocatoria electoral que nunca asumiría a Vox en su ejecutivo. Un compromiso que reafirmó el pasado lunes, tras una primera negociación poselectoral frustrada con Vox, y a continuación en decenas de entrevistas, en las que puso por activa o pasiva en un lugar comprometido a compañeros de otras autonomías que sí aceptaron esas condiciones. Y en especial, al propio Feijóo, que se niega a aclarar qué tipo de conexión establecerá con el partido ultra si les necesita para llegar a La Moncloa.
Guardiola ha tenido un par de contactos directos con Feijóo, aunque no en los últimos días. En esas charlas quedó claro que el líder nacional del PP le dejaba manos libres y autonomía total para fijar pactos y acuerdos. Un mensaje para desembarazarse del problema y alejarlo lo más posible de la sede nacional del partido que repitieron este lunes fuentes de la cúpula popular tras conocer la carta a la militancia enviada en la medianoche del domingo por Guardiola. En ella, ahora camufla su agresividad contra Vox, les ofrece volver a la mesa de negociación para resolver esta crisis con un acuerdo programático, pero no aclara con qué formato.
Las fuentes cercanas a Feijóo se limitaron este lunes a reseñar que siempre han respetado la autonomía de Guardiola y los demás barones, que sobre el bloqueo en Extremadura no tienen nada más que añadir porque están volcados y centrados en la campaña y las propuestas del candidato nacional al 23-J y remarcaron que será la líder extremeña la “encargada de buscar un buen acuerdo”. En la dirección nacional del PP no precisan en qué momento Feijóo y Guardiola se verán.
Los ecos del ruido y la presión interna en el PP le llegaron durante todo el fin de semana al lugar en el que se recluyó con un grupo de amigas en el campo extremeño. Uno de sus asesores de comunicación externo se vio forzado a renunciar tras conocerse unos audios en los que revelaba su inquina personal contra Vox y Abascal. Y en la medianoche del domingo envió la misiva a la militancia para desconvocar unas reuniones del comité de dirección y la junta directiva regional del PP previstas para este martes en las que quería dar en persona sus explicaciones por su comportamiento. Esas citas han quedado ahora aplazadas.
Guardiola admite en la carta que lo hace porque esas reuniones podían dar lugar a “malinterpretaciones” y despistar del único objetivo y destino que preocupa ahora en el PP: que Feijóo tenga un buen resultado el 23-J y pueda desalojar a Sánchez de La Moncloa.
En el entorno próximo de Guardiola, sin embargo, limitan mucho el alcance de su rectificación. Y conminan a leer y entender lo que la dirigente extremeña expresa en el último párrafo: “Creo que en política, como en toda faceta de la vida, los compromisos tienen que permanecer firmes para cambiar lo que no funciona y servir a los que más nos necesitan en estos momentos. El valor de la palabra dada nunca caduca y yo tengo un compromiso con los extremeños y con el cambio”.
En Vox no se fían, aunque públicamente tanto Abascal como el secretario general, Ignacio Garriga, celebraron “el paso” dado, lo catalogaron como una “rectificación” y volvieron a ofrecer “su mano tendida, con responsabilidad y altura de miras” para retomar las negociaciones. Los dos dirigentes ultras valoraron que ahora Guardiola les reconozca el “imprescindible respeto” para dialogar y Garriga mostró su esperanza en que con ese “nuevo camino” la popular extremeña “haya dejado de lanzar esos balones de oxígeno a Pedro Sánchez”. En Vox advierten, para que quede muy claro, que en Extremadura todo pasa por formar parte del futuro gobierno porque lo demás sería “un engaño”.
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