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Pacto incierto en Extremadura “hasta que rectifique Vox”

Carlos Mazón no pone ningún problema para acordar con el partido ultra en la Comunidad Valenciana

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, clausura este domingo en Salamanca un acto sobre familia y políticas sociales. Foto: EUROPA PRESS | Vídeo: EPV
Javier Casqueiro

La dirección nacional del PP y sus barones territoriales han llegado al acuerdo y la convicción de que ahora lo único que toca es remangarse para ganar las elecciones generales del 23-J y echar al Gobierno socialista de Pedro Sánchez de La Moncloa. Todas las preguntas sobre problemáticos pactos locales, crisis internas o sobre cómo manejar la espinosa relación con Vox quedan postergadas hasta después de ese hito. Esa es la intención, incluso en Extremadura, donde el escenario es algo más complejo por el grado de enfrentamiento público y abierto entre la líder popular extremeña, María Guardiola, y los responsables nacionales de Vox, a los que ella responsabiliza del fracaso de las negociaciones para minimizar a los líderes autonómicos de la formación ultra.

El PP de Extremadura se niega, en esa estrategia de aplazar la solución al problema, a dar por definitivamente rotas las negociaciones y voladas todas las posibilidades de un Gobierno popular sin Vox que releve al socialista Guillermo Fernández Vara, al que dan por amortizado pese a ser el ganador de las últimas elecciones, con 28 escaños, los mismos que los populares. Esperan que Vox acabe por rectificar y asumir la oferta de cargos institucionales que le han planteado y la firma de un acuerdo programático sin estar en el Gobierno. Vox continúa sin contemplar esta opción en Extremadura y pone como ejemplo de conexión exitosa para construir una alternativa a Sánchez en toda España lo ocurrido en la Comunidad Valenciana, donde este lunes se constituyen las Cortes, con un presidente de esa institución ultra y sin vetos ni complicaciones de ningún tipo.

Carlos Mazón, el candidato popular a presidir la Generalitat Valenciana, no manifiesta ningún complejo por cómo negoció en apenas dos horas el pacto con Vox, y está dispuesto a llevarlo adelante hasta donde haga falta para sustituir al Ejecutivo tripartido y progresista del Botànic. Sostiene que la mayoría de la sociedad valenciana entiende esa colaboración con Vox y hasta “la aplaude” cuando lo saludan por la calle. Interpreta, de los datos de su victoria en las recientes elecciones autonómicas, que muchos valencianos estaban hartos de algunos escándalos que socavaron al anterior Gobierno (llega a cifrar en una docena los imputados por diferentes casos, sobre todo el que implicó a la Consejería de Mònica Oltra y su exmarido). Como ejemplo de ese hastío pone el hecho de que muchos de sus conciudadanos tampoco comparten que se haya financiado con dinero público y hasta el último momento a entidades pancatalanistas.

Mazón no expresa ningún reparo por haber negociado con Vox o por tener que facilitarles algunos cargos y se muestra muy dispuesto a cogobernar sin muchos remilgos. El dirigente popular se precia, además, de que logró en muy poco tiempo que Vox retirase a su aspirante condenado por violencia machista para presidir la Generalitat valenciana, Carlos Flores, aunque luego el partido ultra lo situó como número uno por Valencia para el Congreso. Ni Feijóo ni nadie en el PP ha cuestionado el pacto exprés valenciano con la extrema derecha.

El siguiente paso

Tampoco lo ha criticado pública y directamente María Guardiola, que llegó a decir que Mazón seguramente había hecho lo mejor para su comunidad. Pero ella hizo justo lo contrario. Guardiola no solo dice ahora que jamás gobernará con Vox, sino que lo anticipó hace meses y en la campaña electoral lo dejó de manifiesto en varias entrevistas. El 25 de mayo, a tres días de las urnas, la entrevista en el diario Hoy de Extremadura se tituló así: “No voy a gobernar con Vox”. Guardiola intentó una aproximación con los líderes locales de esa formación durante el anterior fin de semana e incluso a primera hora del lunes, antes de que se conformara en Mérida la Mesa de la Asamblea regional. Sin ningún éxito.

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En el PP extremeño argumentan que fueron generosos, aunque en sentido contrario a los contactos desarrollados en otros territorios, porque a los puestos institucionales en la Asamblea (presidente y uno de los secretarios) añadieron como novedad el regalo de su senador autonómico. No coló. Algunos populares extremeños conceden que el que se precipitó y rompió la agenda fue Mazón en Valencia.

El debate ahora en Extremadura es sobre cuál será el siguiente paso, pero no solo del PP. También de la nueva presidenta socialista de la Asamblea a la hora de acelerar o frenar la ronda con todos los partidos para convocar un pleno de investidura que retrate la compleja situación política de la región y revele otra vez el estado de la confrontación entre los populares y Vox.

El socialista Fernández Vara ha anticipado su intención de presentarse, pero no tiene apoyos suficientes para seguir en el puesto. El calendario, en ese caso, podría ponerse en marcha con la obligación de presentar algún aspirante antes del 5 de julio y hasta forzar una votación apenas tres días antes de las elecciones generales del 23. El PP extremeño no tiene programada esta semana ninguna reunión con Vox y ha convocado para mañana a su comité ejecutivo y a la junta directiva regional, en la que Guardiola explicará a sus cargos lo sucedido. No se esperan en la sesión ni grandes disensiones internas ni fuertes debates. En la agenda de Feijóo tampoco está cerrado ningún encuentro en los próximos días con Guardiola, que ha presumido de tener manos libres para negociar desde Extremadura.

Mientras tanto, el líder del PP se centrará esta semana en Cataluña, uno de sus agujeros negros electorales. Acudirá dos veces con la idea de recortar distancias con el PSC. Hoy estará para hablar de economía y para lanzar la pulla al nuevo alcalde, Jaume Collboni, de que no le ha agradecido en persona el voto de los ediles del PP que le permitieron acceder a ese puesto. Collboni sí dio las gracias ayer en una entrevista en EL PAÍS.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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