Las 10 respuestas (y algunas dudas) que dejan las elecciones en Cataluña 2024
El triunfo del PSC entierra el ‘procés’. Salvador Illa suma mayoría para un tripartito de izquierdas con ERC, que se desploma, y los comunes, pero también una sociovergencia con Junts
El PSC ganó anoche las elecciones catalanas con Salvador Illa al frente. Los socialistas catalanes suman mayoría absoluta para un tripartito de izquierdas con ERC (que se desploma) y los comunes, que pierden fuerza, en un resultado que debilita a Yolanda Díaz y su proyecto Sumar. El resultado entierra el procés independentista y fortalece al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Carles Puigdemont logra colocarse segundo, pero los partidos independentistas no suman por primera vez desde 1984, ni siquiera con los dos escaños con los que Aliança Catalana irrumpe en el Parlamento catalán, el primero de las 17 comunidades autónomas que tendrá dos partidos de extrema derecha.
El PSC gana y suma mayoría con un tripartito de izquierdas o con Junts
El PSC ha ganado por segunda vez las elecciones en Cataluña con Salvador Illa como candidato y mejorando el resultado. Obtiene nueve diputados más (de 33 a 42) y 200.000 votos más que en 2021. Esta vez gana en votos y escaños y los socialistas dan por enterrado el procés independentista. “Corresponde al PSC liderar esta nueva etapa”, dijo Illa este domingo en la sede del PSC, abarrotada de cargos electos, cuadros y militantes. El partido obtiene casi un 28% de los votos en Barcelona y roza el 30% en la provincia, que comprende el llamado “cinturón rojo”. Esta vez el PSC podría pactar un tripartito de izquierdas o una sociovergencia, con Junts. Las dos combinaciones suman mayoría absoluta, situada en 68 escaños. Por un lado, la suma de 42 diputados del PSC, 20 de ERC y seis de los comunes, alcanza los 68, pero ERC advirtió durante la noche electoral de que se dispone a pasar a la oposición tras su descalabro. La fórmula de la sociovergencia, obtiene una mayoría más holgada, de 77 diputados, aunque los dos partidos se han descartado de forma clara durante la campaña. Hay que tener en cuenta otras posibles fórmulas, como un pacto entre PSC y los comunes en el que Illa pudiera salir investido con abstenciones de otros partidos. Quedan muchas semanas por delante y es pronto para avanzar acontecimientos. Sin perder de vista que en una semana comienza la carrera para unas nuevas elecciones, las europeas del 9 de junio.
El independentismo pierde la mayoría absoluta
Cataluña pasa página. En el Parlament los partidos independentistas han sumado mayoría absoluta (situada en 68 diputados) en las cuatro elecciones autonómicas anteriores a las de este domingo: 2012, 2015, 2017 y 2021. Hace tres años, ERC (33 escaños), Junts (32) y la CUP (nueve), consiguieron una holgada mayoría de 74 diputados. Este domingo Junts (35 diputados), ERC (20) y la CUP (cuatro), suman solo 59. Ni contando al partido ultra Aliança Catalana (dos escaños) alcanza mayoría el independentismo. Si el recuento se hace mirando a los partidos anteriormente llamados nacionalistas [antes de que Convergència dejara paso a Junts], la mayoría que se pierde se remonta a cuatro décadas atrás, 1984.
ERC se desploma y Aragonès asegura que se va a la oposición
A Pere Aragonès no le ha salido bien el adelanto electoral: pierde la presidencia de la Generalitat y 13 diputados. Aragonès reconoció durante la noche electoral el “muy mal resultado” y anunció que Esquerra Republicana irá a la oposición, dando portazo, al menos de entrada, a la posibilidad de integrarse en un tripartito de izquierdas junto al PSC y los comunes. “ERC asumirá la voluntad de la ciudadanía y trabajaremos para continuar, lo haremos a la oposición”, dijo y apuntó a la posibilidad de la sociovergencia entre PSC y Junts. “La vía de la negociación no ha sido lo suficientemente bien valorada por la ciudadanía, que considera que ahora le toca a otro liderar una nueva etapa”, expresó. El papel de ERC es relevante para formar o no un tripartito de izquierdas con el PSC y los comunes. La colaboración entre republicanos y socialistas no es nueva, aunque ahora se invierten las fuerzas: esta vez los republicanos son los socios pequeños del PSC, con quien durante la última legislatura estaban empatados en escaños. ERC ha sido, además, uno de los pilares de la gobernabilidad del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Incógnitas sobre el futuro de Junqueras tras el adiós de Aragonès
Pere Aragonès fue muy claro la noche electoral: reconoció los malos resultados, aseguró que su partido pasa a la oposición y habló de “asumir responsabilidades”, en plural. “También es el momento de asumir responsabilidades individuales, que haré y haremos una vez hayamos tenido tiempo de analizar los resultados”. Un plural al que no puso nombres y apellidos, pero que podría apuntar también al líder de ERC, Oriol Junqueras, en un partido donde tiene la última palabra. Tras los resultados de este domingo, Aragonès quedó en una situación delicada, mientras hasta esta misma semana en el partido daban por hecho que, en el futuro, Junqueras quiere intentar ser presidente de la Generalitat. Este lunes, Aragonès despejó la incógnita y reveló que dejaba la primera línea política y que no recogería el acta de diputado, aunque sin referirse a Junqueras, cosa que hace pensar que se quedará al frente del partido.
El PSC se ha beneficiado del ‘efecto Sánchez’
La campaña de las elecciones catalanas comenzó el jueves 25 de abril con pánico en las filas socialistas. El anuncio de Pedro Sánchez de que se retiraba para plantearse su futuro en la presidencia del Gobierno (por los ataques de la derecha a su esposa) se produjo la víspera del inicio de la campaña en Cataluña. Durante el primer fin de semana estaba previsto que el presidente protagonizara un mitin del PSC en Barcelona, pero canceló toda su agenda y se quedó en Moncloa. Durante esos primeros días, Salvador Illa llamó sin parar a la “resistencia colectiva” y reivindicó un gobierno fuerte de izquierdas, evocando al tripartito que presidieron en Cataluña Pasqual Maragall y José Montilla. El anuncio del presidente de que seguía “aún con más fuerza” sosegó los ánimos y fue una palanca para la candidatura. Tras el órdago, Sánchez volvió a Cataluña por todo lo alto, reapareciendo por sorpresa en la Feria de Abril de Barcelona y participando en cuatro mítines. Para los socialistas catalanes el efecto Sánchez ha sido un empujón más en una pugna de la que ya salían favoritos. El presidente y el PSC se necesitan mutuamente. Los votos desde Cataluña al socialismo han sido históricamente vitales cuando ha habido presidentes del PSOE. Y el PSC se crece cuando en la Moncloa hay un presidente socialista. En el mitin final de los socialistas, en el pabellón de la Vall d’Hebron de Barcelona, Sánchez acabó luciendo una camiseta con la silueta del flequillo y las gafas de Illa.
El PP crece a costa de la desaparición de Ciudadanos y supera a Vox
Cataluña es tan importante para el PP como lo es para el PSOE. Los populares catalanes han centrado parte de su discurso durante la campaña de Alejandro Fernández en que serían la fuerza que más crecería y un ojo puesto en Ciudadanos y otro en Vox. Para los populares no era difícil crecer, porque en 2021 obtuvieron su peor resultado, tres diputados. Lejos de los 11 con los que Vox irrumpió en el Parlament. La ultraderecha obtuvo entonces el apoyo de 218.000 electores, frente a 109.000 votos a los populares. Ciutadans les dobló en escaños: seis. Finalmente, el PP ha saltado de ser octava fuerza a cuarta, ha quintuplicado sus diputados (de tres a 15) y ha superado a Vox. Un resultado vinculado en parte a la desaparición de Ciudadanos de la cámara catalana, que en dos elecciones ha sufrido un descalabro meteórico, porque el partido naranja ganó las elecciones al Parlament en 2017, con 36 escaños. Más dura ha sido la pugna del PP con Vox. Los dos partidos lo tenían claro y sus líderes de ámbito nacional, Alberto Núñez Feijoo y Santiago Abascal, han echado también el resto en la campaña catalana. El popular, que tardó en designar a Fernández como candidato (con quien existen discrepancias), ha empleado como nunca mensajes populistas y xenófobos más propios de la extrema derecha.
Los comunes pierden fuerza y Sumar no cuaja en el territorio
Con todo este vendaval soplando y malos augurios en los sondeos, los comunes se hubiesen conformado con resistir con sus ocho diputados, como les ocurrió en 2021. Pero caen a seis escaños y durante la noche electoral reclamaron a PSC y ERC un tripartito. Tras perder la alcaldía de Barcelona, el partido que fundó la ex activista y alcaldesa Ada Colau, concurría este domingo por primera vez sin Podemos y también por primera vez con Sumar, el partido de la vicepresidenta Yolanda Díaz, que tiene sus mayores apoyos en Cataluña: en votos y porque parte de su equipo de confianza son militantes catalanes que en su día formaban parte de Iniciativa per Catalunya. De hecho, en el segundo lugar de la lista, tras Jéssica Albiach, los comunes habían situado al alcalde de El Prat de Llobregat, Lluís Mijoler, abanderado del rechazo a la ampliación del aeropuerto y líder del mayor ayuntamiento que gobiernan. Las elecciones al Parlament suponían también un nuevo reto para Díaz y su partido, que no logró representación en las elecciones gallegas de febrero y salvó los muebles manteniendo un diputado en las del País Vasco el mes pasado. Pese a que la vicepresidenta también ha echado el resto en la campaña catalana, el resultado confirma que, más allá de ostentar la vicepresidencia y cuatro ministerios del Gobierno, Sumar no cuaja en el territorio.
Carles Puigdemont, segundo y con la promesa de volver
Carles Puigdemont ha logrado mejorar el resultado de Junts respecto a 2021, colocándose en segundo lugar y rebasando por 15 diputados a ERC, pero los partidos independentistas no suman mayoría absoluta: ni con la CUP, ni, llegado el caso, con Aliança Catalana. El líder de Junts lanzó un mensaje directo a Esquerra: “Un gobierno tripartito [...] es una mala opción para Cataluña”, advirtió el domingo por la noche. Durante una carrera electoral en la que centenares de admiradores han viajado al sur de Francia para ver los actos de Puigdemont, el expresidente fugado ha gozado de una campaña plácida: sin el desgaste de la gestión, las entrevistas en prensa no afín, ni la participación en debates. Y ha mandado dos mensajes: que volverá para asistir al debate de investidura en el Parlament (sea cual sea su papel); y que se marchará si no gana. Puigdemont podrá entrar en España sin riesgo a ser detenido una vez la amnistía entre en vigor y el Tribunal Supremo cumpla con el trámite de levantar la orden nacional de detención que tiene contra él. Se espera que esa ley se apruebe en el Congreso el 30 de mayo y al día siguiente se publique en el BOE, con lo que entraría en vigor. Previsiblemente, a principios de junio el Tribunal Supremo debería levantar esa medida cautelar, lo que habilitaría la llegada de Puigdemont. A partir de ahí, las cosas se complican. El líder de Junts está citado a declarar por el caso Tsunami entre los días 17 y 21 de junio, pero la confirmación de esa citación está aún en el aire. Sin embargo, para ser amnistiado, el Supremo tiene dos meses para aplicar la ley.
Aliança Catalana entra en el único Parlamento autonómico con dos partidos ultra
Aliança Catalana, el partido independentista, xenófobo e islamófobo que lidera la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, logra entrar en el Parlament, con dos diputados, y aupado por el voto de municipios pequeños y medianos del interior con altos porcentajes de población migrante de origen magrebí. Con su irrupción, la cámara catalana se convierte en el primer parlamento autonómico con dos formaciones de ultraderecha: Vox resiste y mantiene sus 11 concejales. El programa de Aliança Catalana tiene como ejes el nacionalismo extremo que propugna la independencia unilateral y la ruptura inmediata con el Estado; y el rechazo a la inmigración y, en particular, a la de religión musulmana. El partido propone vetar la entrada de extranjeros hasta que se hayan “integrado” en los valores occidentales y plantea expulsar a los que han delinquido o están en situación irregular. Orriols ha afirmado durante la campaña que no descartaría apoyar un eventual ejecutivo de Carles Puigdemont, quien considera que merece “una segunda oportunidad”. Durante la semana pasada, PSC, ERC, Junts, la CUP y los comunes se comprometieron a no apoyar ninguna iniciativa de Aliança Catalana, como hicieron la pasada legislatura con Vox.
La victoria de Illa refuerza a Pedro Sánchez
La victoria del PSC da fuerza al PSOE y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Tras las elecciones de 2023, los socialistas solo gobiernan Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra. El objetivo del PSC era movilizar a los 1,2 millones de votantes catalanes que apoyaron a Sánchez en las últimas generales. Illa no lo logra, pero pasa de algo más de 650.000 votos a rozar los 900.000. De hecho, en su discurso de la noche electoral, Illa atribuyó a las políticas de Sánchez los buenos resultados. Desde que el bipartidismo es historia en la política española, con todo, la aritmética parlamentaria que sale de las urnas siempre tiene aristas. El resultado de este domingo en Cataluña brinda dos opciones de mayoría al PSC: un tripartito de izquierdas con ERC y los comunes; o una sociovergencia con Junts. Sánchez se apoya en los dos partidos independentistas en la actual legislatura. Necesita tanto a los republicanos como a la formación de Puigdemont en el Congreso.
¿Influirán estas elecciones en el Gobierno de Barcelona?
Antes del adelanto electoral anunciado por Pere Aragonès después de no poder aprobar sus presupuestos, en el Ayuntamiento de Barcelona estaba muy avanzado un pacto entre el alcalde Jaume Collboni (PSC) y el grupo municipal de ERC. Los republicanos actuaron durante los dos mandatos de Colau como socios estables de la alcaldesa, siempre desde fuera. Ahora se disponían a tocar poder. El adelanto dejó en el congelador el reparto de carteras pactado en el Ayuntamiento. En ERC aseguraban hace unos días que algo se movía en la Casa Gran de Barcelona para retomar la carpeta del pacto. Pero con lo mal que le ha salido la jugada a Aragonès, la alianza se complica.
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