El triunfo de Illa entierra el ‘procés’
El PSC gana con holgura por primera vez y el independentismo pierde la mayoría
El pulso de cambio ganó este domingo en Cataluña. Y lo hizo por partida triple. Los socialistas lograron por primera vez una victoria en votos y en escaños en unas elecciones autonómicas. Los partidos independentistas se quedaron sin la mayoría que habían ostentado desde que arrancó el procés en 2012. Y la oleada de derechización que recorre Europa desembarcó por todo lo alto con un PP fortalecido, un Vox que mantiene la representación obtenida hace tres años y con la extrema derecha independentista de Aliança Catalana pidiendo paso en el Parlament.
El debate de la amnistía, que ha agriado hasta el límite la política española, ha tenido el efecto contrario en Cataluña, ya que ha desactivado el independentismo y ha finiquitado lo que quedaba del procés sin darle a las derechas un papel clave en la formación de Gobierno. Con todo, las alianzas para constituir el nuevo Ejecutivo no serán sencillas y el ganador, Salvador Illa, tendrá que emplearse a fondo para formar Gobierno. Sin mayoría independentista, Illa tendrá el reto de recoger el apoyo de la izquierda, tanto de la diezmada Esquerra Republicana como de Comunes Sumar. Otra opción sería un muy improbable Gobierno con Junts. O el que se abría paso a última hora de ayer: un pacto con los comunes buscando abstenciones y apoyos puntuales de otros partidos. Si no lo consigue, el fantasma de la repetición electoral en octubre volverá a asomar en el horizonte.
En cualquier caso, el Partit dels Socialistes (PSC) fue el gran ganador de la noche al lograr conjurar una victoria tanto en votos como en escaños que se le había resistido incluso cuando gobernó la Generalitat de la mano de Pasqual Maragall y José Montilla. Salvador Illa logró 42 de los 135 escaños del Parlament, nueve más que en las últimas elecciones, y un sólido 28% de los votos. Este resultado refuerza al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su arriesgada apuesta por la amnistía y los pactos con fuerzas independentistas.
Illa, que edificó su contundente victoria en un gran resultado en las ciudades más pobladas, tendrá la responsabilidad de intentar formar un Gobierno en primera instancia, pero no lo tendrá fácil. Deberá superar muchísimas reticencias, especialmente en ERC. En su comparecencia ya como ganador, Illa se centró en destacar que Cataluña “abre una nueva etapa” y que los catalanes han decidido influidos “por muchos factores”, entre los que destacó “las políticas seguidas por el Gobierno de España y su presidente, Pedro Sánchez”, con los indultos a los condenados por el procés primero y con la amnistía después. Quiso marcar distancias con la etapa que se cierra. Lo dijo asegurando que el nuevo ciclo “será para todos los catalanes, piensen lo que piensen, hablen la lengua que hablen y vengan de donde vengan”.
Lo que no hizo Illa es dar pistas sobre qué tipo de acuerdos buscará a partir de ahora. Tiene tres vías para llegar a la presidencia. La primera, más evidente, sería el pacto de izquierdas. Si ERC se niega a ello, podrá explorar uno con Junts. Y hay una tercera opción que sería conseguir un acuerdo con los comunes primero y, después, lograr la abstención de otras fuerzas, comenzando por el PP. Sería una variante de lo que los socialistas hicieron el pasado junio en Barcelona, donde consiguieron la alcaldía a base de sumar los votos de los comunes y del Partido Popular para, posteriormente, gobernar en solitario.
Lo que dejó claro Illa es que se presentará a la investidura a la presidencia de la Generalitat. Con ello, el líder del PSC quiso dar la señal de que no sucumbirá a las presiones del independentismo para que renuncie a su victoria y a la presidencia a cambio de que Junts siga apoyando al Gobierno de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados.
El segundo gran titular de la noche es la pérdida de la mayoría absoluta de los independentistas. El hundimiento de ERC no beneficia mucho a sus rivales de Junts per Catalunya, que lo fio todo al efecto Puigdemont y no ha conseguido sacarle todo el partido a la situación. El expresidente huido de la justicia ha logrado revitalizar a su partido con una campaña hiper personalista, pero solo ha sumado cuatro escaños a los 32 que obtuvo en las anteriores elecciones. Con el 21,6% de los votos, los de Puigdemont pueden exhibir el trofeo de volver a liderar el espectro independentista, pero se quedan muy lejos de poder articular una mayoría para continuar con el procés.
En su comparecencia, un Puigdemont con un perfil muy bajo felicitó a Salvador Illa. Destacó que Junts es la única fuerza independentista que ha crecido en votos y en escaños, pero reconoció que eso “no es suficiente” para ganar las elecciones y “menos para compensar la caída de las otras dos candidaturas independentistas”. “Ha habido una movilización unionista como consecuencia de la estrategia de la españolización de la campaña”, opinó. Sobre alianzas, dijo que intentará formar un Gobierno independentista, aunque los números no dan para ello. Los partidos secesionistas han pasado de tener 74 escaños a solo 59. Y del 52% de los votos al 39,4% (esto sin contar el 3,8% que ha logrado la extrema derecha independentista de Aliança Catalana). Diciendo que a Cataluña no le conviene un tripartito de izquierdas, Puigdemont emplazó a ERC a abrir negociaciones para sumar sus diputados. Lo que no mencionó es que para lograr una eventual investidura necesitaría también la abstención como mínimo de los socialistas, algo implanteable en las filas del PSC, como Illa se encargó de dejar claro pocos minutos después.
Puigdemont se jugaba mucho en las elecciones de este domingo, también a nivel personal. En un intento final de movilizar a la militancia, el líder de Junts aseguró en campaña que dejará la política si no consigue ser investido presidente. De ahí que ahora tenga que conseguir la presidencia de la Generalitat por la vía que sea si no quiere incumplir la palabra dada.
El gran perdedor de la noche fue el presidente catalán, Pere Aragonès, y su partido. ERC. Esquerra solo logró retener 20 de los 33 escaños que tenía y perdió más de 180.000 votos. La aventura de presidir la Generalitat apenas habrá durado una legislatura para los republicanos. Aragonès dejó claro que se plantea la dimisión. “Asumiremos responsabilidades después de hacer una lectura de los resultados”. Lo dijo en plural, como si en esta reflexión también estuviera incluido el presidente del partido, Oriol Junqueras, que en sus círculos de confianza no oculta su intención de encabezar en el futuro una candidatura a la Generalitat.
El análisis que hizo el dirigente republicano es que los ciudadanos no solo han dicho “no” a sus políticas al frente de la Generalitat. “La ciudadanía ha dicho que le toca a otro liderar la nueva etapa”, remarcó. Y señaló para ello a quienes le han hecho oposición: “Corresponderá al PSC y a Junts gestionar la nueva etapa”. Con ello parecía señalar el camino a un acuerdo entre los dos grandes partidos, un pacto que ha sido negado de forma muy reiterada durante la campaña electoral tanto por Illa como por Puigdemont. La posibilidad que se abriría sería que ERC se ofrezca a llegar a acuerdos con el PSC si se constata el bloqueo total de las negociaciones con Junts.
La tercera gran tendencia de la noche fue la derechización del Parlament. El Partido Popular se disparó de tres a 15 escaños y logró comerse literalmente los restos de Ciudadanos en la comunidad que vio nacer al partido naranja. Lo que no logró el PP fue rebajar el peso de Vox. Los de Ignacio Garriga y Santiago Abascal mantuvieron los 11 escaños que ya tenían e incluso sumaron casi 30.000 votos más. El candidato del PP, Alejandro Fernández, reivindicó la subida de los populares. Sin embargo, el PP solo tendrá un papel en el Parlament si no hay suma del tripartito de las izquierdas y se produce una improbable triangulación entre el PSC, el PP y los comunes como la que se registró en Barcelona.
Ahora vienen semanas de impasse en Cataluña. Los partidos volverán la semana que viene a entrar en campaña, esta vez para las elecciones europeas. Las negociaciones y los pactos, si es que fructifican, no llegarán hasta pasado el 9 de junio.
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