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El PSC y ERC escenifican su entendimiento para gobernar juntos en Barcelona

Jaume Collboni anuncia que ampliará su ejecutivo a partir del mes de mayo, después de aprobar los presupuestos con una cuestión de confianza

Elecciones catalanas
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, saluda a la jefa de filas de ERC en el Ayuntamiento, Elisenda Alamany, en el pleno del viernes pasado, donde los republicanos apoyaron el presupuesto.Marta Perez (EFE)

El Ayuntamiento de Barcelona se encamina hacia un pacto de gobierno entre el alcalde Jaume Collboni (del PSC, que gobierna con solo 10 concejales de 41) y ERC. Una coalición ya pactada entre socialistas y republicanos, pero que el adelanto de las elecciones catalanas ha aplazado. Hace un mes, PSC y ERC llegaron a un acuerdo sobre el presupuesto del consistorio, que también contemplaba la entrada de los cinco concejales republicanos al ejecutivo municipal cuando las cuentas estuvieran aprobadas. Pero el anuncio del president Pere Aragonès de adelantar las elecciones hizo saltar el calendario por los aires. Este miércoles, en el Ayuntamiento, sin otro apoyo que el de ERC, Collboni ha activado la cuestión de confianza: un mecanismo previsto en la Ley Electoral por el que un alcalde presenta sus cuentas al pleno y, si en un mes (el 2 de mayo) no se arma un gobierno alternativo para echarle, quedan aprobadas automáticamente.

Finalizada la votación, el alcalde ha tomado la palabra y ha anunciado: “El próximo paso que daremos será la ampliación del Gobierno municipal”. No ha citado a ERC, que en el debate, en plena precampaña de las autonómicas y apoyando en el Ayuntamiento a su principal rival, ha defendido por boca del concejal Jordi Castellana: “Hemos trabajado para tener presupuestos en todos lados, no solo donde gobernamos, sino para la ciudadanía”. “Nosotros hemos votado presupuestos de los alcaldes Trias, Colau y Collboni hablando del qué. En un contexto electoral es importante poner en valor los partidos como herramienta útil para la sociedad”, ha defendido el edil.

“Que nadie se ponga en la boca lo que hará ERC ni en Barcelona ni en otros sitios”, ha respondido el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, al ser preguntado por el tema tras un acto en Tarragona. “Es muy diferente un acuerdo de Presupuestos que un acuerdo de gobierno cuando hay proyectos de modelo de país que son muy diferentes”, ha justificado el también coordinador nacional de los republicanos. También ha remarcado que el apoyo se ha hecho por “responsabilidad” y no ha aclarado si hay intenciones de efectivamente entrar en el Gobierno de Collboni. El PSC apoyó en el Parlament el fracasado proyecto de Presupuestos de Aragonès, que se hundió por el no de los comunes.

La inminencia de las elecciones catalanas envenena más aún las ya tirantes relaciones entre los socialistas y ERC. Los de Oriol Junqueras insisten en que el PSC es su rival electoral directo e intentan desmarcarse lo más posible pese a ser socios indispensables aún en la Diputación Permanente del Parlament, en el Congreso y en decenas de municipios y entidades supramunicipales catalanas. En el paso incluso llegaron a achacar a esos acuerdos los malos resultados obtenidos en los pasados comicios locales y generales. De ahí que intentan minimizar cualquier riesgo ante el 12-M, más sabiendo que Junts busca desgastarles con la idea de que ya hay un pacto idéntico para formar el próximo Ejecutivo catalán.

La situación de Barcelona recuerda al viacrucis de la entrada de ERC al Gobierno de la Diputación de Barcelona, cuya presidencia ostenta el PSC. Los republicanos negaron la mayor, justo en la campaña de las generales, y posteriormente pactaron. Si no hay descalabros electorales imprevistos, las dos opciones que Collboni tiene hay sobre la mesa son que ERC entre en el Gobierno municipal después de las elecciones autonómicas 12 de mayo), o después de las europeas (9 de junio). Él es el que quiere llevar el ritmo de los anuncios. Collboni intentó antes una coalición con Junts (con sus 11 concejales hubieran sumado mayoría), pero dio marcha atrás al constatar la y capacidad de desestabilización que sigue teniendo Carles Puigdemont. La renuncia a la posibilidad de gobernar con los neoconvergentes se produjo cuando en enero Junts rechazó el primer texto de la ley de amnistía.

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Otra posibilidad era un tripartito de izquierdas entre PSC, ERC y los comunes: pero el alcalde no quería a una ex alcaldesa de la potencia de Ada Colau haciéndole sombra en su gobierno. Los comunes, además, exigieron pactar conjuntamente presupuestos y gobierno, y los socialistas se negaron. El no definitivo de Colau a las cuentas, la semana pasada en un pleno de alto voltaje, escenificó su paso definitivo a la oposición tras ocho años gobernando Barcelona. Jaume Asens, que aspira a ser eurodiputado por los comunes, ha asegurado en X que la entrada de los de Alamany al Gobierno local la razón por la cual “ERC le ha comprado al PSC el casino más grande de Europa”, en referencia a lo sucedido con las cuentas de la Generalitat.

La situación de Barcelona recuerda al viacrucis de la entrada de ERC al Gobierno de la Diputación de Barcelona, cuya presidencia ostenta el PSC. Los republicanos negaron la mayor, justo en la campaña de las generales, y posteriormente pactaron. Si no hay descalabros electorales imprevistos, las dos opciones que Collboni tiene hay sobre la mesa son que ERC entre en el Gobierno municipal después de las elecciones autonómicas 12 de mayo), o después de las europeas (9 de junio). Él es el que quiere llevar el ritmo de los anuncios. Collboni intentó antes una coalición con Junts (con sus 11 concejales hubieran sumado mayoría), pero dio marcha atrás al constatar la y capacidad de desestabilización que sigue teniendo Carles Puigdemont. La renuncia a la posibilidad de gobernar con los neoconvergentes se produjo cuando en enero Junts rechazó el primer texto de la ley de amnistía.

Otra posibilidad era un tripartito de izquierdas entre PSC, ERC y los comunes: pero el alcalde no quería a una ex alcaldesa de la potencia de Ada Colau haciéndole sombra en su gobierno. Los comunes, además, exigieron pactar conjuntamente presupuestos y gobierno, y los socialistas se negaron. El no definitivo de Colau a las cuentas, la semana pasada en un pleno de alto voltaje, escenificó su paso definitivo a la oposición tras ocho años gobernando Barcelona.

El pleno extraordinario para activar la cuestión de confianza ha sido más tranquilo en el tono, aunque los dardos han volado desde los sillones de la oposición hacia la presidencia. Dos ex alcaldes han tomado la palabra. Xavier Trias, rescatado por el partido como figura de consenso que ganó las elecciones y por ahora sigue en el Ayuntamiento. Y Ada Colau, que defiende su voluntad de trabajar por la ciudad. Con sus habituales buenas formas, Trias que se quedó a cinco minutos de volver a ser alcalde (le desbancó Collboni con los votos de los comunes y el PP) ha constatado “el fracaso de Collboni” a no tener “ni el apoyo de quienes le invistieron como alcalde” (comunes y PP) y le ha acusado de “solo trabajar para tener la silla asegurada”. “Es el primer alcalde que presenta una cuestión de confianza sin haber ganado las elecciones”, “evidencia su soledad”, ha considerado y ha asegurado que “están a las órdenes del PSC y el PSOE”. “Toman decisiones no por Barcelona, sino porque el interés de los socialistas mira a la Generalitat y al Gobierno, a las órdenes de [Salvador] Illa y [Pedro] Sánchez”, ha afirmado Trias.

Colau ha considerado que Collboni “lleva nueve meses dando bandazos” y le ha reprochado no haber alcanzado un acuerdo amplio de gobierno, cuando tenía dos opciones que sumaban mayoría: “Tenía la mano tendida de Trias y también por parte nuestra [y ERC], han renunciado a dos mayorías”. La ex alcaldesa y ex socia de Collboni le ha preguntado al alcalde “¿cuál es su intención respecto al resto de mandato?”. Una pregunta que ha respondido Collboni al anunciar la “ampliación” del Gobierno.

Por parte del PP, Daniel Sirera, que apoyó con sus votos que Collboni fuera alcalde, le ha recordado que “solo” le pidieron “gobernar con todo el mundo y para todo el mundo”, y ha lamentado “unos presupuestos que serán un lastre para la ciudad”. El concejal de Vox Gonzalo de Oro, ha defendido a su turno que su formación “es la verdadera oposición”. “Somos los únicos que nunca hemos pactado con los socialistas”, ha dicho.

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