Los pesos pesados de Junts rivalizan para colarse en la lista de Puigdemont
Laura Borràs y su entorno pierden fuerza para sacar escaño el 12-M ante el control demostrado por el expresidente
La convocatoria anticipada de las elecciones catalanas para el próximo 12 de mayo sorprendió a Junts per Catalunya con los deberes por hacer. Sin candidato ni programa, el partido se encomendó a la estampa del expresidente catalán Carles Puigdemont, aun con la duda de qué futuro le deparará la amnistía y con la incertidumbre de si, tras el escrutinio, estará en condiciones de volver a España sin riesgo a ser detenido. La apuesta supone recurrir al comodín más llamativo que tiene Junts, pero obliga a la formación a hacer equilibrios para gestionar la estrategia electoral que impone el expresidente sobre todo en su lista, con menos huecos y más codiciada que nunca. Puigdemont ha anunciado que pretende una candidatura “transversal”, quiere incluir a independientes en su candidatura y ha firmado un acuerdo con siete partidos políticos, de alcance menor, para ir de la mano a las elecciones. Esos compromisos de Puigdemont comprimen la lista y azuzan la rivalidad entre nombres de peso hasta ahora en la cúpula de Junts para asegurarse un puesto que de opciones de ocupar un escaño en el Parlament y en especial del entorno de Laura Borràs, expresidenta del Parlamento catalán.
“Todo gira alrededor de Puigdemont, es el centro del tablero. Y esto desespera a ERC, es precisamente lo que no querían”, manifiesta una persona con responsabilidades en el aparato de Junts en el Parlament. “Dentro del partido genera algunas dudas esta táctica de camuflar la imagen y el logo de Junts para darse más importancia a él mismo, pero a Puigdemont lo tienes que comprar como es. O todo o nada, y se trata de dar la idea que Puigdemont es una figura de país más que de partido”, concede la misma fuente.
Las primeras decisiones que ha tomado el candidato Puigdemont han apartado de los puestos nobles al sector del partido que es más cercano a la presidenta Laura Borràs. Pese a su condena judicial por trocear contratos públicos, Borràs sigue figurando en el cuadro de mandos de la formación. La sentencia que la condena a 4 años y medio de cárcel le impide presentarse en una lista electoral, pero conserva la ascendencia sobre una parte del partido que le guarda fidelidad. “El principal rival de Junts es Junts”, advirtió ella misma en un consell nacional, el órgano de decisión de la formación. Ninguno de los cabeza de lista que Junts presenta en Tarragona, Mònica Sales; Girona, Salvador Vergés; y Lleida, Jeannine Abella, está alineado ahora con Borràs.
Vergés, que defiende tesis contrarias al bilingüismo y la expulsión del Ejército de Cataluña, llegó a tener cierta afinidad con Borràs en el pasado, pero su ascenso político ha coincidido con un progresivo acercamiento al secretario general del partido, Jordi Turull. Sin Cristina Casol, una diputada que era fiel a la presidenta pero que ha sido expulsada de la formación, ni el abogado Jaume Alonso-Cuevillas, que ha dejado la política, Borràs fía su influencia a que el diputado autonómico Francesc de Dalmases retenga el escaño y maniobra para que David Torrents, secretario de organización, ocupe uno de los puestos de la lista que garantizan entrar en el Parlament. No está claro qué papel se reserva a la diputada Aurora Madaula. También cercana a Borràs, denunció sufrir acoso por razón de género en el grupo parlamentario de Junts. Turull estaba decidido a apartarla, pero la presencia de Madaula el jueves pasado en un acto junto a Puigdemont en Perpiñán alimenta la duda sobre qué crédito le queda. Madaula forma parte de la dirección del Consell de la República, la entidad privada que comanda el propio Puigdemont.
La de Borràs no es la única pelea interna que hay en Junts. El partido obtuvo 32 diputados en 2021, 16 de los cuales en la circunscripción de Barcelona. Ahí, Anna Erra, presidenta del Parlament, tiene reservada una plaza principal, pero la paridad encarece los ocho primeros puestos masculinos. Josep Rull, exconsejero condenado por el 1-O pero ya plenamente habilitado, parecía tener asegurado el primer puesto tras Puigdemont. Pero el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet, no se resigna. Batet es el director de la campaña electoral y, pese a ser de Tarragona, optó por no ser número uno en esa demarcación para poder figurar en la retaguardia de Puigdemont. También reclaman paso prioritario nombres como Josep Rius, portavoz del partido y hombre de la máxima confianza de Puigdemont, Lluís Puig, que se marchó a Bélgica como Puigdemont para evitar ser juzgado, o Joan Canadell. Fuentes del partido conceden a Jaume Giró, exconsejero de Economía, opciones de entrar en puestos de cabeza, a diferencia de las magras expectativas que rodean al también exconsejero Ramon Tremosa.
El acuerdo electoral que ha firmado Puigdemont con un ramillete de partidos menores obliga a reservar puestos con garantías de elegibilidad a nombres como Antoni Castellà, que pertenece a Demòcrates y que también consta en la dirección del Consell de la República. “El president Puigdemont dijo que quiere a independientes, pero no ha dicho dónde ni en qué puesto. Está claro que para confeccionar la lista de Barcelona habrá bofetones, sobre todo entre los hombres”, pronostica una fuente del grupo parlamentario de Junts.
El president Pere Aragonès se había pasado semanas afirmando que la cita con los urnas iba a ser en la fecha prevista, esto es, febrero de 2025, y Junts confiaba en que habría tiempo para desplegar la ley amnistía y podría tener a todas sus piezas rehabilitadas para la contienda electoral. Turull sigue inhabilitado por su participación en la organización del 1-O, pero al secretario general de Junts se le acumulan las peticiones de pretendientes que quieren figurar en la cabecera de la lista para tener garantías de lograr un escaño en el Parlament, sin depender de posteriores carambolas.
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