20 premios Nobel galardonan a una analista de la guerra con ‘big data’ y a un cirujano contra el cáncer en los Jaume I

Los premios Jaume I de ciencia, economía y emprendimiento, los mejor dotados en España en sus categorías con 100.000 euros cada uno, ya tienen ganadores. Un jurado formado por noventa personas, incluidos veinte premios Nobel, concedió este martes en Valencia sus seis galardones, entre los que destacan el de Economía a la investigadora Marta Reynal-Querol por su contribución a la detección de las causas de las guerras con el uso del big data y el de Investigación Médica al doctor Antonio M. De Lacy Fortuny por su labor de formación y por sus innovaciones en cirugías mínimamente invasivas contra el cáncer.

La falta de resultados en los esfuerzos de la comunidad internacional para solucionar los conflictos bélicos, especialmente en África, llevó a Reynal-Querol (Barcelona, 1973) a analizar las causas de los enfrentamientos con las herramientas propias de la economía, parcela en la que es doctora. Esa premiada visión, que incluye un índice de polarización que se ha convertido en referencia, permite saber qué países tienen más posibilidades de un conflicto y con resultados sorprendentes. Este tipo de estudios constata que muchos países pobres sufren la guerra pero que la pobreza no es la causa de la misma o que un mayor número de etnias no aumenta las opciones de estos conflictos.

En cuanto al premio a De Lacy Fortuny, el jurado lo concedió por sus aportaciones en la aplicación de la laparoscopia para tratar el cáncer colorrectal pero también por su labor formativa. El actual jefe del Servicio de Cirugía Gastrointestinal del Hospital Clínic de Barcelona es el creador del Advances in Surgery Channe definida como “la mayor plataforma mundial de educación quirúrgica”. Se trata de un portal digital al que tienen acceso gratuito más de un millón de usuarios de más de cien países.

En Investigación Básica el galardón de 2022 recayó en Jesús María Sanz, catedrático de Excelencia en la Universidad Carlos III de Madrid, por sus trabajos pioneros en análisis numéricos y sus implicaciones para las matemáticas y otros campos de la ciencia.

En Protección al Medio Ambiente el premio es para Emilio Chuvieco Salinero, director de la cátedra de ética ambiental de la Universidad de Alcalá, como experto mundial en la teledetección y su aplicación a la localización y observación de incendios forestales, un área “de importancia crítica” para comprender los efectos del cambio climático, según el jurado. “Aún hay tiempo” de frenarlo, aseguró el premiado, pero hacen falta medidas “ambiciosas y contundentes”.

La doctora en física y profesora de investigación del CSIC Montserrat Calleja recibió el de Nuevas Tecnologías como reconocimiento a su trabajo sobre marcadores biomoleculares y sensores nanomecánicos para la detección precoz de cáncer y enfermedades infecciosas, así como la identificación de la resistencia a los antibióticos

Finalmente, el de Mejor Emprendedor recayó en la investigadora y empresaria Ángela Pérez Pérez, fundadora de Health in Code del que el jurado destacó el equilibrio entre su perfil científico, sus habilidades de gestión de alto nivel y su talento para el emprendimiento.

La ceremonia se celebró en el Saló de Corts de la Generalitat, organizadora de estos premios junto con la Fundación de Estudios Avanzados, estuvo presidida por el presidente valenciano, Ximo Puig, y contó con la presencia y con el reconocimiento de los presentes al bioquímico valenciano Santiago Grisolía, impulsor de estos galardones en 1989.

Ciencia, mujeres y la ‘tubería rota’

La concesión de los premios volvió a poner el foco el papel de la mujer en la ciencia con situaciones diversas. En esta edición hubo paridad en los galardonados aunque no la había en las candidaturas, puesto que sólo 33 de 182 eran de mujeres. Menos aún la ha habido en la sección de premios Nobel del jurado, puesto que los veinte son hombres.

Además, el jurado suscribió una declaración que reclama el final de la guerra en Ucrania y la retirada por parte de Rusia de los territorios ocupados, así como la “reparación del daño infligido”. Los Jaume I exigieron también “el compromiso de no utilizar jamás armas nucleares que conducirían a la devastación total de la vida humana en el planeta”.

En su discurso, Puig hizo referencia a la metáfora de la “tubería rota” para denunciar que el 79% de las investigadoras no llega a cargos de primer nivel en las universidades españolas. “Gotean por el camino y esa fuga es un derroche de talento y diversidad que no nos podemos permitir “, apuntó.

En este sentido la premiada Calleja confirmó que “España pierde muchísimo talento” por la falta de vocaciones científicas entre las mujeres, algo que ella atribuye a “una carga cultural” que se sigue arrastrando. Pero además la científica gallega advirtió de una reducción general de la vocación científica que también afecta a los hombres. “Es preocupante no tener futuros científicos”, apuntó.