Barcelona a un año de las elecciones municipales: Collboni gobierna solo en un mandato marcado por el contexto electoral
El pacto del socialista con ERC se frenó por el 12-M y el alcalde mantiene que incorporará un socio antes de verano
Este martes se cumple el primer año desde las elecciones municipales del 28 de mayo de 2023. Un mandato insólito en Barcelona, donde conviven un alcalde (Jaume Collboni, que gobierna con solo una cuarta parte del pleno) y dos ex alcaldes, Xavier Trias (que quedó primero) y Ada Colau (tercera). Y donde, para más inri, el actual alcalde y Colau, fueron socios durante los dos mandatos anteriores. Collboni gobierna tras desbancar en el último segundo a Trias (que había pactado un gobierno de 16 ediles con ERC) con el apoyo de los comunes de Colau y el PP. Con una minoría inédita, Collboni podría elegir entre dos ecuaciones que suman mayoría absoluta: a la derecha, con Trias; o a la izquierda, con los comunes de Colau y ERC. Tras 12 meses muy marcados por las elecciones generales de julio del año pasado y por las recientes catalanas, el alcalde asegura que antes de las vacaciones de verano incorporará un socio, que todo apunta que será ERC. Socialistas y republicanos tenían cerrada una coalición que no se materializó porque el president Pere Aragonès, ahora en funciones, convocó las elecciones del 12-M.
Las generales del 23-J y la larga negociación para la investidura del presidente Pedro Sánchez (hasta noviembre) y luego el tira y afloja para redactar y aprobar la Ley de Amnistía han condicionado mucho el primer año de Collboni. A finales del año pasado, el PSC exploraba un pacto con Junts, que se torció en enero, cuando Junts forzó una derrota del texto de la ley de amnistía en el Congreso y alargó la negociación. Una situación que, en el Ayuntamiento, llevó a los socialistas a aparcar la idea de una sociovergencia y mirar hacia la izquierda para pactar. Pero pese a defender un pacto estable de izquierdas, la apuesta del alcalde excluye a los comunes y pasa únicamente por ERC y su nueva líder en el consistorio, Elisenda Alamany. Lo frenó el 12-M y ahora hay que esperar a que pasen las Europeas del 9 de junio y al desenlace de las negociaciones de Salvador Illa para lograr la presidencia de la Generalitat.
“Fortaleza” frente a “debilidad”
Mientras, el gobierno de Collboni defiende su “fortaleza” y que “gobierna desde el primer día” pese a estar en minoría. Y la oposición señala su “soledad” o “debilidad” y le reprocha que “no tiene proyecto para la ciudad”. Fuentes del ejecutivo municipal responden que el Ayuntamiento es la única institución que tiene presupuesto (ni el Govern ni el Gobierno lo tienen) y que alcanza una cifra récord (3.800 millones de euros), aunque se aprobó por cuestión de confianza. Señalan también que “ha vuelto el diálogo al Ayuntamiento” y que se han alcanzado acuerdos con ERC para las cuentas, unánimes como el de la cobertura de la ronda de Dalt o con el Govern de cesión de solares para vivienda social. Y entienden que los resultados del PSC en Barcelona en las elecciones catalanas son un aval al alcalde y su equipo. “Tenemos presupuesto, el aval del 12-M, expectativa de pacto y una hoja de ruta que va mucho más allá del mandato, como explicó el alcalde en la conferencia anual sobre la gran transformación de la ciudad en el horizonte 2035″, resumen las mismas fuentes.
Desde la derecha, Junts y PP reprochan a Collboni que no avance en proyectos que llevaba en el programa electoral. Por ejemplo, critican que no materialice propuestas que suponían dar marcha atrás en el legado de Colau: como flexibilizar el 30% (la obligación que los promotores destinen tres de cada diez pisos que construyen a vivienda social), o hacer excepciones en el plan que prohíbe abrir nuevos hoteles en el centro. En Junts, su portavoz, Jordi Martí Galbis entiende que “el problema del mandato es cómo nace: un alcalde que pierde las elecciones y gana la alcaldía con unos votos incompatibles y sin una hoja de ruta pactada”. “La debilidad es extrema y lo paga la ciudad con el bloqueo. Corremos el peligro de estar a medio mandato y con las cosas importantes para hacer”, alerta y deja claro que Junts no se cierra a acuerdos: “Siempre defendiendo nuestras posiciones y dependiendo de la coyuntura”, advierte Martí.
En el PP, Daniel Sirera celebra que con sus votos en la investidura logró “echar a Colau del Gobierno y que no estuviera en manos de Junts”. “Pero las políticas no han variado, aunque el talante es distinto: es continuismo con una sonrisa, pero vive de las rentas del pasado, sin tener modelo de ciudad propio y pendiente del PSOE”, anota. El popular reprocha al alcalde “supeditar el futuro de Barcelona” por eventuales pactos del PSOE y el PSC: “Collboni no quiere molestar a Colau, ERC ni Junts por si un día le dice [Pedro] Sanchez ‘has de pactar con uno u otro’, y ahora por si [Salvador] Illa necesita a los republicanos”.
Por parte de Barcelona en comú, el partido que gobernó en coalición con Collboni en los dos últimos mandatos y que facilitó su investidura “para cortar el paso a Trias”, la portavoz, Janet Sanz, critica que no arme un “Gobierno progresista en una ciudad que lo es y donde podría haber una gran mayoría”. Y, ante la falta de acuerdos, entiende que “el único objetivo de Collboni era ser alcalde, pero no ejercer de alcalde: no hay modelo de ciudad y está solo y sin rumbo, es decepcionante para la gente progresista”. Sanz añade que el alcalde “se pasó toda la campaña intentando que las derechas le votaran, pero el resultado electoral demuestra que no ocurrió. Por eso hace lo que hace, la Fórmula1 en el paseo de Gràcia, Louis Vuitton en el Park Güell.... aunque es alcalde gracias a los comunes, quiere cargarse las supermanzanas y permitir nuevos hoteles en el centro”.
En ERC, el partido que si no fuera por el adelanto electoral ya gobernaría con Collboni, admiten que están en shock tras el descalabro del 12-M. Y responden por escrito y sin la dureza de los otros partidos: “El balance del primer año es todavía de expectativa, ha sido un año marcado por elementos externos en Barcelona que ha dejado un gobierno a medio gas”. El grupo municipal celebra haber pactado los presupuestos con el PSC, “para que se moviera” hacia su modelo de ciudad. E insisten en que Barcelona debe ser una ciudad “global y dinámica” pero “que cuide su vida cotidiana sin perder su identidad”.
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