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El cambio climático fuerza el derribo de paseos marítimos en el litoral catalán

Varios municipios de Girona y Tarragona acometen reformas estructurales en lugar de restaurar las playas

Barcelona
Una pareja corría tras hacerse un selfi en el espigón de la playa de Bogatell, en Barcelona, durante la borrasca 'Gloria', en enero de 2020.Albert Garcia

La fuerza excepcional de la borrasca Gloria en enero de 2020 abrió los ojos de los escépticos y confirmó que el cambio climático había llegado para quedarse y que no se podía continuar planificando el urbanismo de espaldas a la naturaleza. Científicos y políticos vieron que había que resolver qué hacer con playas, paseos marítimos y espigones dañados con cada temporal. El objetivo era no repetir errores, y decidieron que la solución ya no pasaba solo por reparar daños y reponer arena. La estrategia del Ministerio de Transición Ecológica incluye ahora el recurso de la demolición en el caso de los paseos marítimos más frágiles dentro del dominio marítimo-terrestre, y retrasar y renaturalizar la franja litoral para minimizar los destrozos de los temporales. Uno de los pioneros fue Platja d’Aro en Girona. En la provincia de Tarragona hay cinco proyectos en Calafell, Vila-Seca, l’Ampolla, Roda de Berà y Tarragona. Han empezado a demoler y retrasar paseos y a renaturalizar la fachada litoral urbanizada a finales del siglo XX.

Entre los años setenta y noventa se impulsaron los paseos marítimos como atractivo turístico y signo de modernidad. Ahora se impone retroceder cemento para que recuperen su espacio mar y playa. Se ha constatado que, en general, solo restaurar playas con toneladas de arena cada año es inútil. Desaparece al primer temporal. Entre 2016 y 2021 el ministerio invirtió más de ocho millones de euros al año en playas catalanas. La emergencia climática hace que zonas de dominio público marítimo-terrestre estén sufriendo las consecuencias de los cada vez más intensos temporales y algunas, especialmente la Costa Daurada y el Delta del Ebro, la subida del nivel del mar. “Gloria cambió el criterio, los recursos de Costas son limitados y hay que priorizar actuaciones estructurales a medidas transitorias”, explica el jefe del Servicio Provincial de Costas en Tarragona, Toni Espanya.

En Platja d’Aro, Gloria dejó 550 metros de los dos kilómetros del paseo marítimo de la Platja Gran muy dañados. Descalzó la base arenosa sobre la que se construyó y dejó un voladizo de cuatro metros hasta la playa. También descalzó grandes farolas de la arena. El alcalde lo vio claro: “No podemos estar pendientes cada año de que un temporal se lleve el paseo y cueste dos millones de euros repararlo”, dijo Maurici Jiménez. El Estado invirtió un millón de euros en la instalación de un muro de rocalla para evitar futuros descalces, pero exigió reducir entre tres y cinco metros el ancho del paseo y quitar las farolas. Además definió dos grandes actuaciones para remodelar todo el paseo con una pasarela sobre el río Riudaura y el nuevo tramo mucho más naturalizado. Pagará cuatro millones de las obras que empezarán a finales de año.

Calafell ha empezado la deconstrucción de parte de la plaza del Mil·lenari, sobre la platja de Mas Mel. Se erigió en 2002 para conectar dos tramos del paseo marítimo. Los temporales han puesto en riesgo de derrumbe la plaza, pensada como mirador sobre la playa, que ha quedado casi sin arena. Costas asume las obras. La primera fase, que retirará 800 metros cuadrados de los 8.000 que tiene la plaza, tiene un coste de 80.000 euros y durará unas semanas. El paseo “se reformará para que la playa sea más resiliente”, dice el Consistorio, que avanza que en sus cuatro kilómetros de costa habrá más renaturalización. Creen que “la alternativa para adaptarse al cambio climático es demoler” y que gran parte de los problemas derivan de un litoral con “infraestructuras excesivas, considerable falta de sedimento y paseos al lado del mar”.

También Vila-seca deshará parte de su paseo marítimo para que la playa de la Pineda gane terreno. El retroceso de la franja urbanizada será de unos 20 metros. Los trabajos de transformación y recuperación ambiental tienen un coste de más de 8,4 millones de euros y unos 4 serán financiados por fondos europeos. El objetivo es redefinir la frontera urbana en contacto con la playa haciéndola más permeable y natural. Se recuperará el sistema dunar, se ampliará el paseo eliminando la carretera y se mejorarán las conexiones de peatones entre las calles y la línea de costa.

L’Ampolla será el primer municipio del Delta del Ebro en renaturalizar una playa. Su alcalde, Francesc Arasa, explica que están en fase de adjudicar el estudio que determinará qué actuación hacer para recuperar el Arenal. Este año se sacará a licitación el estudio ejecutivo de la remodelación de este sector de unos dos kilómetros dividido en tres tramos. Se deconstruirá el paseo para recuperar una playa sin arena que hace años medía cien metros. En un primer tramo se habilitará la playa con reposición de arena y un camino de tierra. En la zona más natural del Arenal se plantean eliminar el camino y dejar un espacio dunar con vegetación. También desviarán el tráfico rodado. En Roda de Berà proyectan desmontar el paseo marítimo y renaturalizar la playa Llarga, en la actualidad urbana, para retroceder tres décadas. Tarragona desmantelará la Plataforma del Miracle, popularmente conocida como “Mamotreto”, de 7.200 toneladas de hormigón armado.

En Altafulla, 40 días de temporal del año pasado dejaron sin arena la playa urbana del Passeig de Botigues de Mar, lleno de terrazas, con peligro de que el agua se filtrara y llegara hasta las casas. Este riesgo hizo que el Estado reforzara la escollera. También ve necesario mejorar las condiciones de la playa. “La solución en este caso es mixta, por una parte se retranqueará parte del paseo y por otra se hace una actuación dentro del mar”, detalla Espanya.

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