Melcior Mauri: “Mi Vuelta tiene más valor porque gané a Indurain”
El exciclista, que triunfó en la ronda de 1991 tras superar al navarro, es el último catalán en vencer en una carrera de tres semanas
Si el valor de las victorias se mide por la grandeza de los rivales, el éxito de Melcior Mauri (Vic, 58 años) en la Vuelta a España de 1991 se magnifica con los años. Aún guarda la foto del podio. A su izquierda, Marino Lejarreta, tercero. A su derecha, Miguel Indurain, segundo, pocos meses antes de empezar un ciclo de cinco Tours de Francia consecutivos. “Sabíamos que Miguel era bueno, pero era imposible anticipar que ganaría tanto”, admite Mauri. Es uno de los tres únicos ciclistas, junto al ruso Evgeni Berzin (en el Giro de 1994) y al danés Bjarne Riis (en el Tour de 1996), que ha vencido al navarro en una gran vuelta.
“Su presencia en el podio da aún más relevancia al triunfo porque es el mejor de la historia”, admite ahora Mauri, el último catalán en conseguir una vuelta de tres semanas y que a las puertas de los 60 años mantiene un tono físico admirable. “Sigo vinculado al asesoramiento deportivo, a la celebración de eventos ciclistas indoor y al entrenamiento con mi empresa, Bikecontrol M. Mauri; y así me mantengo físicamente”, explica Mauri días antes del inicio de la Vuelta en Barcelona.
Mauri fue ciclista en la época adecuada. Contrarrelojista excepcional, subcampeón del mundo de la especialidad en 1998 y segunda espada en sus equipos, admite que el ciclismo de ahora es otra cosa: “En las grandes vueltas hay mucha más montaña, casi nada de contrarreloj; y las etapas son más cortas y explosivas. Yo tendría poco que hacer en la lucha por la general”, analiza, antes de elegir la década de los 90 como la edad de oro del ciclismo, por delante de la actual. “Ahora hay muchos ataques y es muy vistoso; pero Indurain y el ciclismo español marcaron un antes y un después en nuestro deporte. Mucha gente empezó a seguir en España el ciclismo entonces, como muchos nos aficionamos a la fórmula 1 por Fernando Alonso cuando antes no nos interesaba”.
El éxito de la Vuelta le llegó con 25 años de forma inesperada. Empezó como un gregario y acabó como un campeón. “Yo sabía que si estaba en mi pico de forma podía competir y pasar la montaña, pero era consciente de que había corredores más bien dotados para la clasificación general”, dice.
Mauri no tenía que ganar. El plan de la ONCE, su equipo, era conseguir la Vuelta con Lejarreta. Pero una gran contrarreloj del catalán y la cancelación de una etapa de montaña por la climatología mantuvieron a Mauri en el liderato en la última semana. “Ni los aficionados, ni los técnicos, ni yo mismo contábamos con que yo aguantara la montaña”. El liderato le dio alas pero le entraron las dudas de quien tiene miedo a perder lo que era impensable ganar: “Tuve que gestionar mis propias inseguridades en plena competición, y no fue fácil. Pero si algo tenía, era capacidad para exprimirme al máximo. Y lo hice”.
Lejarreta mantuvo la jerarquía. Atacó en los Lagos de Covadonga con Mauri sufriendo y vestido de líder, hasta el punto de que el periodista Pedro González fue tajante durante la retransmisión televisiva de la carrera en La 2: “Manolo Saiz decide abandonar a Mauri a su suerte y jugarse todas las cartas con Lejarreta”. Aquello derivó en una incómoda conversación a tres en el hotel del equipo para aclarar los objetivos. “Una cosa era que Marino siguiera adelante con los mejores cuando yo me quedaba, pero otra que atacara y tirara de Indurain, mi rival en la clasificación”, recuerda, 32 años después. “Con el tiempo, Saiz me reconoció que para la ONCE iba mejor que ganara Lejarreta”.
Solo él, Riis y Berzin superaron en una de las tres grandes al pentacampeón
Mauri fue de los pocos que fue rival y compañero de Indurain durante su carrera. Militó en Reynolds y Banesto con el navarro; y en la ONCE, su antagonista, en el Tour de 1995. “Indurain y Saiz eran dos polos opuestos”, compara. “Miguel era súper tranquilo en la carretera, nunca chillaba o se enfadaba, y si tenía que tirar para acortar distancias porque nosotros no podíamos lo hacía. Manolo era mucho más expansivo, más nervioso y le encantaba poner la carrera patas arriba”.
El catalán fue protagonista principal en la mítica etapa de Mendé, en 1995, cuando Jalabert y la ONCE pusieron en jaque el maillot amarillo de Indurain. “Hoy la vamos a liar”, anunció Saiz a sus corredores por la mañana. El equipo filtró a sus corredores en diferentes escapadas e Indurain sufrió para retener el liderato. “Fue raro para todos que un equipo español luchara contra el mejor corredor nacional para que ganaran dos extranjeros”, comparte. Los dos foráneos eran Zulle y Jalabert. “Convivían bien. El primero era más de generales, y Jalabert te ganaba en cualquier sitio, un poco como Pogacar”.
“Actualmente, yo tendría pocas opciones en la lucha por la general”
El esloveno regresa a la conversación cuando cita a las dos grandes esperanzas del ciclismo español: Juan Ayuso y Carlos Rodríguez. El primero, de 20 años, fue tercero en la pasada Vuelta y Rodríguez, de 22, quinto en el Tour. “Ayuso tiene más mentalidad ganadora, me recuerda más a Pogacar, que quiere ganarlo todo. Rodríguez tiene mucho talento, se conoce bien, pero quizás le falta esta predisposición de sentirse superior”. De haber nacido 30 años antes, seguramente aún estarían corriendo en categorías sub-23. “Antes se iba mucho más poco a poco para no quemar a los ciclistas, pero actualmente todo se basa en la capacidad de generar potencia: si mueves lo que mueven los profesionales ya puedes competir”, analiza.
Mauri seguirá la Vuelta, que arranca el 26 de agosto en Barcelona, como comentarista de la Cadena SER. ¿Un favorito? “Primoz Roglic”.
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