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El Cuarto Cinturón, la polémica infraestructura que encalla el acuerdo presupuestario de Cataluña

ERC y el PSC acercan posiciones sobre la autovía orbital de Barcelona pero siguen sin desbloquear el pacto para las cuentas de 2023

Obras del Cuarto Cinturón a la altura de Viladecavalls, el pasado mes de noviembre.
Obras del Cuarto Cinturón a la altura de Viladecavalls, el pasado mes de noviembre.Gianluca Battista

Las tortuosas negociaciones entre Esquerra Republicana y los socialistas catalanes para acordar los presupuestos de la Generalitat están encalladas en la autovía orbital B-40, que desde hace décadas está proyectada, pero todavía a medio construir y sin visos de que se vaya a finalizar. Acabar el llamado Cuarto Cinturón o Ronda del Vallès es una de las principales condiciones que ha puesto el PSC para aprobar las cuentas y ERC se resiste a ello alegando motivos ambientales y paisajísticos. En las últimas horas ambos partidos han acercado ligeramente las posiciones pero distan de estar de acuerdo. Y es que además de esta polémica autovía, sigue sin haber un acuerdo claro sobre las otras dos condiciones que pone el PSC: pactar la ampliación del aeropuerto de El Prat y el desbloqueo del macrocasino impulsado por Hard Rock en Tarragona.

El Parlament debatirá este jueves una moción del PSC en las que defiende esas infraestructuras al estar convencido de que tendrá el apoyo del hemiciclo. ERC ha presentado enmiendas al texto -sigue rechazando ampliar el aeropuerto- y se ha abierto por primera vez a firmar un convenio con el Ministerio de Transportes sobre la movilidad de la zona, y también se muestra dispuesta, en un redactado ambiguo, a estudiar la construcción de la Ronda Nord en Terrassa y Sabadell.

El Cuarto Cinturón está estos días en boca de todos como uno de los principales escollos para que PSC y ERC cierren el acuerdo. Se trata de una infraestructura compleja y poco conocida. Tampoco ayuda los diferentes nombres con los que se la ha bautizado -B-40 o Ronda Vallès- por las connotaciones negativas que implica el nombre del Cuarto Cinturón. Pero concretamente, ¿Cuál es el punto de desacuerdo entre ambos partidos?

En la década de los 60 ya se empezó a proyectar el Cuarto Cinturón, concebido como una autovía orbital que uniera El Penedès, el Vallès y el Maresme sin pasar por Barcelona. De todo el trazado, actualmente está en funcionamiento el tramo entre Mataró y Granollers (la C-60) y está a punto de finalizar el tramo entre Abrera y Terrassa. La mayor parte de este último ya está abierta, pero queda pendiente una sección intermedia entre Viladecavalls y Olesa, de apenas seis kilómetros, que ha sufrido numerosos retrasos debido a la crisis y la falta de financiación, y un posterior corrimiento de tierras que levantó el asfalto. El Ministerio de Transportes, titular de la obra, espera tener listo el tramo este septiembre.

Actualmente el Cuarto Cinturón muere en Terrassa. ¿Y qué pasa con el resto del trazado hasta Granollers, donde empalmaría con la C-60? El Gobierno central desea esta infraestructura, para ayudar a descongestionar la AP-7. Pero ni los ayuntamientos ni la Generalitat se plantean llevarlo a cabo por el fuerte impacto medioambiental, ya que atraviesa zonas de alto valor ecológico. Los socialistas consideran que la obra tiene sobrado consenso y que es necesaria.

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El otro punto de discordia, y que es el que está encallando los Presupuestos catalanes, radica en el tramo entre Terrassa, Sabadell y Castellar del Vallès. El Plan Específico de Movilidad del Vallès, aprobado hace dos años, contempla continuar el Cuarto Cinturón desde Terrassa hasta Sabadell -empalmando con la C-58c- y de ahí, crear una ronda por el norte la ciudad hasta conectar con la carretera B-124 de Castellar del Vallès. En total, unos 10 kilómetros con un coste aproximado de 88 millones, según consta en el Plan.

El PSC defiende esta propuesta, igual que Junts, que en 2021 ostentaba la cartera de Territorio. También la apoyan los alcaldes de las dos cocapitales, que en junio escenificaron un acuerdo con el Ministerio de Transportes, que cedía a ayuntamientos y Generalitat la competencia para definir el trazado de este tramo. ERC se aviene a hacer un estudio de la movilidad pero no habla de conectar Terrassa y Sabadell, que es el punto de la discordia.

Las cosas han cambiado desde que el departamento lo dirige desde hace apenas tres meses ERC y Juli Fernàndez, un sabadellense que rechaza enérgicamente la polémica infraestructura. “El Cuarto Cinturón se acaba en Terrassa y desde allí no debe continuar”, sentenció el consejero en noviembre en una entrevista en Ràdio Sabadell. La actual dirección de Territorio no quiere ni oír hablar de que el Cuarto Cinturón se prolongue desde Terrassa a Sabadell y propone como alternativa mejorar la actual N-150, que actualmente une las dos capitales vallesanas. Y los comunes ha amenazado con romper el acuerdo de presupuestos si ERC y PSC pactan llevarlo a cabo.

Lo que sí acepta Territorio, y en lo que están de acuerdo todos los partidos, es construir esa nueva ronda por el norte de Sabadell que permita dirigir todo el tráfico de Castellar directamente a la autopista C-58, y así descongestionar el interior de la cocapital vallesana. No obstante, en este punto también hay un elemento discrepante: ERC y comunes apuestan porque sea una vía con un carril por sentido, mientras los socialistas piden el doble de capacidad.

El PSC reivindica también encargar un estudio informativo sobre la llegada de la línea S-2 de Ferrocarrils a Castellar y ERC solo lo acepta si se aprueban antes los presupuestos. El proyecto del aeropuerto de El Prat les sigue distanciando. Los dos partidos quieren convertirlo “un verdadero hub intercontinental” pero discrepan como: ERC reclama su modernización y mejora y pide que el Generalitat forme parte de su gobernanza mientras el PSC apela a “transformarlo” y “ampliarlo”. Y, por último discrepan en que el PSC exige que los 759 millones de la Disposición Adicional Tercera a ingresar entre 2021 y 2024 se inviertan en infraestructuras mientras ERC pide que no se concrete.

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