Collboni renuncia a seguir en el gobierno de Barcelona para ganar protagonismo entre Colau y Trias

Este lunes no hubo almuerzo de tenientes de alcalde en la planta ocho del Ayuntamiento de Barcelona. No estaba el horno para bollos. Durante el actual mandato, el primer día de la semana, la alcaldesa Ada Colau reúne entorno la mesa a los responsables de las áreas de la coalición de Gobierno que forman los comunes y el PSC. Pero la inesperada noticia de la salida de Jaume Collboni del ejecutivo para dedicarse al 100% a la campaña electoral suspendió el encuentro. El socialista explicó en una comparecencia en la sede del PSC que se marcha para “tener libertad para explicar” su proyecto; al mismo tiempo, “para poder mantener la estabilidad institucional”, porque los otros siete concejales socialistas permanecerán en el gobierno sin romperlo. Collboni se despedirá este viernes en el pleno y su renuncia será efectiva el 1 de febrero, cuando Laia Bonet asumirá sus responsabilidades. Los comunes tacharon la decisión de “errónea”, “irresponsable” y fruto de los “nervios” ante unas encuestas poco favorables tras la irrupción del ex alcalde Xavier Trias en la carrera electoral.

En la sede del PSC, Collboni aseguró que su decisión es “meditada políticamente y personalmente”, aunque algunas voces en su propio partido la ven “precipitada” e “improvisada” ante las encuestas publicadas que apuntan al protagonismo que le resta el ex alcalde Xavier Trias al sumarse a la carrera electoral. Incluso entre los concejales socialistas más veteranos en política hay quien piensa que Collboni se equivoca saliendo del Gobierno, algo que él siempre había negado que haría. En vistas al electorado, fuera del gobierno el socialista se podrá distanciar de la gestión de Colau y su equipo, con la paradoja de que los suyos siguen dentro y que él mismo ha apoyado y participado de las grandes políticas de la alcaldesa. La salida también puede restarle foco mediático, alertan otras voces. El primer secretario del PSC, Salvador Illa, reaccionó a la decisión con unas palabras que se pueden interpretar con frialdad o como de apoyo antes de la comparecencia del concejal: “Es un hombre que piensa las cosas, a mediodía estaré atento, es una decisión relevante que hemos de escuchar”.

A cinco meses de las elecciones, Trias sacudió antes de Navidad el tablero al anunciar que será el candidato de Junts. Si hasta entonces los aspirantes eran Colau, Collboni y Ernest Maragall (ERC) y las encuestas apuntaban a un triple empate, ahora Trias resta protagonismo a los rivales de la alcaldesa. El propio ex alcalde está llamando explícitamente a los votantes socialistas y republicanos para echar a Colau de la alcaldía. Para dejar claro de qué van las elecciones, Trias y Colau almorzaron amigablemente hace unos días y se encargaron de difundir las imágenes en un mensaje que busca dejar claro que la cita en las urnas es algo entre ellos dos. Trias se mostró este lunes convencido de que su candidatura “crea un agobio general que mueve cosas, pero no era necesario hacer cosas tan extrañas para recuperar la centralidad, no puedes desmarcarte así después de cuatro años gobernando”. Preguntado Collboni por si la candidatura del convergente está vinculada a su decisión respondió que no la ha tomado “por una única cuestión, sino para poner el foco en el futuro”. Collboni y Trias se disputarán ahora el voto de orden: que defiende las políticas económicas favorables al empresariado, el civismo, la seguridad, y una movilidad más sostenible pero sin desatar las iras de transportistas o gremios del motor.

Collboni evitó hacer sangre de sus socios en el ejecutivo municipal pero destacó que “Barcelona necesita un buen gobierno”, “acabar con las discrepancias”, “dar carpetazo a propuestas concluyentes, partidistas y cerradas”, “y un nuevo alcalde que dé soluciones, que sume”. Sobre si reniega de su paso por el ejecutivo añadió: “Me voy con satisfacción por el trabajo hecho, lo hago para hablar de futuro, no para entrar en dimes y diretes”.

“Es inexplicable que alguien que quiere liderar la ciudad abandone el gobierno”

Desde Barcelona en comú, fue la mano derecha de Colau, Jordi Martí, quien aseguró que la decisión de Collboni les cogió por sorpresa. Comenzando por las formas: un whatsapp del socialista a las 7:45 horas de la mañana a la alcaldesa, después de llamar y que no le cogiera el teléfono. “Es una decisión errónea y las formas lo empeoran”, valoró y consideró “inexplicable que alguien que quiere liderar la ciudad abandone el gobierno del que forma parte”. “Solo lo puedo atribuir a los nervios por las encuestas que sitúan a Collboni fuera de la partida electoral”, manifestó Martí asegurando que la salida del primer teniente de alcalde “tendrá pocas repercusiones en el día a día” municipal, donde las grandes decisiones del mandato ya están tomadas. Falta el aprobar el plan de usos del Eixample, esta semana, una cuestión en la que los socios discrepan.

La salida de Collboni acaba con una etapa en la que comunes y socialistas habían consensuado visualizar sus diferencias, y donde la sangre nunca llegaba al río. Los socialistas lucharon para conseguir que Barcelona sea sede de la Copa del América en 2024 o son partidarios de ampliar el aeropuerto de El Prat, y Collboni declaró recientemente que si es alcalde frenaría y repensaría el despliegue de la Superilla Eixample, que convertirá calles del distrito en “ejes verdes”. Martí aseguró que entre los socios hay y ha habido buena sintonía, y que “en ningún caso” se plantean echar a los socialistas del gobierno: “Es obvio que hay discrepancias, pero hay que respectar el acuerdo, no romperemos el pacto y menos a cuatro meses de las elecciones”.

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