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El festival In-Edit celebra sus 20 años con una programación que recupera sus mejores clásicos

La cita barcelonesa de los documentales sobre música arranca este jueves y se extenderá hasta el día 6 de noviembre

Los Creedence Clearwater Revival en 1970.
Los Creedence Clearwater Revival en 1970.Michael Ochs Archives

¿Qué relación existe entre XXXTentacion, un trapero muerto a los 20 años y Omara Portuondo, 90 años y estrella de la música latina? ¿Y entre Thelonious Monk y el campo de concentración nazi de Terezin? ¿Y entre Leonard Cohen y Joaquín Sabina? Pues que todos ellos se verán reflejados en documentales de la 20 edición del In-Edit, que desde hoy jueves hasta el 6 de noviembre ofrecerá una programación de más de una cincuentena títulos con dos hilos conductores comunes: contar historias y que éstas tengan relación con la música. Música sin limitaciones de estilos y tampoco de formas de contar, pues estas van desde documentales hechos con un Ipad, caso de A Film About Studio Electrophonique” un estudio de grabación donde velaron armas bandas como Pulp o The Human League, a otros con medios y personajes rutilantes como Ennio: The Maestro, un documental sobre el gran compositor fílmico mirado por el director Giuseppe Tornatore. La gala de inauguración proyectará la pieza Meet Me In The Bathroom, centrada en la efervescencia rockera neoyorquina de los 2.000 de la que surgieron nombres como The Strokes, Interpol o LCD Soundsystem entre otros. Pieza coral para un festival coral.

El certamen, no ajeno a los momentos difíciles que pasa el documental musical, así como por extensión el propio cine, aún cabizbajo a causa de la pandemia, ha logrado a pesar de todo reunir una serie de historias con nombres propios de peso. Es el caso de Leonard Cohen, cuya vida se explica a partir del Hallellujah, con la apuesta de hallar en esta pieza las claves que permiten entender todo sobre el cantautor. Otro cantautor, Sabina, es seguido por Fernando León de Aranoa durante años para lograr un retrato fidedigno del ubetense en Sintiéndolo mucho. Más nombres fijados en documentales: Karlheinz Stockhausen, Robert Fripp y sus King Crimson, Sinéad O’Connor, Can, DIO, Coque Malla, y más historias, como la estremecedora que narra la recreación de una ópera que cuestionaba con sutil humor a Hitler, compuesta por dos internos en Terezin, campo de concentración “modelo” donde los nazis querían mostrar al mundo lo bien que trataban a los que luego, ya sin fotos, gasearían. Así, El Kaiser de la Atlántida acaba preguntándose entre otras cosas si es parodiable el horror.

Cosas más dulces: una visión sobre la bossa escrita desde una segunda fila por Miucha, la voz que acompañó a Vinicius, Jobim o Joao Gilberto, y cosas más domésticas, caso del repaso a la historia de Tequila en Tequila: sexo, drogas y rockanroll son alguna de las historias que ofrecerá un festival que reitera su mirada coral sobre Nueva Orleans, un gazpacho musical visto por Irma Thomas o Ellis Marsalis. No falta la gran pregunta en forma de documental: ¿hasta qué punto las necesidades del mercado han de obligar a los artistas a ser tan brillantes con las palabras como con su música? Una respuesta la da Rewind & Play donde colisionan aparatosamente el talento inasible y los requerimientos televisivos que convirtieron una entrevista con Thelonious Monk en una tortura para el maestro del piano, que sólo se soltó cuando acabaron las palabras y se apagaron las cámaras y la música habló a través de sus dedos. Eso sin olvidar que el festival reivindica en su nuevo lema la importancia de la gran pantalla, donde se podrá ver un concierto de Creedence Clearwater Revival en 1970, época de gloria del grupo, en el Royal Albert Hall.

La mirada hacia nuestro entorno se manifiesta en documentales sobre el Studio 54 del Paralelo, Studio 54, nada que ver con o demás, la sala Rocksound, We Love Rocksound o Surfin’ Sirles, el grupo barcelonés más conocido entre los desconocidos, explicado sin respeto alguno por la cronología en Material Sirles: Un septenni. Los realizadores locales también han ampliado las miras, y hay documentales facturados aquí sobre la escena punk neoyorquina, Nightclubbing: The Birth Of Punk Rock in NYC. La mirada social sigue presente en piezas como Sirens, que narra el sindiós de ser mujer, libanesa y componente de un grupo de thrash metal. También en No callarem, donde la dificultad de ser rapero en España queda patente en los casos de Valtònic, La Insurgencia o Pablo Hasel.

Para rematar la programación, que incluye cortos, y una recopilación de los mejores momentos de Efecte Collins, el programa de música en directo de RTVE, destacan 8 documentales clásicos, seis de los cuales ya pasaron por otras ediciones del festival. Los inéditos en In-Edit son Anvil: The Story Of Anvil, la historia de unos pringados que no llegan a casi nada y Summer Of Soul, una recopilación de imágenes inéditas del festival Harlem Cultural Festival del año 1969, con Stevie Wonder, Mahalia Jackson, Sly and The Family Stone y Nina Simone entre otros.

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Los seis que ya se han pasado en el festival pero que merecen ser recuperados en una onomástica como los 20 años son Jazz On A Summer Day, sobre el Newport Jazz Festival del 1958 con entre otras maravillas la deslumbrante, y colocada de heroína, Anita O’Day ofreciendo una actuación asombrosa; Soul Train, sobre el programa de televisión del mismo nombre que encumbró a los músicos negros, todos y todas, en Estados Unidos y que en su momento puso en pie al cine donde pudo verse su estreno en el festival hace años; The Devil and Daniel Johnston, sobre el dislocado artista del mismo nombre, ídolo de Kurt Cobain, The Punk Singer, una gran documental sobre Kathleen Hanna, componente de Bikini Kill vista en todas sus facetas: como mujer y feminista, como artista, como esposa, y como personaje con un discurso impecable. Ganó el premio a mejor documental en el festival el año 2.013. No faltan las premiadas 20 Feet From Stardom, crónica de la invisibilidad de las coristas negras presentes en los éxitos de celebridades mayormente blancas (Stones, Bowie, Sprignsteen etc) y que ganó un Óscar el año de su estreno y DIG vida paralela de dos grupos y dos formas de ver la industria y la música que fue Mejor Doumental del festival y Premio Especial en Sundance.

Las entradas para el In-Edit oscilan entre 8 euros la sesión sencilla, 8,50 durante el festival, 50 euros por 8 documentales y 72 por 12. Y todo se podrá ver en el Aribau Multicines, donde la organización vuelve a llevar música en directo con una actuación (piano y voz) de Omara Portuondo el día de estreno de su documental (jueves 3 noviembre).

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