Todos los mundos posibles en una jornada del In-Edit
John Coltrane y las adolescentes japonesas ídolos de masas protagonizan sendas películas del festival
Festival In-Edit, tercer día. Primera sorpresa: el sábado a las cuatro de la tarde (y como dicen por ahí: con la que está cayendo) la cola ante el cine Aribau llegaba hasta la Gran Vía para asistir a un documental sobre John Coltrane. Ni los viejos aficionados al jazz daban crédito, pero era verdad.
A partir de ahí, ya no fue una sorpresa pero seguía sorprendiendo, todo fue ir de cola en cola. Colas ágiles y no molestas pero colas a fin de cuentas para acceder a todas las salas a pesar de la disparidad de las propuestas. Y la constatación de que In-Edit no tiene un público fiel, tiene varios públicos fieles: no eran las mismas caras, ni las mismas edades, ni pertenecían a la misma tribu urbana los que esperaban a John Coltrane que los que después asistirían a la aparente reivindicación del casete o al alucinante mundo de las ídols japonesas. Las salas se llenaron de gente que sabía lo que iba a ver.
La película sobre John Coltrane, Chasing Trane no es un biopic al uso, y se agradece, pero profundiza en el mundo cambiante del gran saxofonista y en las razones que le empujaron a esos cambios. Y todo con una música de fondo fascinante. Si la intención de Casete: a documentary mixtape era reivindicar el casete, al final la conclusión del film es que se trata de un formato obsoleto, que suena peor que otros posteriores y que no vale la pena reivindicarlo.
En Kids used to sing el barcelonés Alex Fisherman sobrevuela las diferencias entre la escena musical española y la estadounidense. Un acercamiento superficial que intenta tocar demasiadas teclas y lo hace siempre desde un solo punto de vista. Si no se puede hablar de un buen documental ni de un documental objetivo, lo cierto es que cumple con creces las expectativas de su director que, según dijo, eran plantear preguntas y provocar debate. A la salida, el hall del Aribau Club era un nido de discusiones y, aún sin estar de acuerdo con el contenido del film, la conclusión era siempre la misma: nuestro panorama es un desastre.
Muy diferente fue una de las propuestas de la noche: Tokyo Idols. Si usted cree que lo sabe todo o simplemente mucho de la sociedad japonesa actual es obligatorio que vea esta película de Kyoko Miyake (aún queda otra oportunidad en In-Edit: el domingo 5 a las 16 horas). Jovencitas adolescentes cantando y bailando para un público entregado de señores maduros que las siguen con una fidelidad increíble (atuendo y coreografía incluidas), pagan para poder hacerse una foto con ellas y darles la mano (único acercamiento posible, no hay nada sexual después) y mueven un negocio de miles de millones al año. Una sublimación sexual a través de la música que, al parecer, ya se está notando en el descenso de la cifra de nacimientos anuales. Alucinante.
Así es In-Edit solo cambiando de sala puedes ir saltando de un mundo a otro y la sorpresa está asegurada. Aunque a veces las cosas no son lo que se espera. Como sucedió en la noche del viernes con el estreno mundial de la película de Julien Temple My life story basada en el one man show de Suggs, líder de los carismáticos Madness. El humor del film resulta incomprensible para alguien que no conozca de primera mano la sociedad británica y, sobre todo, la trayectoria de Madness. Mientras que en pantalla el público reía a placer, en la sala del CCCB, donde se proyectó, solo se desataron algunas sonrisas. Y musicalmente la cosa tampoco dio para mucho ni en la pantalla ni en la posterior actuación del propio Suggs que sin mayor problema podríamos habernos ahorrado.
Y el In-Edit continúa hasta el próximo domingo. Una recomendación: buceen en la programación y aprovechan las oportunidades porque estas películas difícilmente volverán a verse por aquí.
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