La covid obliga a reprogramar parte de la actividad quirúrgica en algunos hospitales catalanes
La infección de los propios sanitarios y la falta de sustitutos llevan a retrasar operaciones, aunque el impacto hospitalario es “menor” que en otros momentos de la pandemia
A Maria B. la llamaron hace unos días del hospital Sant Pau de Barcelona: “Lo sentimos, pero tenemos que aplazar la intervención”. Tenía que operarse unas varices de las piernas que le incomodan desde hace tiempo, aunque no limitan su día a día. Cuando preguntó por qué le anulaban la cita, dice, le respondieron que se estaba desprogramando parte de la actividad por la covid. “¿Y cuándo me podrán operar?”, pidió. Más adelante, contestaron, sin fecha concreta.
La covid ha vuelto a obligar a algunos hospitales catalanes a reorganizar parte de su actividad quirúrgica no urgente, aunque la afectación es menor que en otros momentos de la pandemia. Esta vez el motivo no es la presión asistencial, sino la infección de los profesionales sanitarios y la escasez de manos durante el periodo estival. Cataluña registra actualmente alrededor de los 2.000 pacientes ingresados con coronavirus, aunque la mayoría sufren otras patologías principales. Los centros admiten que la situación ha mejorado en los últimos días.
El Departamento de Salud no se muestra preocupado. “Hay varias cosas que hay que tener presentes”, analiza el consejero Josep Maria Argimon a EL PAÍS. “Tenemos a muchos profesionales infectados por covid. Los sanitarios hacemos una vida normal como la gente normal, y hay infecciones. Eso puede llevar a tener que desprogramar, sí”. Argimon defiende que los hospitales “no están desprogramando proactivamente”, pero conviene que si un profesional que tenía que participar en una operación se contagia “la actividad se anula”. Según los datos de consejero, la actividad quirúrgica actual es “similar a la de 2019″. “Esto es una buena noticia”, celebra.
Las desprogramaciones en verano pueden llegar a ser habituales, entiende Robert Güerri, médico del Servicio de Enfermedades Infecciosas del hospital del Mar de Barcelona. “Cada año para estas fechas nos ocurre un poco lo mismo” compara. El doctor admite que la debilidad de las plantillas limita la posibilidad de combatir los contratiempos y los picos de carga laboral: “Los equipos están tan al límite, que a la que falla algo se tienen que reestructurar algunas cosas”. En todo caso, asegura, las cancelaciones quirúrgicas en el hospital del Mar “no son masivas”, y señala que es muy difícil encontrar facultativos de reserva. El hospital del Mar reconvirtió algunas operaciones a Cirugías Mayores Ambulatorias (CMA), sin ingreso hospitalario, para mantener el flujo de la actividad.
El sindicato IAC Catac, sin embargo, denuncia que en el hospital del Mar “se están cerrando más camas de las que son habituales en esta época”, algo que, según Argimon no tiene un efecto directo en las cancelaciones: “Si se desprograma alguna actividad no es por falta de camas. Tenemos de sobras en nuestro sistema sanitario”, defiende.
En el hospital Vall d’Hebron la situación ha mejorado en los últimos días por la recuperación de parte de los profesionales infectados. “Nos vamos acercando a la normalidad”, señala Juan Manuel Domínguez, subdirector asistencial. El centro barcelonés también ha priorizado en las últimas semanas las CMA para facilitar la “gestión interna del hospital” y limitar el número de ingresos “De este modo mantenemos la actividad y los números”, defiende.
Avances hacia la normalidad
La sensación en los centros es que la situación actual es más favorable que en los otros veranos con pandemia. En 2020, entiende Güerri, la situación fue “tranquila” como consecuencia del fin de la primera ola, las restricciones y la prudencia social. En 2021, en cambio, el escenario fue “complicado” por la explosión de delta y un gran número de pacientes críticos. Este 2022, resume, es un “intermedio entre los dos años anteriores”.
El próximo paso es consolidar los avances hacia la normalidad. Vall d’Hebron dejó de hacer PCR prequirúrgicos a los pacientes de CMA, lo que permitió aumentar las intervenciones, y prevé abandonar el cribaje a los nuevos enfermos y a los hospitalizados. “Las infecciones nasocomiales [producidas dentro del centro] han bajado de manera drástica”, justifica Domínguez. “Tenemos que avanzar hacia la normalidad porque el virus no va a desaparecer”. Los sanitarios sí mantendrán las pruebas diagnósticas a los inmunodeprimidos y con sintomatología covid.
Además de la covid, los hospitales lidian con otra realidad compleja: la ola de calor. Las urgencias de los centros se han llenado en las últimas semanas de personas mayores aquejadas por las altas temperaturas. “Ha habido un incremento de urgencias por no covid muy por encima de lo que llegaba antes”, admite Güerri. Según el doctor, las altas temperaturas descompensan a las personas vulnerables, que llenan las consultas hospitalarias. En Vall d’Hebron la situación es similar. “Los usuarios crecieron entre un 25% y un 30%”, defiende Domínguez. El subdirector asistencial coincide con el diagnóstico de Güerri: “Los casos tienden a ser pacientes crónicos que sufren un desequilibrio, pero no llegan concretamente por la ola de calor en sí”.
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