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Badalona, la ciudad de la crisis sin fin en la que se atrinchera Albiol

La cuarta población de Cataluña, sumida en la inestabilidad política, económica y social, se enfrenta a una más que probable moción de censura

Àngels Piñol
Marius Diaz
Imagen de la escalinata del Ayuntamiento de Badalona. Desde la izquierda, en la pared, las fotos de los alcaldes Xavier García Albiol, Àlex Pastor y Dolors Sabater.Albert Garcia (EL PAÍS)

Luce este mediodía un sol espléndido en Badalona y sus ciudadanos corren por su fantástico paseo marítimo, van en bici o se sientan en los bancos mirando el mar. No tienen la mayoría ganas de hablar de política. No es el caso de Socorro Hidalgo, de 67 años, que va al paseo cada día a caminar, y explica que se sabe perfectamente que el alcalde Xavier García Albiol tenía una empresa en el paraíso fiscal de Belice, que no dijo la verdad cuando aseguró que no había nadie más del PP involucrado y que señaló que se implicó en aquella empresa para tener trabajo. “Pues que lo hubiera buscado en otro sitio. No está bien lo que hizo”, dice. Nunca lo ha votado.

Ajenos a la calma del paseo frente al mar, muy cerca de allí, en la plaza de la Vila, donde se erige el edificio histórico del Consistorio, la oposición se ha alineado para negociar una cada vez más probable moción de censura. Rubén Guijarro, líder del PSC en Barcelona, anunció ayer que empezaba los contactos oficiales porque, dijo, el tiempo del PP y de dañar a la ciudad se ha agotado. La posición del PSC es clave: el PP gobierna en minoría con 11 ediles y los 16 restantes se distribuyen de esta forma: PSC, seis; Guanyem, cuatro; Esquerra (ERC), tres; En Comú Podem, dos y Junts, uno.

Amparado por la dirección nacional de Génova, Albiol, el primer cargo institucional del PP en Cataluña, se ha negado a dimitir y ayer arremetió contra la izquierda culpándola de querer “destruir” la ciudad. Todo apunta a que Guijarro, esta vez sí, se alzará con la vara, pero la historia dice que Badalona exige prudencia extrema. Sometida a unos vaivenes endiablados, la ciudad ha tenido en seis años —el tiempo en que Ada Colau ha estado al frente de Barcelona— tres alcaldes de tres partidos distintos: Dolors Sabater (Guanyem); Àlex Pastor (PSC) y Albiol (PP). Los socialistas expulsaron a la primera con una moción de censura en 2018 por su vinculación al procés; Pastor dimitió en 2020 por conducir ebrio en plena pandemia y fue sustituido por Albiol por la incapacidad de la izquierda para pactar.

Partida en dos por la autopista, por un lado con los barrios de montaña, que han acogido las sucesivas olas de inmigración, y, por otro, con el centro histórico junto al mar, Badalona es una especie de isla en el área metropolitana. El PSC gobierna desde hace décadas de forma holgada en el cinturón rojo de la provincia: L’Hospitalet, Cornellà o Santa Coloma. El PP allí no existe. “¿Por qué surge Albiol en Badalona y no en Santa Coloma, por ejemplo? Es la debilidad del PSC lo que le diferencia”, alega el periodista Oriol Lladó, ex teniente de alcalde de ERC y ahora en la dirección de ese partido.

Politólogos como Joan Botella, catedrático de Ciencia Política de la Autònoma de Barcelona, y activistas sociales como Carles Sagués coinciden en que el PP encontró vía libre para crecer ante la falta de políticas de cohesión social del PSC, que desbancó al primer alcalde comunista y luego se sumió en luchas fratricidas. Botella apuntó hace meses a este diario que la crisis de Badalona viene de lejos y que cuando el PSC no hizo políticas de izquierda nadie lo sustituyó. Involucrado en política desde los 90, Albiol, asesorado por Iván Redondo, era edil cuando empezó su campaña contra los inmigrantes rumanos. En 2011 logró la alcaldía. “Supo conectar con un estado de ánimo. Fue un indignado de derechas. Fue hábil. Antes hablaba de inmigrantes y ahora, de okupas”, dice Lladó.

Con el objetivo de aislar Badalona de los vaivenes de la política nacional —se negó, por ejemplo, a recoger firmas contra los indultos—, el fenómeno Albiol se ciñe a las elecciones municipales: en los comicios de 2019 recabó el 37% de votos, mientras que en las últimas elecciones generales, por ejemplo, el PP fue cuarta fuerza con un 9,4%. Sus victorias no ocultan que la ciudad, en esta década, ha sufrido la crisis, que se ha agudizado ahora con la covid. Según datos del Idescat, en 2020 había 15.726 parados en Badalona, lo que supone casi el 26% del paro de toda la comarca del Barcelonés. La media de la renta familiar es de 16.200 euros, un 7,9% menos que la renta media de las familias en Cataluña.

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Albiol acusa a la izquierda de querer destruir la ciudad

El PSC de Badalona anunció ayer por la mañana su decisión de negociar la moción de censura contra el alcalde y Xavier García Albiol arremetió una hora después contra los socialistas y Guanyem, la plataforma de izquierdas soberanista. “De nuevo la oposición, encabezada por PSC y CUP —que destrozaron la ciudad entre 2015-2020— y después de meses hablando de moción de censura, ahora pretenden volver a destrozar los avances en año y medio de alcaldía. No les importa Badalona; van únicamente a la suya”, afirmó en un mensaje en la red donde en los últimos días ha publicado fotografías y vídeos de sus paseos por mercadillos para mostrar el apoyo popular que recibe. Los populares creen que varios partidos de la oposición han alentado la moción de censura desde el “minuto uno” y que han utilizado el caso de los 'Papeles de Pandora' para poder impulsarla. El primer teniente de alcalde, Juan Fernández, afirmó la semana pasada que Albiol volvería a ser el candidato del PP en las próximas elecciones de 2023.

Sagués, de la plataforma Sant Roc-Som Badalona, sostiene que la pobreza del municipio es estructural y apunta que cada mes intentan frenar 25 desahucios. “Albiol gobierna a golpe de titular y con demagogia”, dice recordando que en julio de 2020 anunció un acuerdo con la Sareb para ceder 220 pisos, que no se materializó. Varios colectivos aguardan que el Consell Municipal de l’Habitatge se reúna. Y ahora llega el invierno y aflora con crudeza la pobreza energética. En diciembre pasado, cinco personas murieron en una nave ocupada en un incendio. En 2019, en la víspera de Reyes, otras tres fallecieron en otro en una finca en el barrio de Sant Roc.

Las entidades sociales vinculan esos incendios al crónico mal estado de la red eléctrica y a la pobreza energética al producirse sobrecargas en la red por pinchazos. Albiol lo asocia al cultivo de la marihuana. “La gran mayoría de pinchazos son porque la gente no puede pagar la luz”, afirma Sagués, que recuerda que se creó en marzo una comisión para que Endesa revisara la instalación. “No se ha hecho nada”, explica.

Hannah Serrouck, mediadora social, excoordinadora del distrito de La Salud hasta que fue despedida en mayo por el gobierno del PP porque le dijeron que “no traía votos”, afirma que la pandemia ha deteriorado socialmente Badalona y que algunos barrios requieren una actuación integral en urbanismo, seguridad, salubridad o educación. “La gestión municipal ha colapsado. Me da pena la situación de la ciudad. Sobre todo por los vecinos y los trabajadores municipales que son quienes pagan la situación”, dice poniendo el ejemplo de que los urbanos se quejaron colocando carteles porque les debían horas extras.

Serrouck, que se declara de “derechas constitucionalista”, sostiene que la moción de censura será “volver al principio” y confía en que el hipotético nuevo equipo gestione, dice, con inteligencia y ambición y no por un simple cambio de sillas. “Que no nos lleven al caos y a la parálisis. Espero que esta esquizofrenia política de los últimos años finalice cuando la gestión se estabilice”. Tras afirmar que no pueden existir “dos Badalonas”, la del paseo junto al mar y la de los barrios de montaña, Serrouck, que fue en las listas del PP en las últimas elecciones autonómicas como independiente, no dice si Albiol debería dimitir, pero admite: “Me ha sorprendido lo de los Papeles de Pandora. Él debe decidir cómo responder al cariño de los ciudadanos. Faltar a la verdad te pone entredicho como servidor público”.

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