“En el mundo en general faltan más ‘Traperos”
Patrícia Plaja ha pasado de dirigir durante más de una década la comunicación de los Mossos a ser la cara visible del Govern
Patrícia Plaja (Begur, 1981) es la cara visible del Govern cada martes. Ha pasado de los despachos y el anonimato de los Mossos a la primera línea mediática...
Pregunta. 40 años, madre de gemelos, y ahora portavoz del Gobierno catalán. ¿Puede conciliar?
Respuesta. Claro que puedo. ¡Pero! No tengo 40 años, no los he hecho aún. Los gemelos ya no son gemelitos, con lo cual, todo es mucho más fácil. Y portavoz del Gobierno… Vengo de ser la responsable de comunicación de los Mossos, 24/7, 365 días al año. Pocas cosas puede haber más complicadas.
P. ¿Es hora de que a ellos también les preguntemos por la conciliación?
R. Cada vez más hombres son conscientes de ello. Los que están a mi alrededor, le dan tanta importancia a la conciliación como al trabajo.
P. Ha construido su carrera en los Mossos, un mundo de hombres. ¿Cómo se consigue la autoridad de una comisaria más?
R. La broma de la comisaria, que he escuchado 350 veces… No se trata del rango o galones, se trata de que te respeten solamente por el trabajo que haces. Se construye trabajando muchísimo, escuchando, dudando, y una vez tomada la decisión, siendo consecuente. Más allá del ámbito profesional, también en la vida, quien no dude es extraterrestre.
P. Se diría que la policía duda poco…
R. La policía no es un mundo aparte del resto del mundo. También se duda. Pero se tienen que tomar decisiones que muchas veces no son fáciles.
P. Patrícia Plaja se hace famosa tras los atentados, el procés, premios... ¿Cómo lo lleva?
R. Patrícia Plaja no es famosa. Los famosos son conocidos por la calle y les piden autógrafos o ahora selfies. Ese no es mi caso. Me he hecho conocida dentro de la profesión, sobre todo, en el ámbito periodístico.
P. ¿Por qué la policía tiene tan mala prensa?
R. No creo que la policía tenga mala prensa. Pero sobre la policía todo el mundo tiene criterio u opinión, aunque no haya tenido ningún contacto más allá de que le hayan parado para hacerle un control de alcoholemia o para poner una denuncia porque le han robado la cartera. Es como el fútbol: se opina aunque nunca nos hayamos calzado unas botas o no hayamos visto más de cinco partidos enteros también opinamos. El derecho a la opinión es libre.
P. ¿Cómo ha vivido la peor etapa de la historia de los Mossos?
R. Ha sido duro, triste y una experiencia profesional y vital. Pero no miremos para atrás, ¿no? Miremos para adelante.
P. En el periodismo, la comunicación corporativa suele verse como el lado oscuro, el mal.
R. Yo soy periodista. Hace unos años, los periodistas que nos íbamos a trabajar en una empresa o en una institución, hablo por mí, lo hacíamos acomplejados. Habíamos entrado en la facultad con voluntad de acabar escribiendo editoriales, de ser fotoperiodistas o de dedicarnos a hacer crítica literaria. Dejar los medios para ir a trabajar al otro lado del periodismo era menos atractivo, menos interesante y, sobre todo, menos periodismo. No estoy de acuerdo. ¿Qué es periodismo? Periodismo es contar cosas que le interesan a la gente. Y eso es lo que yo llevo haciendo los últimos 15 años.
P. Y un día, decide dejar los Mossos y convertirse en portavoz de un gobierno. ¿Por qué?
R. En ningún caso es una cosa buscada, pensada o planificada. Pero también la vida profesional da muchas vueltas. Cuando me lo ofrecen, digo que lo que menos me encaja es tener que ser yo quien salga a explicar las cosas. Esto es lo que me hace dudar más si debo o no aceptar la propuesta.
P. ¿Se siente como en El ala oeste de la Casa Blanca?
R. Había una serie de televisión, que no vi nunca, pero el nombre me gustaba mucho, que era Raquel busca su sitio… Estos primeros días me siento un poco Patrícia busca su sitio, pero porque todo necesita de un bagaje y una experiencia. Estoy muy acostumbrada a la comunicación de emergencias que necesita una respuesta muy rápida, y ahora es una slow communication. Debo aprender esos tempos, más allá de que los periodistas necesitan periodismo de declaraciones, pero ese no es mi trabajo, ni lo que se pretende con mi figura.
P. ¿Qué es peor, el atril o tropecientos mil periodistas llamando por un crimen?
R. Nada es malo, forma parte del trabajo del periodismo. Pero no se puede comparar. El teléfono antes lo tenía en silencio y cuando podía, contestaba. En una hora y media te encontrabas 37 llamadas perdidas. Ahora mi teléfono se parece mucho más al de una persona normal.
P. Se define como una técnica, sin carné de partido. ¿Cuáles son sus líneas rojas?
R. La línea roja es que yo no voy a hacer partidismo, voy a contar el trabajo del Govern. No represento ni hablo en nombre de ningún partido. Hablo en nombre del Govern de Cataluña que representa a todos los ciudadanos.
P. No tiene Whatsapp. ¿El presidente Aragonès le envía SMS?
R. Utilizo Signal. No tengo Whatsapp y es importante destacar también que no tengo Telegram porque cuando cambié de trabajo, me precipité. El segundo día, cedí y me bajé Telegram. Al cabo de tres minutos tenía centenares de mensajes. Al final lo cerré. Este tema lo llevo fatal. Tengo, en el Signal del trabajo, 31 mensajes por responder y 102 SMS que son de gente que me felicitó por el cargo y que todavía no le he respondido. Y en el móvil personal, que sí tengo Whatsapp, pero lo tiene muy poquita gente porque es el número que mantengo desde el instituto, tengo 57 Whatsapp, que son todavía de gente felicitándome. Me hace ilusión que la gente se alegre, pero soy tan poco protocolaria que no he contestado el 90% de los mensajes. Y ahora me pasa que voy al pueblo [Begur], me encuentro a gente que pienso este me felicitó, no le he contestado y va a pensar… ¡Qué estirada!
P. ¿A la clase política le faltan más Traperos [en referencia al mayor de los Mossos]?
R. En el mundo en general faltan más Traperos.
“Mi actividad el sábado es ir al súper
Patrícia Plaja parece que siempre vaya con prisa. Sale de una reunión, llega a la entrevista, y una hora después debe encerrarse de nuevo en otro encuentro. “¿Va al supermercado?”, se le pregunta, sobre algo que requiere de tiempo, por poco que sea. “Últimamente, parece que los sábados mi actividad principal es ir al súper”. Lo hace, dice, por sus hijos. “Los días que estoy trabajando y sin la obligación de darles de comer o cenar, no paso por él”, se ríe. Sí le ha dado tiempo de ver algo del documental de Rocío Carrasco: “El primer episodio seguro, y vi la entrevista que ella hizo, que terminó tardísimo. Y he leído bastante en relación con este tema”. Y las vacaciones, ¿qué? “Me cuesta mucho planificar. Este año, de forma excepcional, había planificado un viaje con mis hijos a Formentera. Por temas obvios, tengo que anularlo”. ¿Se queda pues sin ellas? “No sé cuándo, ni cómo, pero sí tendré. Todo el mundo debe hacer vacaciones. Como mínimo, estaré en Begur”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.