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Los Mossos encaran 2018 con la voluntad de superar su peor año

Los sindicatos piden que se retome la negociación colectiva y que no se les utilice políticamente

Rebeca Carranco
El mayor Josep Lluís Trapero en el último acto oficial al que asistió.
El mayor Josep Lluís Trapero en el último acto oficial al que asistió. Carles Ribas

El año 2017 es el peor de la historia moderna de los Mossos, a criterio de los sindicatos policiales. Han sido intervenidos, investigados por el referéndum ilegalizado y tensionados al máximo con dos ataques terroristas. Su jefe, el mayor Josep Lluís Trapero, fue cesado y está imputado por sedición. Los sindicatos esperan que 2018 sirva para pasar página, piden que regrese la negociación colectiva y que no se les utilice de nuevo políticamente.

El año pasado estuvo marcado por dos hitos: los atentados terroristas del 17 de agosto y la celebración del referéndum ilegalizado del 1 de octubre. “Los agentes han soportado una presión muy grande. Se les ha exigido mucho sacrificio y se han entregado con creces”, explica David Miquel, portavoz del SPC. Coincide con Toni Castejón, del SME: “Lo único bueno de este año es la demostración y actitud del cuerpo, con una nota de 10 después de los atentados”.

Pero las mieles de la gestión del ataque duraron poco. El 1 de octubre supuso un momento crítico para la policía catalana. La presunta pasividad ante la orden de impedir la consulta, que investigan una docena de juzgados, hizo que jueces y fiscales les retirasen su confianza. “Este año nos ha puesto en la situación más difícil en la etapa moderna del cuerpo”, asegura Valentín Anadón, del sindicato mayoritario SAP-Fepol. “Nos hemos visto en situaciones que nadie quería, muy tensas”, admite el portavoz de USPAC, Josep Miquel Milagros.

Todos los sindicatos coinciden en que la policía catalana se ha visto en medio de una batalla política de alto voltaje. “Los Mossos están en una especie de fuego cruzado: hay una investigación interna para ver si se cumplieron las órdenes dadas [el 1-O], y a la vez el propio mayor está procesado por sedición. Se ha cumplido la peor de nuestras previsiones: se ha trasladado a la base un problema que debería ser político”, lamenta Anadón. “Nos han utilizado políticamente”, coincide la portavoz del CAT, María José Dávila.

En esa batalla política, el exconsejero del Interior, Joaquim Forn, que sigue en prisión preventiva, dio a entender que los Mossos garantizarían que se pudiese celebrar el referéndum, incluso cuando ya había la orden judicial de impedirlo. “Queremos que nadie nos use y que nadie intente hacer ver que la policía puede salirse del único camino que tiene, que son las leyes”, recrimina Castejón. La situación estalló el 28 de octubre, con la intervención de los Mossos y el cese de Trapero como jefe del cuerpo, bajo el argumento de su situación judicial, imputado por la Audiencia Nacional para aclarar si dejó a su suerte a los guardias civiles que el 20 de septiembre llevaron a cabo 40 registros en diversas sedes de la Generalitat por orden del juzgado de instrucción 13 de Barcelona. A pesar de la complicada situación en la que está, ERC prometió durante la campaña electoral que restituiría en el cargo a Trapero si ganaban.

“Eso es utilizar la figura del mayor de los Mossos para hacer política. En el momento procesal en el que se encuentra, es un poco absurdo hacer declaraciones de este tipo”, critica Anadón. “Sería una decisión difícil de entender. El principal problema que tiene Trapero sobre la mesa es la vía judicial y mientras eso no se resuelva, no sería lógico que regresase”, añade Castejón. “Sería un grandísimo error restituirlo porque está siendo investigado”, se suma Milagros. El SPC pide esperar, a ver qué suscitaría un posible regreso del mayor a su puesto, algo que Trapero, según fuentes de su entorno, no aceptará mientras esté imputado. El CAT destaca que cualquier otro agente en su situación ya se le habrían aplicado medidas disciplinarias (Trapero está relegado a tareas administrativas).

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En la práctica, los sindicatos indican que la intervención ha sido mínima. “Hacemos el mismo trabajo policial en la calle”, asegura Dávila. Anadón lo comparte, y pide que “no se mantenga ni un día más de lo indispensable”.

Pero, por encima de todo, los sindicatos piden que la mejora de las condiciones laborales de los Mossos sea una prioridad en 2018. “La jubilación anticipada sigue pendiente, la equiparación salarial, que hay que homogeneizar todo el sistema”, resume el responsable de SAP-Fepol. “Es una aberración que a los Mossos no se les haya abonado lo que falta por pagar de 2012 y 2013 y 2014. Queremos que se corrija de una vez”, se queja el SPC. “Deberíamos recuperar todo lo que se nos quitó: las pagas, el último tramo de equiparación con los Bomberos, pagar las noches dignamente…”, reclama USPAC.

Acceso a Europol y terrorismo

Confío en que en 2018 estaremos en Europol”, dice, positivo, Toni Castejón, del SME. Puigdemont arrancó al ministro Zoido en la Junta de Seguridad el compromiso de que lo estudiaría. Desde entonces, todo está parado. “Quizá si se restablece las relaciones con absoluta normalidad y vuelve la confianza de las personas que tiene acceso a los datos…”, apunta David Miquel, del SPC, que recuerda que Cataluña sigue en nivel 4 en una escala de 5 en alerta terrorista. “La amenaza yihadista es el reto criminal más importante que tendremos. Ha venido para quedarse, y eso nos obligará a replantar toda la política de seguridad. No solo Mossos, si no a nivel estatal”, añade Valentín Anadón, de SAP-Fepol, que pide más formación y colaboración entre cuerpos.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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